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Mejor personaje masculino
Fic: "Cullens"
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Fic: "Cullens"
En la vida hay personas que uno daría la vida por ellas, porque realmente las valen. Pareciera que tu vida es muy pequeña a comparación de lo que es esa persona para ti. Y dirías que vivirías para toda la eternidad con esa persona. ¿Y si tenés esa opción, que harías?
Creo que esa opción la tuvieron mis padres, y tomaron la correcta. Viven en la eternidad juntos después de un fatal accidente automovilístico en la ciudad de Buenos Aires, Argentina. Y por eso, mi hermana y yo, como somos menores (tenemos diecisiete años), tenemos que tener un tutor. La asistente social, llamada Carolina, buscó familiares cercanos, pero nosotras le aseguramos que nuestros abuelos murieron cuando nosotras éramos pequeñas y que la única familia que nos quedaba a nosotras éramos la una a la otra. Pero Carolina insistió en que en algún lado tenía que haber aunque sea un tío lejano. Le recordé que mi madre era hija única y que mi padre tenía un hermano, pero había muerto en la guerra de Irak en el año 2003. Así que quedamos nosotras solas. Pero esa tarde, en un nuevo viaje a Capital, Carolina nos tenía algo preparado. Había encontrado unos datos sobre un único pariente con nuestro apellido. Y con alguna conexión…o eso creía.
Luego de los saludos principales, mi curiosidad ganó.
-Entonces… ¿Cuál es el nombre? –pregunte ansiosa.
-Carlisle Cullen –respondió con una sonrisa Carolina.
-Tiene nuestro apellido –respondí y mire a mi hermana Nancy.
-No es común ese nombre. ¿En donde vive? –preguntó ella.
-Ese es el caso. Vivió en varios lados, pero no puedo ubicarlo. El ultimo paradero que encontré fue en… -agarró los papeles y leyó –Forks, Washington. Esto es al noroeste de Estados Unidos.
Mi hermana y yo nos quedamos heladas. ¿Estados Unidos? Estaría bromeando.
-¿Hablaste con él? ¿Conseguiste un número, dirección o algo? –atacó con preguntas mi hermana.
-Tengo el número del trabajo; es médico. Lo llame, pero no se encontraba. Voy a insistir mas tarde.
Esas fueron las palabras que intercambiamos. Luego mi hermana y yo decidimos que era hora de irnos a casa. Ya que estábamos solas, la casa quedaba en nuestras manos. En realidad, semi solas, ya que el ama de llaves, que era la mejor amiga de mi madre, decidió tomar la tutoría hasta que encontraran a un familiar. Nos despedimos y nos fuimos. En el viaje ninguna intercambio palabra con la otra. Pensábamos, creo yo, que hacer con alguien que nos tendría que cuidar en Norteamérica. ¿Vendría él o nosotros iríamos para allá? No preguntamos si era casado o no. Tampoco como lo conoció papá. Creo que tampoco lo queríamos saber. Estábamos preocupadas por nuestras vidas de ahora en adelante. Yo más por Nancy que por mí.
Científicamente, aunque seamos mellizas, yo soy la mayor ya que nací unos minutos antes que ella. Pero, lo más curioso, es que con ella el único parecido que tenemos es que nacimos el mismo día y el mismo año. Nada más. En el parecido físico y temperamental somos muy diferentes: ella se parece más a mi madre y tiene el carácter de mi padre y yo viceversa. Y creo que también tenemos igualdad en la música que nos gusta. A las dos nos gusta el rock punk, nos vestimos de negro y…nada más. Eso es todo. Es bastante divertido. Me gusta. Prefiero eso antes de las preguntas insulsas de: “¿Son hermanas mellizas?” y las dos somos dos gotas de agua. Siempre esta esa pregunta. No sabía como agradecer a Dios en ese caso. Evitar la estupidez de la gente.
Pasaron los días y Nancy y yo no teníamos noticias de este hombre. Tal vez Carolina se había equivocado y era un hombre que no tenía nada que ver con nosotras. Pero nos equivocamos.
A las dos semanas, mientras merendábamos con la música de Paramore de fondo, suena el teléfono. No se como, pero mi hermana lo oyó y atendió.
-¿Hola?
-¿Jaz?
-No, soy Nan –respondió media enfadada. ¿Tendríamos parecida la voz?
-Hola Nancy, tengo noticias –dijo la voz emocionada de Carolina del otro lado.
-¿Qué ocurrió? –indagó mi hermana mientras yo me acercaba y compartíamos el auricular.
-Me llamo Carlisle. Le comente sobre la situación y sobre ustedes. Aceptó la tutoría. Las espera en Forks.
Yo no se que cara puse, pero vi la de mi hermana. ¿Emoción, enfado, desilusión, esperanzas? Muchas emociones mezcladas me hacían marearme. Preferí agarrar el auricular por la cuenta ya que Nancy no respondía.
-¿Cuándo viajaríamos? –pregunté.
-Mañana mismo. Carlisle pidió pagarles el traslado. Las espera en el aeropuerto.
Hubo un silencio mortal en la casa. Todo parecía ir muy lento y muy rápido a la vez.
-O.K –respondí -¿a que hora sale el…avión? –pregunte no creyendo que por fin se cumpliría mi sueño de volar.
-A las ocho de la mañana. Voy a enviar un taxi para que las vaya a buscar cerca de las siete y cuarto. Estén preparadas.
-Esta bien –respondí. En ese momento parecía que Nan volvía a ser ella y reaccionó.
-Preguntale que va a pasar con la casa.
-Carolina, ¿y la casa?
-Esta en sucesión, así que hasta que ustedes no cumplan los veintiuno, la casa no la puede tocar nadie.
-Entiendo –tartamudeé.
-Muy bien. Nos vemos mañana –se despedía Carolina.
-Hasta mañana –saludamos a dúo y cortamos. Luego nos quedamos viendo la una a la otra.
-Nan…mañana viajamos a Estados Unidos…
Las dos no sabíamos como actuar. Si, íbamos a conocer el centro del mundo, por decirlo así, pero no habían pasado ni cinco años del fallecimiento de nuestros padres, y no sabíamos como actuar en esta situación. Nadie nos había enseñado a ser feliz en un ambiente de tristeza.
Me daba un poco de rabia irme. Dejaba toda una vida adolescente empezada en Capital Federal, más precisamente, Palermo y no podía dejarlo así no más. Tenía mis conocidos, mis amigos del colegio y mi banda. ¿Cómo dejarlos colgados? Pero bueno, creo que es una de esas decisiones de las que depende tu futuro. Decidí llamar a Ale, el guitarrista de mi banda y mi mejor amigo, y comentarle el asunto.
-¿Te vas? –fue lo que dijo mientras yo me apoyaba en la ventana de mi cuarto mirando hacia ningún lado.
-Si…
-Jaz…no se que decir –dijo mientras sentía que largaba un bufido -¿Los chicos…?
-No, todavía no lo saben –me anticipé.
Un silencio invadió el teléfono.
-Vamos a necesitar una nueva cantante –soltó. Nos reímos juntos. Luego me acorde y mire la hora.
-Tengo que cortar. Tengo que ir a comprar unas cosas antes que cierre el mercado –dije.
-Esta bien…-me dijo medio triste –Jaz…
-Si, Ale –esperé.
-Te vamos a extrañar…
Yo sonreí. Yo lo quería mucho. Y realmente lo iba a extrañar a él y a los demás.
-Yo también, Ale. Creelo que es así.
Nos despedimos y corte.
Me acosté en mi cama y pensaba en que haría mi madre. Ella querría lo mejor para nosotros. Finalmente, como hago con las cosas que no tienen oportunidad para mi razonamiento, se lo deje en las manos de Dios y me fui a comprar. Hoy era el día en que le tocaba a Nan envenenarme en la cena, así que le pedimos a Griselda, nuestra ama de llaves, que nos dejara ir de compras. Fuimos las dos al súper a comprar lo que necesitábamos para esa noche y para el viaje mañana. Generalmente, la gente cerca de casa conocía bien a mi madre y nos ayudaban con lo que podían, pero la asistente social nos ayudaba lo justo y necesario como para quejarnos. Juntamos todo lo que había anotado en la lista y fuimos a la caja. La mujer de la caja, que nos conoce desde que nacimos, siempre nos sacaba charla. Era una mujer que no pasaba de los cuarenta, morena, pelo oscuro atado en una cola de caballo y con una sonrisa de oreja a oreja. No se porque, pero era una de las pocas personas que apreciaba un poco. Y me caía bien, era simpática. Esa tarde era nuestra última tarde de charla.
-Hola, Jazmín, Nancy. ¿Cómo están? –empezó.
-Bien, gracias por preguntar –dije.
-¡Epa, que cantidad de cosas! ¿Están por irse a algún lado? –preguntó mientras mostraba sus blancos dientes.
-Si, en realidad si –respondió Nan mientras guardaba las cosas en una bolsa de nylon.
-¿Adonde? Si se puede saber… -se atajo mientras pasaba las gaseosas individuales y los maníes que compre para el viaje.
-Encontraron un pariente nuestro en Estados Unidos –le comente –va a ser nuestro tutor.
-¿En serio? –preguntó. Moví afirmativamente la cabeza.
No se porque, pero calló. Solo quedó con mirada sorprendida. Yo guarde toda la mercadería en las bolsas de nylon. Intente pagar, pero la cajera no quiso.
-Un regalo de despedida –fue su explicación.
Agradecimos y nos despedimos.
-Chau –dijimos a dúo.
-Chau, chicas… -parecía que le iba a salir unas lagrimas –suerte.
-Gracias –dijimos con una sonrisa y nos fuimos.
Llegamos rápido a casa. Eran cerca de las siete y media cuando entramos por la puerta trasera de mi casa, dejamos las cosas en la mesada de la cocina y yo tenía el plan de irme a caminar por el rosedal. Pero algo me detuvo. Cuando entramos las dos al comedor, un grito de “¡Sorpresa!” en varios tonos de voces nos sorprendió. Tal vez parecía perdida, porque una persona salio entre todos nuestros amigos y me vino a decir que me quería. Cuando estaba terminando la frase, lo reconocí. Era Ale. Y todas las demás personas eran amigos míos y de mi hermana.
-Tuve poco tiempo, pero le avise a todos –me decía mientras sonreía. Yo estaba muy emocionada. Lo abrace y vinieron los demás de la banda, Mati y Gabriel, a abrazarnos. De reojo mire a mi hermana. Sus amigas la abrazaban y saltaban al coro de “Nan no se va, y Nan no se va”. Salude a la mayoría de mis amigos y amigas, a las amigas de mi hermana y a varios adultos que estaban ahí, que eran unos padres de mis amigas. En medio de la multitud, veo que entra al comedor una persona que era muy especial para mí. Cuando la vi, me emocione y no podía dejar que mis lagrimas se quedaran en mis ojos. Era Amalia, nuestra mejor amiga y que no la veíamos hace cuatro años ya que se había mudado a Francia. Era nuestra vecina y compañera de travesuras en los cuales nos metíamos muy seguido. Nan no se había dado cuenta que ella había llegado. Corrí hacia su lado y le dije al oído que mirara hacia la parte de los adultos, donde Amy estaba situada buscándonos con la vista. En ese momento, gritamos su nombre.
-¡¡¡Amy!!!
Ella nos vio y una sonrisa iluminó su rostro
Un grito muy agudo, nuestras piernas corrieron a su dirección y nuestros brazos se encontraron. Nos abrazamos y las lágrimas fluían libremente. Cuando nos deshicimos del abrazo, nos mirábamos sonriendo.
-No puedo creerlo… -fue lo único que pudo salir de mi boca.
-¿No estabas en Francia? –le preguntó Nan.
-Era así, hasta hace unas semanas atrás me llamó Ale y me dijo lo de tus padres. En ese momento no podía venir, tenía unos parciales en el conservatorio. Pero la semana pasada pude terminar este semestre y decidí venirme. Cuando ayer llegué, quería darles una sorpresa, pero antes fui a ver a Ale. Me contó todo –dijo mientras la seriedad se hacia presente –lo siento tanto –dijo y nos abrazo nuevamente.
-Lo sabemos -le dijo Nan mientras también la abrazaba.
Yo no dije nada. Hace mucho que no hablábamos de lo que le había pasado a mis padres y tampoco quería. Prefería evitarlo. Odio mostrar mis emociones que me hacen débil. Pero eso no me impidió abrazarla. Amalia era como nuestra hermana, nos conocíamos de muy chicas y lo que nos unía era muy fuerte.
-Y hoy me llamo y me dijo de hacerles esta fiesta sorpresa. Me las arregle y vine. No podía dejarlas colgadas nuevamente.
-La verdad, que nos alegra tenerte mucho acá- sonreí.
La fiesta siguió su curso. Había pizza, empanadas, snack y otras cosas que los chicos compraron. Durante la noche, nos pidieron que nuestra banda tocara. Con mucho gusto, y con un poco de vergüenza de mi parte, armamos el escenario y practicamos algunos temas por arriba. Hace poco que empezábamos, y lo que hacíamos eran covers de Paramore, Tokio Hotel, Green Day, Red Hot Chili Pepers, Avril Lavigne y algunos más. Esa noche tocamos, y cantamos, That´s What You Get, Holiday, Moonsoon, Crush!Crush!Crush!, Runaway y otros mas. El ultimo tema, lo elegí yo.
-El siguiente tema –anuncie por micrófono –es un tema de Avril Lavigne llamado “Keep Holding On”, “Sigue aguantando” –traduci- y quiero dedicárselo a todos ustedes. Quiero que sepan que mi hermana y yo estamos muy agradecidas por todo su cariño y afecto que nos muestran todos los días. Y queríamos decirles que, aunque estemos lejos, ustedes siempre van a estar en nuestros corazones. Y este tema dice que pase lo que pase, siempre aguanta, mantente fuerte, porque de cualquier modo yo voy a estar allí contigo. Espero que les guste.
Lo tocamos muy emocionados, mi hermana y yo especialmente, y finalizamos la fiesta temprano, ya que al otro día el taxi iba a estar esperando temprano. Nos dolía en el alma que Amalia se vaya, pero ella también se tenía que ir mañana de nuevo a Paris, ya que empezaba el segundo semestre. A la noche, cuando nos estábamos por acostar, empezamos a hablar con mi hermana.
-La pasamos bien, ¿no? –me preguntó mientras se acostaba.
-Si –le respondí yo mientras me ponía una remera negra para dormir –fue todo muy emotivo, especialmente que haya venido Amy –recordé.
-Es cierto –dijo ella sonriendo –y con respecto a mañana…¿Cómo te sentís?
-Bastante nerviosa –confesé -¿tú?
-Yo también –suspiró –pero no hay que temerle a nada. Si total, son humanos igual que nosotros.
Dicho eso, apague la luz del cuarto y nos dormimos.
Creo que esa opción la tuvieron mis padres, y tomaron la correcta. Viven en la eternidad juntos después de un fatal accidente automovilístico en la ciudad de Buenos Aires, Argentina. Y por eso, mi hermana y yo, como somos menores (tenemos diecisiete años), tenemos que tener un tutor. La asistente social, llamada Carolina, buscó familiares cercanos, pero nosotras le aseguramos que nuestros abuelos murieron cuando nosotras éramos pequeñas y que la única familia que nos quedaba a nosotras éramos la una a la otra. Pero Carolina insistió en que en algún lado tenía que haber aunque sea un tío lejano. Le recordé que mi madre era hija única y que mi padre tenía un hermano, pero había muerto en la guerra de Irak en el año 2003. Así que quedamos nosotras solas. Pero esa tarde, en un nuevo viaje a Capital, Carolina nos tenía algo preparado. Había encontrado unos datos sobre un único pariente con nuestro apellido. Y con alguna conexión…o eso creía.
Luego de los saludos principales, mi curiosidad ganó.
-Entonces… ¿Cuál es el nombre? –pregunte ansiosa.
-Carlisle Cullen –respondió con una sonrisa Carolina.
-Tiene nuestro apellido –respondí y mire a mi hermana Nancy.
-No es común ese nombre. ¿En donde vive? –preguntó ella.
-Ese es el caso. Vivió en varios lados, pero no puedo ubicarlo. El ultimo paradero que encontré fue en… -agarró los papeles y leyó –Forks, Washington. Esto es al noroeste de Estados Unidos.
Mi hermana y yo nos quedamos heladas. ¿Estados Unidos? Estaría bromeando.
-¿Hablaste con él? ¿Conseguiste un número, dirección o algo? –atacó con preguntas mi hermana.
-Tengo el número del trabajo; es médico. Lo llame, pero no se encontraba. Voy a insistir mas tarde.
Esas fueron las palabras que intercambiamos. Luego mi hermana y yo decidimos que era hora de irnos a casa. Ya que estábamos solas, la casa quedaba en nuestras manos. En realidad, semi solas, ya que el ama de llaves, que era la mejor amiga de mi madre, decidió tomar la tutoría hasta que encontraran a un familiar. Nos despedimos y nos fuimos. En el viaje ninguna intercambio palabra con la otra. Pensábamos, creo yo, que hacer con alguien que nos tendría que cuidar en Norteamérica. ¿Vendría él o nosotros iríamos para allá? No preguntamos si era casado o no. Tampoco como lo conoció papá. Creo que tampoco lo queríamos saber. Estábamos preocupadas por nuestras vidas de ahora en adelante. Yo más por Nancy que por mí.
Científicamente, aunque seamos mellizas, yo soy la mayor ya que nací unos minutos antes que ella. Pero, lo más curioso, es que con ella el único parecido que tenemos es que nacimos el mismo día y el mismo año. Nada más. En el parecido físico y temperamental somos muy diferentes: ella se parece más a mi madre y tiene el carácter de mi padre y yo viceversa. Y creo que también tenemos igualdad en la música que nos gusta. A las dos nos gusta el rock punk, nos vestimos de negro y…nada más. Eso es todo. Es bastante divertido. Me gusta. Prefiero eso antes de las preguntas insulsas de: “¿Son hermanas mellizas?” y las dos somos dos gotas de agua. Siempre esta esa pregunta. No sabía como agradecer a Dios en ese caso. Evitar la estupidez de la gente.
Pasaron los días y Nancy y yo no teníamos noticias de este hombre. Tal vez Carolina se había equivocado y era un hombre que no tenía nada que ver con nosotras. Pero nos equivocamos.
A las dos semanas, mientras merendábamos con la música de Paramore de fondo, suena el teléfono. No se como, pero mi hermana lo oyó y atendió.
-¿Hola?
-¿Jaz?
-No, soy Nan –respondió media enfadada. ¿Tendríamos parecida la voz?
-Hola Nancy, tengo noticias –dijo la voz emocionada de Carolina del otro lado.
-¿Qué ocurrió? –indagó mi hermana mientras yo me acercaba y compartíamos el auricular.
-Me llamo Carlisle. Le comente sobre la situación y sobre ustedes. Aceptó la tutoría. Las espera en Forks.
Yo no se que cara puse, pero vi la de mi hermana. ¿Emoción, enfado, desilusión, esperanzas? Muchas emociones mezcladas me hacían marearme. Preferí agarrar el auricular por la cuenta ya que Nancy no respondía.
-¿Cuándo viajaríamos? –pregunté.
-Mañana mismo. Carlisle pidió pagarles el traslado. Las espera en el aeropuerto.
Hubo un silencio mortal en la casa. Todo parecía ir muy lento y muy rápido a la vez.
-O.K –respondí -¿a que hora sale el…avión? –pregunte no creyendo que por fin se cumpliría mi sueño de volar.
-A las ocho de la mañana. Voy a enviar un taxi para que las vaya a buscar cerca de las siete y cuarto. Estén preparadas.
-Esta bien –respondí. En ese momento parecía que Nan volvía a ser ella y reaccionó.
-Preguntale que va a pasar con la casa.
-Carolina, ¿y la casa?
-Esta en sucesión, así que hasta que ustedes no cumplan los veintiuno, la casa no la puede tocar nadie.
-Entiendo –tartamudeé.
-Muy bien. Nos vemos mañana –se despedía Carolina.
-Hasta mañana –saludamos a dúo y cortamos. Luego nos quedamos viendo la una a la otra.
-Nan…mañana viajamos a Estados Unidos…
Las dos no sabíamos como actuar. Si, íbamos a conocer el centro del mundo, por decirlo así, pero no habían pasado ni cinco años del fallecimiento de nuestros padres, y no sabíamos como actuar en esta situación. Nadie nos había enseñado a ser feliz en un ambiente de tristeza.
Me daba un poco de rabia irme. Dejaba toda una vida adolescente empezada en Capital Federal, más precisamente, Palermo y no podía dejarlo así no más. Tenía mis conocidos, mis amigos del colegio y mi banda. ¿Cómo dejarlos colgados? Pero bueno, creo que es una de esas decisiones de las que depende tu futuro. Decidí llamar a Ale, el guitarrista de mi banda y mi mejor amigo, y comentarle el asunto.
-¿Te vas? –fue lo que dijo mientras yo me apoyaba en la ventana de mi cuarto mirando hacia ningún lado.
-Si…
-Jaz…no se que decir –dijo mientras sentía que largaba un bufido -¿Los chicos…?
-No, todavía no lo saben –me anticipé.
Un silencio invadió el teléfono.
-Vamos a necesitar una nueva cantante –soltó. Nos reímos juntos. Luego me acorde y mire la hora.
-Tengo que cortar. Tengo que ir a comprar unas cosas antes que cierre el mercado –dije.
-Esta bien…-me dijo medio triste –Jaz…
-Si, Ale –esperé.
-Te vamos a extrañar…
Yo sonreí. Yo lo quería mucho. Y realmente lo iba a extrañar a él y a los demás.
-Yo también, Ale. Creelo que es así.
Nos despedimos y corte.
Me acosté en mi cama y pensaba en que haría mi madre. Ella querría lo mejor para nosotros. Finalmente, como hago con las cosas que no tienen oportunidad para mi razonamiento, se lo deje en las manos de Dios y me fui a comprar. Hoy era el día en que le tocaba a Nan envenenarme en la cena, así que le pedimos a Griselda, nuestra ama de llaves, que nos dejara ir de compras. Fuimos las dos al súper a comprar lo que necesitábamos para esa noche y para el viaje mañana. Generalmente, la gente cerca de casa conocía bien a mi madre y nos ayudaban con lo que podían, pero la asistente social nos ayudaba lo justo y necesario como para quejarnos. Juntamos todo lo que había anotado en la lista y fuimos a la caja. La mujer de la caja, que nos conoce desde que nacimos, siempre nos sacaba charla. Era una mujer que no pasaba de los cuarenta, morena, pelo oscuro atado en una cola de caballo y con una sonrisa de oreja a oreja. No se porque, pero era una de las pocas personas que apreciaba un poco. Y me caía bien, era simpática. Esa tarde era nuestra última tarde de charla.
-Hola, Jazmín, Nancy. ¿Cómo están? –empezó.
-Bien, gracias por preguntar –dije.
-¡Epa, que cantidad de cosas! ¿Están por irse a algún lado? –preguntó mientras mostraba sus blancos dientes.
-Si, en realidad si –respondió Nan mientras guardaba las cosas en una bolsa de nylon.
-¿Adonde? Si se puede saber… -se atajo mientras pasaba las gaseosas individuales y los maníes que compre para el viaje.
-Encontraron un pariente nuestro en Estados Unidos –le comente –va a ser nuestro tutor.
-¿En serio? –preguntó. Moví afirmativamente la cabeza.
No se porque, pero calló. Solo quedó con mirada sorprendida. Yo guarde toda la mercadería en las bolsas de nylon. Intente pagar, pero la cajera no quiso.
-Un regalo de despedida –fue su explicación.
Agradecimos y nos despedimos.
-Chau –dijimos a dúo.
-Chau, chicas… -parecía que le iba a salir unas lagrimas –suerte.
-Gracias –dijimos con una sonrisa y nos fuimos.
Llegamos rápido a casa. Eran cerca de las siete y media cuando entramos por la puerta trasera de mi casa, dejamos las cosas en la mesada de la cocina y yo tenía el plan de irme a caminar por el rosedal. Pero algo me detuvo. Cuando entramos las dos al comedor, un grito de “¡Sorpresa!” en varios tonos de voces nos sorprendió. Tal vez parecía perdida, porque una persona salio entre todos nuestros amigos y me vino a decir que me quería. Cuando estaba terminando la frase, lo reconocí. Era Ale. Y todas las demás personas eran amigos míos y de mi hermana.
-Tuve poco tiempo, pero le avise a todos –me decía mientras sonreía. Yo estaba muy emocionada. Lo abrace y vinieron los demás de la banda, Mati y Gabriel, a abrazarnos. De reojo mire a mi hermana. Sus amigas la abrazaban y saltaban al coro de “Nan no se va, y Nan no se va”. Salude a la mayoría de mis amigos y amigas, a las amigas de mi hermana y a varios adultos que estaban ahí, que eran unos padres de mis amigas. En medio de la multitud, veo que entra al comedor una persona que era muy especial para mí. Cuando la vi, me emocione y no podía dejar que mis lagrimas se quedaran en mis ojos. Era Amalia, nuestra mejor amiga y que no la veíamos hace cuatro años ya que se había mudado a Francia. Era nuestra vecina y compañera de travesuras en los cuales nos metíamos muy seguido. Nan no se había dado cuenta que ella había llegado. Corrí hacia su lado y le dije al oído que mirara hacia la parte de los adultos, donde Amy estaba situada buscándonos con la vista. En ese momento, gritamos su nombre.
-¡¡¡Amy!!!
Ella nos vio y una sonrisa iluminó su rostro
Un grito muy agudo, nuestras piernas corrieron a su dirección y nuestros brazos se encontraron. Nos abrazamos y las lágrimas fluían libremente. Cuando nos deshicimos del abrazo, nos mirábamos sonriendo.
-No puedo creerlo… -fue lo único que pudo salir de mi boca.
-¿No estabas en Francia? –le preguntó Nan.
-Era así, hasta hace unas semanas atrás me llamó Ale y me dijo lo de tus padres. En ese momento no podía venir, tenía unos parciales en el conservatorio. Pero la semana pasada pude terminar este semestre y decidí venirme. Cuando ayer llegué, quería darles una sorpresa, pero antes fui a ver a Ale. Me contó todo –dijo mientras la seriedad se hacia presente –lo siento tanto –dijo y nos abrazo nuevamente.
-Lo sabemos -le dijo Nan mientras también la abrazaba.
Yo no dije nada. Hace mucho que no hablábamos de lo que le había pasado a mis padres y tampoco quería. Prefería evitarlo. Odio mostrar mis emociones que me hacen débil. Pero eso no me impidió abrazarla. Amalia era como nuestra hermana, nos conocíamos de muy chicas y lo que nos unía era muy fuerte.
-Y hoy me llamo y me dijo de hacerles esta fiesta sorpresa. Me las arregle y vine. No podía dejarlas colgadas nuevamente.
-La verdad, que nos alegra tenerte mucho acá- sonreí.
La fiesta siguió su curso. Había pizza, empanadas, snack y otras cosas que los chicos compraron. Durante la noche, nos pidieron que nuestra banda tocara. Con mucho gusto, y con un poco de vergüenza de mi parte, armamos el escenario y practicamos algunos temas por arriba. Hace poco que empezábamos, y lo que hacíamos eran covers de Paramore, Tokio Hotel, Green Day, Red Hot Chili Pepers, Avril Lavigne y algunos más. Esa noche tocamos, y cantamos, That´s What You Get, Holiday, Moonsoon, Crush!Crush!Crush!, Runaway y otros mas. El ultimo tema, lo elegí yo.
-El siguiente tema –anuncie por micrófono –es un tema de Avril Lavigne llamado “Keep Holding On”, “Sigue aguantando” –traduci- y quiero dedicárselo a todos ustedes. Quiero que sepan que mi hermana y yo estamos muy agradecidas por todo su cariño y afecto que nos muestran todos los días. Y queríamos decirles que, aunque estemos lejos, ustedes siempre van a estar en nuestros corazones. Y este tema dice que pase lo que pase, siempre aguanta, mantente fuerte, porque de cualquier modo yo voy a estar allí contigo. Espero que les guste.
Lo tocamos muy emocionados, mi hermana y yo especialmente, y finalizamos la fiesta temprano, ya que al otro día el taxi iba a estar esperando temprano. Nos dolía en el alma que Amalia se vaya, pero ella también se tenía que ir mañana de nuevo a Paris, ya que empezaba el segundo semestre. A la noche, cuando nos estábamos por acostar, empezamos a hablar con mi hermana.
-La pasamos bien, ¿no? –me preguntó mientras se acostaba.
-Si –le respondí yo mientras me ponía una remera negra para dormir –fue todo muy emotivo, especialmente que haya venido Amy –recordé.
-Es cierto –dijo ella sonriendo –y con respecto a mañana…¿Cómo te sentís?
-Bastante nerviosa –confesé -¿tú?
-Yo también –suspiró –pero no hay que temerle a nada. Si total, son humanos igual que nosotros.
Dicho eso, apague la luz del cuarto y nos dormimos.
Invitado- Invitado
Re: Fic: "Cullens"
1. País nuevo, familia nueva, ¿vida nueva?
Al otro día, nos levantamos a las seis, desayunamos, guardamos las últimas cosas y el taxista, muy puntual, a las siete y cuarto nos esperaba en la puerta. Antes de salir, Griselda nos abrazó, nos llenó de recomendaciones, nos aseguró que iba a cuidar la casa y que nos iba a extrañar. Guardamos los bolsos en el baúl y entramos en el taxi. Y antes de partir, di el último vistazo a nuestra vieja casa. El taxi se puso en marcha y dije adiós a mi barrio.
Al llegar a Ezeiza nos esperaba Carolina muy bien vestida. Nos saludo y preguntó como nos sentíamos.
-Nerviosas –soltamos a dúo.
-Tranquilas, va a salir todo bien –nos animó –recién me llamó Carlisle. Las espera en el aeropuerto de Port Angeles. Ustedes van a tomar un vuelo hasta Seattle y de ahí otro vuelo a Port Angeles. El va a ir con la esposa y con algunos de sus hijos adoptados.
-Entonces no es la primera vez que tiene una tutoría –dije yo.
-Podría decirse. La esposa no puede tener hijos, así que adoptaron.
-Ah.
Nos interrumpió el altavoz diciendo que el vuelo a Seattle tenía que ser abordado por la puerta cinco. Nos despedimos, registramos los bolsos y abordamos.
Los vuelos fueron tranquilos. Era hermoso volar. A mi hermana le tocó en la ventanilla, pero no me importó ya que Carlisle nos había mandado boletos para primera clase. No podíamos creerlo cuando nos dimos cuenta. La atención fue realmente asombrosa. Nos ofrecían gaseosas, pochoclos, frazadas, almohadas y montón de cosas más. Finalmente, llegamos a Seattle. En ese momento agradecí a Dios que mi padre nos mandara a un colegio bilingüe toda nuestra vida, así que el ingles lo teníamos bastante bien. Preguntamos donde se abordaba para ir a Port Angeles.
-Puerta 3 –nos dijo la amable recepcionista –pero apurensen que ya esta por salir.
Fuimos corriendo, registramos nuevamente los bolsos y subimos. De nuevo, primera clase. Me estaba empezando agradar este Carlisle. El vuelo no duro más de una hora, así que la película que nos pusieron, “Entrevista con el vampiro” la vi por la mitad. Cuando anunciaron la llegada, nos miramos con mi hermana. Finalmente habíamos llegado a destino. De solo pensar que Carlisle nos estaba esperando afuera, nos hizo sentir un escalofrío por toda la espalda. Antes de salir al aeropuerto, cuando íbamos por el pasillo, Nan me tomó del brazo.
-¿Qué pasa Nan? ¿Te sentís bien?
-Jaz, estoy muy nerviosa –confesó.
-Quedate tranquila –sonreí y la abrasé –siempre voy a estar contigo hermanita.
La solté, la tome de la mano y fuimos hacia el encuentro. El final del túnel. Salimos y había bastantes personas, pero ningún Cullen que yo conociera. Veíamos a las personas, pero nadie nos veía con atención, como para reconocernos. Salimos completamente del gentío y caminamos un rato más, hasta que cerca de la cafetería del aeropuerto de Port Angeles vimos un cartel con nuestro apellido sostenido por un joven. Estaba acompañado por una pareja y otro joven, tal vez, un poco más joven que él y estaban parados al lado de la oferta del jugo de frutas de tres sabores. Eran bastantes llamatiti. El hombre no pasaba de los treinta años, su rostro totalmente pálido, alto, delgado, con unas sombras oscuras en sus ojos y una sonrisa de oreja a oreja…pero era otra cosa la que me llamaba la atención. Y no sabía que era. Su esposa era un poco mas baja que él, pelo castaño, delgada, pálida, igual de contenta que su marido y con el mismo encanto. Había dos varones acompañándolos. Si no supiera que eran adoptados, nunca lo hubiera adivinado. Eran muy parecidos al padre. Uno era alto, corpulento, pelo oscuro y rizado, demasiado fornido, la misma sombra de los ojos del padre, sus brazos resaltaban en la remera manga corta que llevaba, pálido igual a sus padres y con una sonrisa menos llamativa; el tenía el cartel. Tenía el mismo no se que no puedo lograr explicar. Luego mire a su hermano. Y no pude seguir viendo a nadie más. Su hermosura me dejó petrificada. Era alto, musculoso pero menos que su hermano, su rostro pálido, su cabello cobrizo y desordenado me llamaba aun más, pero lo mire a los ojos. Eran de color dorados, brillantes, con la sombra oscura en sus parpados y su mirada mostraban un poco de confusión. Me miraba algo extrañado, como contrariado. Luego, cambie la dirección de la mirada y mire a mi hermana.
-Allí están –le dije.
Ella me miró, suspiró y caminó conmigo.
-¿Carlisle Cullen? –pregunté.
-Así es, mucho gusto –me dijo muy sonriente y me dio la mano -¿Tu eres Nancy o Jazmín?
-Soy Jaz. Ella es mi hermana Nancy.
-Nan –me corrigió mi hermana.
-Mucho gusto –dijo -Ella es Esme mi esposa –presentó.
-Mucho gusto –dijimos a dúo con Nancy.
-Igualmente –respondió la mujer igual de contenta que su esposo.
-Él es EMMETT –señaló al de pelo rizado.
-Hola –saludó y me dio la mano y luego a Nancy muy sonriente.
-Y él es Edward –señaló al de pelo cobrizo.
-Hola –saludo Nancy como si nada. Yo lo mire nuevamente. El hizo una sonrisa que me hizo sonrojar.
-Mucho gusto –dijo todavía con la sonrisa en sus labios. Su voz era dulce, aterciopelada.
-Igualmente –logré decir.
-Seguro que están muy cansadas por el viaje –dijo Esme –ahora la llevamos a casa así descansan.
-Esta bien –respondimos.
Salimos del aeropuerto y nos dirigimos al estacionamiento. El día estaba sumamente sumergido en nubes grises y había humedad en el aire. EMMETT junto con Edward llevaban nuestro equipaje.
-¿Cómo fue su viaje? –preguntó Carlisle.
-Bien –respondí –gracias por los boletos.
-Por favor, no agradezcan. Al fin y al cabo son mis sobrinas.
“Con que somos las sobrinas finalmente” me dije a mis adentros. Yo todavía no encontraba como ese hombre era mi tío. Tal vez, como algo simpático, sería mi tío. Así como los nenes, a eso de los tres años, cuando conocen a los amigos de los padres y los llaman tíos. Me parecía bien.
-Muy bien –dijo Carlisle, sacó las llaves y sacó la alarma de su auto. Lo que mi hermana y yo nos sorprendíamos porque era un Mercedes Benz negro. Al lado había un Volvo plateado. Los dos jóvenes subieron al Volvo y nosotras subimos con Carlisle y Esme en el Mercedes. Durante el viaje se hicieron preguntas muy comunes, como cuantos años tienen, cuando los cumplen y esas cosas. Se pusieron muy felices en que el mes entrante sería nuestro cumpleaños numero dieciocho.
-Alice se va a emocionar mucho –dijo Esme sonriendo.
-¿Alice? –preguntó Nancy.
-Es mi hija. Y les encanta las fiestas. En casa quedaron otros más. Alice, Rosalie, Jasper, Bella y la mas pequeña de la familia, Nessie.
-Ah –dije.
El viaje fue bastante rápido. En cuarenta minutos estuvimos en la casa. Quedaba en el medio del bosque, totalmente alejada del pueblo. Era enorme, hermosa. Las paredes que daban al bosque que la rodeaba eran de vidrio, lo que se podría ver el interior de la casa. Al lado de la gran casa estaba el garaje donde lentamente entramos. Yo no podía creer lo que estaba viendo. Un BMW M3 rojo descapotable, un Jeep Wrangler color claro, Porsche 911 Turbo y un Mercedes Benz Guardián. Nan estaba con la boca abierta. Acerqué la mano a su mandíbula y se la cerré.
-Bien. Llegamos –dijo Esme y salió.
A los dos segundos, me abren la puerta. Me sobresalte.
-Disculpame si te asuste –dijo la voz aterciopelada de Edward.
-No…esta bien –dije avergonzada. Creo que me sonrojé. Edward sonrió. Del otro lado estaba EMMETT abriéndole la puerta a Nancy.
Cuando salimos, fuimos en dirección al baúl a buscar nuestros bolsos, pero Carlisle nos detuvo.
-EMMETT, ¿podes llevarles los bolsos?
-Seguro –dijo el grandote. Abrió el baúl, tomo nuestros bolsos y los levanto como si nada. Me sorprendió.
-Síganme adentro, por favor.
Entramos a la gran casa. En el siguiente cuarto había un sillón, al lado un gran piano de cola negro y unas rosas rojas.
-¿Quién toca el piano? –pregunté generalmente.
-Emm…Yo –respondió Edward sonriendo.
-Ah…interesante -dije. Prefería no mirarlo mucho, sino iba a ser muy obvio que me llamaba la atención.
Seguimos caminando y llegamos a la sala. Estaba el televisor rodeado por sofás blancos, mas cerca de nosotros había una mesa con algunas sillas y con un jarrón encima con rosas rojas, había otros muebles que no pude lograr ver, ya que veía a la gente que estaba parada esperándonos. Había una chica rubia, pálida, alta, ojos dorados, pelo largo hasta la cintura y era muy hermosa, al lado de ella estaba una chica no muy alta, pelo oscuro y corto, las puntas del cabello no tenían dirección, pálida, ojos dorados y muy linda también. Me hacía acordar a un duendecito. Luego, a su lado estaba un joven rubio, con rizos, pelo corto, no muy alto, no era muy musculoso como los demás, pero en su cara se dibujaba rudeza y violencia, ojos dorados también y tenía los ojos rodeados por una sombra oscura. Al otro lado de la sala se encontraba una joven castaña, ojos negros, pálida como los demás, delgada, pelo largo y ondulado y muy hermosa. A su lado estaba una chica de unos catorce, tal vez quince años, pelo castaño con ondulaciones en las puntas, ojos marrones, y tenía una media sonrisa que se asomaba por sus labios; su piel era también pálida y la hermosura de sus padres. Esa sonrisa me hacia acordar a alguien, pero no sabía a quien. EMMETT, Edward, Esme y Carlisle se reunieron con ellos, los saludaron y Carlisle presentó.
-Jaz, Nan, ellos son Alice –señaló a la pequeña duendecito –Jasper –al chico rubio que parecía enfermo –Rosalie –la rubia exuberante –Bella y Nessie –dijo finalmente y señaló a la joven castaña y a la adolescente –son mi familia. Así como lo son ustedes ahora.
-Mucho gusto –dijimos, luego seguí yo sola –Un gusto en conocerlos. Yo soy Jaz y ella es mi hermana melliza Nan.
-Wow, no se parecen –soltó EMMETT.
-Y…es larga la historia –sonreí. Ellos también rieron, menos la rubia. parecía la más antipática. No le preste atención.
Cuando estuvieron todos juntos me di cuenta lo que tenían en común. De la forma que se te ocurra verlos, todos ellos eran hermosos. Las facciones eran perfectas, la manera de pararse, todo hacían verlos bien. Se veía muy obvio que nosotras no éramos familiares directos. Lo que me di cuenta, como EMMETT estaba al lado de Rosalie, Alice al lado de Jasper y Carlisle al lado de Esme, así Edward se acercó a Bella, la tomó de la cintura y la besó en la frente. Me perturbo bastante. Alice, la joven de pelo corto se nos acercó e interrumpió mis pensamientos.
-¡Hola chicas, bienvenidas! –nos saludo y nos abrazó con una sonrisa perfecta.
-Hola –dijimos nosotras y devolvimos el abrazo con cierto desconcierto.
-Alice, ¿las podes acompañar a sus habitaciones? –pidió Carlisle.
-¡Con mucho gusto! –dijo la chica y nos tomo de las manos –vamos, síganme.
-Rosalie, ¿puedes acompañarme a la cocina, por favor? –tartamudeó por lo bajo Bella.
-Si…-soltó cortante la rubia y las dos salieron por la puerta principal.
Nosotras junto con Alice subimos una larga escalera que nos llevaba al piso de arriba. En la mitad de la escalera vimos un cuadro de colores pero hecho, con lo que parecía, gorros de graduación.
-¿Y esto…? –preguntó Nancy.
-Es un cuadro que nos hizo un amigo de la familia –dijo.
Las dos nos miramos. Preferimos no hacer preguntas y seguimos subiendo. Llegamos a un pasillo que parecía donde quedaban la mayoría de cuartos. Mientras lo caminábamos, Alice nos hacía las mismas preguntas que nos hicieron Carlisle y Esme en el auto. Y Esme tenía razón. Alice ya estaba organizando la gran fiesta de las mellizas. Nosotras intentamos pararla para decirle que recién llegábamos y que no conocíamos a nadie. Ella solo se limitó a sonreír y nos señaló una habitación.
-Aquí van a quedarse.
Nos quedamos mudas. Esa habitación era el doble de tamaño de la que teníamos en Argentina. Los ventanales que daban directamente al bosque estaban cubiertas por unas cortinas color blanco resplandeciente, el piso era de madera bien lustrado, cerca del ventanal del fondo estaban las dos camas separadas por un pequeño pasillo y había un peluche enorme en cada cama, tenían frazadas del mismo blanco de las cortinas, entre medio de las camas y contra el gran ventanal había una pequeña mesa de luz que tenía un velador, libros de distintos autores y más; contra el ventanal izquierdo había un gran diván que la cabeza daba para la televisión que estaba colgada de la pared, en la pared, en la parte derecha había un gran modular que cubría la mayoría de la pared también blanco que en el medio tenía un hueco en donde estaba un gran equipo musical con unos parlantes enormes y arriba había un montón de cd´s. La verdad no podíamos creer lo que nuestros ojos estaban viendo. Era excelente.
-Pensamos que como están en un país bastante lejos y desconocido querían dormir en la misma habitación –dijo con una sonrisa Alice.
-Eh…sí –logró decir Nancy. Yo todavía no hablaba.
-¡Vamos, pasen! –invitó Alice mientras nos empujaba lentamente.
-Si…seguro –dije yo finalmente.
Entramos y parecía que el aroma del bosque estaba en ese lugar. Era hermoso.
-Voy a decirle a EMMETT que suba sus bolsos –dijo y se fue Alice.
-¡Gracias! –le logramos decir antes de que se vaya.
Nos acercamos a las camas y nos tiramos en ellas. Era muy cómoda mi cama y supuse que la de Nan también porque hizo la misma cara que yo. En eso, golpean la puerta.
-Perdonen, les traje sus bolsos –dijo el musculoso EMMETT sonriendo.
-Esta bien, gra… –dije y no pude terminar por algo que me interrumpió.
-¡No, Seth! –soltó la voz de Bella que venía del piso de abajo. Yo me mire con mi hermana. En dos segundos, al lado de EMMETT apareció un gran perro de color medio arenoso. Yo no podía creerlo, me fascinan los perros. Pero lo mas raro que era mas parecido a un lobo que a un perro…pero me parecía medio ilógico que en una casa de familia tengan como mascota a uno, porque son bastantes feroces. El perro nos miró primero a nosotras y luego a EMMETT.
-¿Es de ustedes? –pregunte emocionada.
Alice en dos segundos estaba en el umbral de la puerta. Miro al perro y me miró a mí. Al darse cuenta que me atraía el perro, su mirada se relajo y contesto por EMMETT.
-Ssssssiii…
-¡Ay! ¿cómo se llama?
-Seth –soltó EMMETT sonriente.
-¿Muerde? –preguntó mi hermana acercándose lentamente al gran perro.
-Nnnno…-soltó con el mismo tono Alice.
-Seth –llame. El perro me miró. Parecía sorprendido. Luego se acercó. Le acerque la mano a la cabeza y lo acaricié -¡Hola, bonito! ¿Cómo estas?
Lentamente el perro empezó a mover la cola, en afirmación que le gustaba mis cariños.
-¡Sos muy bonito! ¿Sabias?
El perro me miró y parecía que sonreía. Yo me reí.
-Vamos EMMETT, Seth. Las chicas seguro que quieren ordenar sus cosas –y luego Alice nos miro –siéntanse como en su casa.
Cuando se fueron, nos miramos con mi hermana y sonreímos.
-¡Guau!
-Exactamente –dije yo –hay algo en ellos que…me atrae…
-No lo sé… –dijo mientras guardaba su ropa ordenadamente en el placard blanco –pero a mi no me mentís. Esa miradita que lanzaste sobre Edward…
-¿Cómo? –dije yo haciéndome la desentendida y haciendo que sacaba varias cosas y las ponía en la mesa de luz.
-Dale, a mi no hermanita –me dijo sonriente y se tiro en la cama –a ti te gusta Edward.
-No se que de que estas hablando –le dije mientras trataba de ponerme lo mas seria posible -¡Y termina de una vez de guardar tu ropa que quiero guardar la mía!
Por fin terminamos de ordenar nuestra habitación y mire el reloj. Las nueve de la noche. Me recosté un rato en mi cama y cerré los ojos. Pensaba en todo lo que había vivido. El viaje, nuestros parientes nueti, Edward…y me quede pensando en él. Esta mal, lo sé, es mi primo. Pero bue, soy humana. Su voz, sus facciones, sus ojos…Luego de varios minutos siento una cosa peluda tocando mi mano que colgaba de mi cama. Seth.
-¡Seth! ¿Qué haces acá?
El perro me agarró de la manga y me empujaba hacia la puerta. Mi hermana no estaba. No sabía si me había dormido. El perro seguía empujando de mi manga larga.
-¡O.K! ¿Dónde querés llevarme?
Me hizo salir de la habitación y seguirlo hasta la cocina de la casa. Cuando llegue estaba Esme, Alice, Edward, Bella y Rosalie sentados en la mesa y Renesmee comía junto con mi hermana.
-Perdón, me dormí –explique tratando de no ponerme colorada.
-No hay problema, entendemos –me dijo Alice sonriente.
-¿Mi hermana la hambrienta le pidió comida? –pregunte y le pegue en la espalda medio jugando y medio en serio.
-¡Ay! –se quejó.
-No, no es así –dijo la voz aterciopelada que me hacía poner los pelos de punta –Es que pensamos que tendrían hambre, ya que casi no comieron nada –dijo Edward y cuando lo mire sonrió.
-Ejemm…es…esta bien… -tartamudeé -¿ustedes no comen?
-Generalmente no cenamos –dijo Esme.
-¿Querés comer? –ofreció Bella.
-Esta bien, Bella. Gracias.
Ella se levantó, buscó un plato chico y me sirvió una porción de pizza. En un momento mire a sus ojos y ví que los tenía dorados. Me sorprendió, por que juraba que esa tarde los tenía negros.
-Gracias –le dije y me senté ¡oh, casualidad! al lado de Edward. Era el único lugar vacío -¿Te puedo hacer una pregunta, Bella?
-Si, seguro –tartamudeo.
-¿Estas usando lentes de contactos?
-No –contestó ella mientras me miraba seria.
-Porque hoy a la tarde te vi y tenías los ojos negros y ahora…son dorados… -le decía mientras miraba a sus ojos más detenidamente. Ella se quedó dura. Cerró los parpados y movía la cabeza con movimientos cortos.
-Lo que pasa es que Bella tiene la característica esa…no me sale el nombre…que le cambian los ojos de color –respondió Esme –ay…no me acuerdo…como se nota que Carlisle no esta…
-¡Ah, como el cantante de My Chemical Romance! –soltó mi hermana.
-Exacto –respondió Bella mientras volvía a su asiento.
Yo quedé satisfecha con la respuesta. Cuando me disponía a comer, llegaba Carlisle.
-Buenas noches –saludó.
-Buenas noches –saludamos todos.
-Jaz, Nan, ¿Cómo la están pasando?
-Bien –dijimos las dos.
-Discúlpenme que hay salido apurado, es que me surgió algo en el hospital…
-Esta bien –dije yo.
-¿Y Jasper y EMMETT? –preguntó mi hermana.
-Fueron a buscar unas cosas a la casa de un compañero –respondió Carlisle –yo los llevé.
En ese momento miro a Nessie que me estaba mirando. Estaba a pocos metros de mí. Note que Edward se puso tenso.
-No, Nessie –dijo Edward.
-Quedate tranquilo Edward, no voy a hacerle daño –respondió la adolescente mientras se me acercaba.
Yo la mire. Sus ojos marrones estaban mirándome fijamente.
-Esta bien –le dije –no me molesta…
Bella miró a Edward. Edward le dio una afirmación con la cabeza.
-¿Puedo hacerte una pregunta? –le pregunte a la adolescente.
-Seguro –respondió.
-¿Qué significa Renesmee?
-Renesmee es la unión del nombre de la madre de Bella con la nuestra –me explico Rosalie –Reneé y Esme.
-Es muy rebuscado, pero esta bueno –respondí.
En un momento, sin querer, ella levanto su mano para correrse el pelo y me toco la cara. Me vinieron imágenes a la cabeza. Ví una mujer gritando de dolor bañada en sangre y una gran bola sobresalía de su estómago. Estaba gritando de dolor y sufrimiento. Luego vi un claro, un lugar descampado pero que alrededor había árboles y malezas, como un lugar en el bosque. En el medio había muchas personas divididas en dos grupos. Ví uno de los grupos. Tenían capas rojas y negras, sus tez eran pálidas y de perfecta simetría como los demás del otro grupo. La diferencia era que todos ellos tenían ojos rojos y sonrisa siniestra. Mire a los del otro grupo; los vi mas detallado y vi que no eran personas normales. Ojos dorados, ojos rojos, ojos negros, pálidos, hermosos y a la vez tan feroces. Sus teces perfectas y pálidas, perfecto cuerpo y en excelente estado físico. Estaban semi agachados, como que estaban preparados para saltar en cualquier momento. Me hacían acordar a los tigres o pumas cuando están a la espera de atacar una presa. Esperando el momento preciso. Mire atrás de ellos y había una manada de lo que parecían lobos gigantescos como Seth que parecían estar cubriéndolos de algo, como protegiéndolos. Todos esos animales eran de pelaje distinto. Note tensión en ese ambiente. Y también note que en el segundo grupo estaban todos mis familiares Cullens de Forks. Tuve que cerrar los ojos y sacudir la cabeza.
-¡Jaz! ¿Estas bien? –me dijo Renesmee. Sin darme cuenta, estaba en el piso.
-Si…creo… -dije tratando de sacar la imagen de la cabeza.
Inmediatamente, Bella alejo a Nessie de mí y yo me tuve que sostener de la mesa para pararme. Estaba muy mareada y confundida. Tuve a mi hermana al lado en dos segundos y a Esme y Alice agarrandome de los hombros.
-Creo que es hora de que vayas a dormir Nessie –le dijo Carlisle.
-Esta bien –dijo media avergonzada sin saber que decir.
-Jaz, ¿estas bien?
-Si…sólo… -tartamudeaba mientras cerraba los ojos y me frotaba la frente –me vinieron unas imágenes a la cabeza…tal vez de una película de terror…
-Rosalie, tráeme mi maletín de mi cuarto.
-Si, Carlisle –dijo la rubia y corrió hacia las habitaciones. A los pocos minutos, estaba sentada y Carlisle me estaba examinando.
-Estas bien –me dijo –tal vez porque no comiste nada te bajo la presión. Comes algo y listo –me sonrió. En esa sonrisa encontré la sonrisa de mi padre. Me estremecí.
-Esta bien –dije –ahora como algo.
-Carlisle, Esme ¿puedo hablar un momento con ustedes? – preguntó Rosalie.
-Seguro. Vayamos a mi oficina –dijo y se fueron Rosalie, Carlisle y Esme. Quedamos con Alice.
-¿Estas mejor? –me preguntó Alice mientras me servia un poco de gaseosa.
-Si, gracias –le conteste.
-Bien… -sonrió. Luego preguntó -¿Qué imagen dijiste que viste?
-Era de una mujer que estaba bañada en sangre y como con una gran bola que salía de su panza. Estaba acostada en una camilla y gritaba del dolor…fue bastante escalofriante –conteste. No conté lo del claro, me iban a creer loca.
-Debe ser del cansancio –dijo Alice –es mejor que comas esto y te acuestes a descansar.
-Es lo que iba a proponer –soltó mi hermana.
Terminamos de cenar y nos fuimos a acostar. Mientras Nancy se lavaba los dientes, yo me ponía un pantalón largo color verde musgo y una musculosa media gastada para dormir. En eso, golpean la puerta.
-Ya voy –dije. Al abrir la puerta, me encontré con una mirada dorada que me hipnotizaba. No tenia la mas pálida idea de cómo lo hacía, pero Edward me intimidaba. Y mucho. Estaba vestido con una remera azul manga corta y un pantalón negro.
-Disculpa que te moleste –dijo con una sonrisa –solo quería saber como estabas.
-Emm…bien, gracias por preguntar –le dije mientras su mirada trataba de encontrar mis ojos. No se porque lo hacia, pero no duro mucho su búsqueda. Lo mire y en dos milésimas de segundos me sonrojé. El sonrió.
-Esta bien. Bella y Nessie estaban preocupadas. Y al decir verdad, yo también.
“¿En serio?” me pregunte a mi misma con una alegría que salía de mis adentros.
-No fue nada, solo que me bajo la presión y tuve un pequeño desmayo. Eso fue todo.
-Emm…Antes que me vaya, quería hacerte una pregunta.
-Si…-dije enseguida.
-¿Te gustaron los cd´s? –preguntó sonriente. Yo sonreí y mire al piso.
-Si, bastante. Gracias.
-No me agradezcas.
Un silencio abordó ese lugar. Él seguía mirándome como buscando algo dentro de mis ojos. Yo no los apartaba por nada del mundo. Sus ojos parecían llamarme, buscarme. La ventana estaba abierta y una pequeña brisa se hizo presente por detrás de mi espalda. En ese momento, él se tapó la boca y me miró extrañado, como no pudiendo soportar algo. Sin decir nada, se dio media vuelta y se fue casi corriendo. Yo me quede quieta, extrañada. Me olí mi pelo. Tenía olor a chocolate, el acondicionador que me había comprado hacia poco. No era eso, no olía mal. Me fije si Seth había dejado “un regalito” en la pieza, pero nada. Todo estaba normal. No entendía. Muy confundida, me acosté. Esa noche no dormí. No podía dejar de pensar que había hecho mal con Edward. ¿Qué lo había asustado? ¿Había hecho algo mal? ¿Qué había espantado a Edward Cullen de mí?
Al otro día, nos levantamos a las seis, desayunamos, guardamos las últimas cosas y el taxista, muy puntual, a las siete y cuarto nos esperaba en la puerta. Antes de salir, Griselda nos abrazó, nos llenó de recomendaciones, nos aseguró que iba a cuidar la casa y que nos iba a extrañar. Guardamos los bolsos en el baúl y entramos en el taxi. Y antes de partir, di el último vistazo a nuestra vieja casa. El taxi se puso en marcha y dije adiós a mi barrio.
Al llegar a Ezeiza nos esperaba Carolina muy bien vestida. Nos saludo y preguntó como nos sentíamos.
-Nerviosas –soltamos a dúo.
-Tranquilas, va a salir todo bien –nos animó –recién me llamó Carlisle. Las espera en el aeropuerto de Port Angeles. Ustedes van a tomar un vuelo hasta Seattle y de ahí otro vuelo a Port Angeles. El va a ir con la esposa y con algunos de sus hijos adoptados.
-Entonces no es la primera vez que tiene una tutoría –dije yo.
-Podría decirse. La esposa no puede tener hijos, así que adoptaron.
-Ah.
Nos interrumpió el altavoz diciendo que el vuelo a Seattle tenía que ser abordado por la puerta cinco. Nos despedimos, registramos los bolsos y abordamos.
Los vuelos fueron tranquilos. Era hermoso volar. A mi hermana le tocó en la ventanilla, pero no me importó ya que Carlisle nos había mandado boletos para primera clase. No podíamos creerlo cuando nos dimos cuenta. La atención fue realmente asombrosa. Nos ofrecían gaseosas, pochoclos, frazadas, almohadas y montón de cosas más. Finalmente, llegamos a Seattle. En ese momento agradecí a Dios que mi padre nos mandara a un colegio bilingüe toda nuestra vida, así que el ingles lo teníamos bastante bien. Preguntamos donde se abordaba para ir a Port Angeles.
-Puerta 3 –nos dijo la amable recepcionista –pero apurensen que ya esta por salir.
Fuimos corriendo, registramos nuevamente los bolsos y subimos. De nuevo, primera clase. Me estaba empezando agradar este Carlisle. El vuelo no duro más de una hora, así que la película que nos pusieron, “Entrevista con el vampiro” la vi por la mitad. Cuando anunciaron la llegada, nos miramos con mi hermana. Finalmente habíamos llegado a destino. De solo pensar que Carlisle nos estaba esperando afuera, nos hizo sentir un escalofrío por toda la espalda. Antes de salir al aeropuerto, cuando íbamos por el pasillo, Nan me tomó del brazo.
-¿Qué pasa Nan? ¿Te sentís bien?
-Jaz, estoy muy nerviosa –confesó.
-Quedate tranquila –sonreí y la abrasé –siempre voy a estar contigo hermanita.
La solté, la tome de la mano y fuimos hacia el encuentro. El final del túnel. Salimos y había bastantes personas, pero ningún Cullen que yo conociera. Veíamos a las personas, pero nadie nos veía con atención, como para reconocernos. Salimos completamente del gentío y caminamos un rato más, hasta que cerca de la cafetería del aeropuerto de Port Angeles vimos un cartel con nuestro apellido sostenido por un joven. Estaba acompañado por una pareja y otro joven, tal vez, un poco más joven que él y estaban parados al lado de la oferta del jugo de frutas de tres sabores. Eran bastantes llamatiti. El hombre no pasaba de los treinta años, su rostro totalmente pálido, alto, delgado, con unas sombras oscuras en sus ojos y una sonrisa de oreja a oreja…pero era otra cosa la que me llamaba la atención. Y no sabía que era. Su esposa era un poco mas baja que él, pelo castaño, delgada, pálida, igual de contenta que su marido y con el mismo encanto. Había dos varones acompañándolos. Si no supiera que eran adoptados, nunca lo hubiera adivinado. Eran muy parecidos al padre. Uno era alto, corpulento, pelo oscuro y rizado, demasiado fornido, la misma sombra de los ojos del padre, sus brazos resaltaban en la remera manga corta que llevaba, pálido igual a sus padres y con una sonrisa menos llamativa; el tenía el cartel. Tenía el mismo no se que no puedo lograr explicar. Luego mire a su hermano. Y no pude seguir viendo a nadie más. Su hermosura me dejó petrificada. Era alto, musculoso pero menos que su hermano, su rostro pálido, su cabello cobrizo y desordenado me llamaba aun más, pero lo mire a los ojos. Eran de color dorados, brillantes, con la sombra oscura en sus parpados y su mirada mostraban un poco de confusión. Me miraba algo extrañado, como contrariado. Luego, cambie la dirección de la mirada y mire a mi hermana.
-Allí están –le dije.
Ella me miró, suspiró y caminó conmigo.
-¿Carlisle Cullen? –pregunté.
-Así es, mucho gusto –me dijo muy sonriente y me dio la mano -¿Tu eres Nancy o Jazmín?
-Soy Jaz. Ella es mi hermana Nancy.
-Nan –me corrigió mi hermana.
-Mucho gusto –dijo -Ella es Esme mi esposa –presentó.
-Mucho gusto –dijimos a dúo con Nancy.
-Igualmente –respondió la mujer igual de contenta que su esposo.
-Él es EMMETT –señaló al de pelo rizado.
-Hola –saludó y me dio la mano y luego a Nancy muy sonriente.
-Y él es Edward –señaló al de pelo cobrizo.
-Hola –saludo Nancy como si nada. Yo lo mire nuevamente. El hizo una sonrisa que me hizo sonrojar.
-Mucho gusto –dijo todavía con la sonrisa en sus labios. Su voz era dulce, aterciopelada.
-Igualmente –logré decir.
-Seguro que están muy cansadas por el viaje –dijo Esme –ahora la llevamos a casa así descansan.
-Esta bien –respondimos.
Salimos del aeropuerto y nos dirigimos al estacionamiento. El día estaba sumamente sumergido en nubes grises y había humedad en el aire. EMMETT junto con Edward llevaban nuestro equipaje.
-¿Cómo fue su viaje? –preguntó Carlisle.
-Bien –respondí –gracias por los boletos.
-Por favor, no agradezcan. Al fin y al cabo son mis sobrinas.
“Con que somos las sobrinas finalmente” me dije a mis adentros. Yo todavía no encontraba como ese hombre era mi tío. Tal vez, como algo simpático, sería mi tío. Así como los nenes, a eso de los tres años, cuando conocen a los amigos de los padres y los llaman tíos. Me parecía bien.
-Muy bien –dijo Carlisle, sacó las llaves y sacó la alarma de su auto. Lo que mi hermana y yo nos sorprendíamos porque era un Mercedes Benz negro. Al lado había un Volvo plateado. Los dos jóvenes subieron al Volvo y nosotras subimos con Carlisle y Esme en el Mercedes. Durante el viaje se hicieron preguntas muy comunes, como cuantos años tienen, cuando los cumplen y esas cosas. Se pusieron muy felices en que el mes entrante sería nuestro cumpleaños numero dieciocho.
-Alice se va a emocionar mucho –dijo Esme sonriendo.
-¿Alice? –preguntó Nancy.
-Es mi hija. Y les encanta las fiestas. En casa quedaron otros más. Alice, Rosalie, Jasper, Bella y la mas pequeña de la familia, Nessie.
-Ah –dije.
El viaje fue bastante rápido. En cuarenta minutos estuvimos en la casa. Quedaba en el medio del bosque, totalmente alejada del pueblo. Era enorme, hermosa. Las paredes que daban al bosque que la rodeaba eran de vidrio, lo que se podría ver el interior de la casa. Al lado de la gran casa estaba el garaje donde lentamente entramos. Yo no podía creer lo que estaba viendo. Un BMW M3 rojo descapotable, un Jeep Wrangler color claro, Porsche 911 Turbo y un Mercedes Benz Guardián. Nan estaba con la boca abierta. Acerqué la mano a su mandíbula y se la cerré.
-Bien. Llegamos –dijo Esme y salió.
A los dos segundos, me abren la puerta. Me sobresalte.
-Disculpame si te asuste –dijo la voz aterciopelada de Edward.
-No…esta bien –dije avergonzada. Creo que me sonrojé. Edward sonrió. Del otro lado estaba EMMETT abriéndole la puerta a Nancy.
Cuando salimos, fuimos en dirección al baúl a buscar nuestros bolsos, pero Carlisle nos detuvo.
-EMMETT, ¿podes llevarles los bolsos?
-Seguro –dijo el grandote. Abrió el baúl, tomo nuestros bolsos y los levanto como si nada. Me sorprendió.
-Síganme adentro, por favor.
Entramos a la gran casa. En el siguiente cuarto había un sillón, al lado un gran piano de cola negro y unas rosas rojas.
-¿Quién toca el piano? –pregunté generalmente.
-Emm…Yo –respondió Edward sonriendo.
-Ah…interesante -dije. Prefería no mirarlo mucho, sino iba a ser muy obvio que me llamaba la atención.
Seguimos caminando y llegamos a la sala. Estaba el televisor rodeado por sofás blancos, mas cerca de nosotros había una mesa con algunas sillas y con un jarrón encima con rosas rojas, había otros muebles que no pude lograr ver, ya que veía a la gente que estaba parada esperándonos. Había una chica rubia, pálida, alta, ojos dorados, pelo largo hasta la cintura y era muy hermosa, al lado de ella estaba una chica no muy alta, pelo oscuro y corto, las puntas del cabello no tenían dirección, pálida, ojos dorados y muy linda también. Me hacía acordar a un duendecito. Luego, a su lado estaba un joven rubio, con rizos, pelo corto, no muy alto, no era muy musculoso como los demás, pero en su cara se dibujaba rudeza y violencia, ojos dorados también y tenía los ojos rodeados por una sombra oscura. Al otro lado de la sala se encontraba una joven castaña, ojos negros, pálida como los demás, delgada, pelo largo y ondulado y muy hermosa. A su lado estaba una chica de unos catorce, tal vez quince años, pelo castaño con ondulaciones en las puntas, ojos marrones, y tenía una media sonrisa que se asomaba por sus labios; su piel era también pálida y la hermosura de sus padres. Esa sonrisa me hacia acordar a alguien, pero no sabía a quien. EMMETT, Edward, Esme y Carlisle se reunieron con ellos, los saludaron y Carlisle presentó.
-Jaz, Nan, ellos son Alice –señaló a la pequeña duendecito –Jasper –al chico rubio que parecía enfermo –Rosalie –la rubia exuberante –Bella y Nessie –dijo finalmente y señaló a la joven castaña y a la adolescente –son mi familia. Así como lo son ustedes ahora.
-Mucho gusto –dijimos, luego seguí yo sola –Un gusto en conocerlos. Yo soy Jaz y ella es mi hermana melliza Nan.
-Wow, no se parecen –soltó EMMETT.
-Y…es larga la historia –sonreí. Ellos también rieron, menos la rubia. parecía la más antipática. No le preste atención.
Cuando estuvieron todos juntos me di cuenta lo que tenían en común. De la forma que se te ocurra verlos, todos ellos eran hermosos. Las facciones eran perfectas, la manera de pararse, todo hacían verlos bien. Se veía muy obvio que nosotras no éramos familiares directos. Lo que me di cuenta, como EMMETT estaba al lado de Rosalie, Alice al lado de Jasper y Carlisle al lado de Esme, así Edward se acercó a Bella, la tomó de la cintura y la besó en la frente. Me perturbo bastante. Alice, la joven de pelo corto se nos acercó e interrumpió mis pensamientos.
-¡Hola chicas, bienvenidas! –nos saludo y nos abrazó con una sonrisa perfecta.
-Hola –dijimos nosotras y devolvimos el abrazo con cierto desconcierto.
-Alice, ¿las podes acompañar a sus habitaciones? –pidió Carlisle.
-¡Con mucho gusto! –dijo la chica y nos tomo de las manos –vamos, síganme.
-Rosalie, ¿puedes acompañarme a la cocina, por favor? –tartamudeó por lo bajo Bella.
-Si…-soltó cortante la rubia y las dos salieron por la puerta principal.
Nosotras junto con Alice subimos una larga escalera que nos llevaba al piso de arriba. En la mitad de la escalera vimos un cuadro de colores pero hecho, con lo que parecía, gorros de graduación.
-¿Y esto…? –preguntó Nancy.
-Es un cuadro que nos hizo un amigo de la familia –dijo.
Las dos nos miramos. Preferimos no hacer preguntas y seguimos subiendo. Llegamos a un pasillo que parecía donde quedaban la mayoría de cuartos. Mientras lo caminábamos, Alice nos hacía las mismas preguntas que nos hicieron Carlisle y Esme en el auto. Y Esme tenía razón. Alice ya estaba organizando la gran fiesta de las mellizas. Nosotras intentamos pararla para decirle que recién llegábamos y que no conocíamos a nadie. Ella solo se limitó a sonreír y nos señaló una habitación.
-Aquí van a quedarse.
Nos quedamos mudas. Esa habitación era el doble de tamaño de la que teníamos en Argentina. Los ventanales que daban directamente al bosque estaban cubiertas por unas cortinas color blanco resplandeciente, el piso era de madera bien lustrado, cerca del ventanal del fondo estaban las dos camas separadas por un pequeño pasillo y había un peluche enorme en cada cama, tenían frazadas del mismo blanco de las cortinas, entre medio de las camas y contra el gran ventanal había una pequeña mesa de luz que tenía un velador, libros de distintos autores y más; contra el ventanal izquierdo había un gran diván que la cabeza daba para la televisión que estaba colgada de la pared, en la pared, en la parte derecha había un gran modular que cubría la mayoría de la pared también blanco que en el medio tenía un hueco en donde estaba un gran equipo musical con unos parlantes enormes y arriba había un montón de cd´s. La verdad no podíamos creer lo que nuestros ojos estaban viendo. Era excelente.
-Pensamos que como están en un país bastante lejos y desconocido querían dormir en la misma habitación –dijo con una sonrisa Alice.
-Eh…sí –logró decir Nancy. Yo todavía no hablaba.
-¡Vamos, pasen! –invitó Alice mientras nos empujaba lentamente.
-Si…seguro –dije yo finalmente.
Entramos y parecía que el aroma del bosque estaba en ese lugar. Era hermoso.
-Voy a decirle a EMMETT que suba sus bolsos –dijo y se fue Alice.
-¡Gracias! –le logramos decir antes de que se vaya.
Nos acercamos a las camas y nos tiramos en ellas. Era muy cómoda mi cama y supuse que la de Nan también porque hizo la misma cara que yo. En eso, golpean la puerta.
-Perdonen, les traje sus bolsos –dijo el musculoso EMMETT sonriendo.
-Esta bien, gra… –dije y no pude terminar por algo que me interrumpió.
-¡No, Seth! –soltó la voz de Bella que venía del piso de abajo. Yo me mire con mi hermana. En dos segundos, al lado de EMMETT apareció un gran perro de color medio arenoso. Yo no podía creerlo, me fascinan los perros. Pero lo mas raro que era mas parecido a un lobo que a un perro…pero me parecía medio ilógico que en una casa de familia tengan como mascota a uno, porque son bastantes feroces. El perro nos miró primero a nosotras y luego a EMMETT.
-¿Es de ustedes? –pregunte emocionada.
Alice en dos segundos estaba en el umbral de la puerta. Miro al perro y me miró a mí. Al darse cuenta que me atraía el perro, su mirada se relajo y contesto por EMMETT.
-Ssssssiii…
-¡Ay! ¿cómo se llama?
-Seth –soltó EMMETT sonriente.
-¿Muerde? –preguntó mi hermana acercándose lentamente al gran perro.
-Nnnno…-soltó con el mismo tono Alice.
-Seth –llame. El perro me miró. Parecía sorprendido. Luego se acercó. Le acerque la mano a la cabeza y lo acaricié -¡Hola, bonito! ¿Cómo estas?
Lentamente el perro empezó a mover la cola, en afirmación que le gustaba mis cariños.
-¡Sos muy bonito! ¿Sabias?
El perro me miró y parecía que sonreía. Yo me reí.
-Vamos EMMETT, Seth. Las chicas seguro que quieren ordenar sus cosas –y luego Alice nos miro –siéntanse como en su casa.
Cuando se fueron, nos miramos con mi hermana y sonreímos.
-¡Guau!
-Exactamente –dije yo –hay algo en ellos que…me atrae…
-No lo sé… –dijo mientras guardaba su ropa ordenadamente en el placard blanco –pero a mi no me mentís. Esa miradita que lanzaste sobre Edward…
-¿Cómo? –dije yo haciéndome la desentendida y haciendo que sacaba varias cosas y las ponía en la mesa de luz.
-Dale, a mi no hermanita –me dijo sonriente y se tiro en la cama –a ti te gusta Edward.
-No se que de que estas hablando –le dije mientras trataba de ponerme lo mas seria posible -¡Y termina de una vez de guardar tu ropa que quiero guardar la mía!
Por fin terminamos de ordenar nuestra habitación y mire el reloj. Las nueve de la noche. Me recosté un rato en mi cama y cerré los ojos. Pensaba en todo lo que había vivido. El viaje, nuestros parientes nueti, Edward…y me quede pensando en él. Esta mal, lo sé, es mi primo. Pero bue, soy humana. Su voz, sus facciones, sus ojos…Luego de varios minutos siento una cosa peluda tocando mi mano que colgaba de mi cama. Seth.
-¡Seth! ¿Qué haces acá?
El perro me agarró de la manga y me empujaba hacia la puerta. Mi hermana no estaba. No sabía si me había dormido. El perro seguía empujando de mi manga larga.
-¡O.K! ¿Dónde querés llevarme?
Me hizo salir de la habitación y seguirlo hasta la cocina de la casa. Cuando llegue estaba Esme, Alice, Edward, Bella y Rosalie sentados en la mesa y Renesmee comía junto con mi hermana.
-Perdón, me dormí –explique tratando de no ponerme colorada.
-No hay problema, entendemos –me dijo Alice sonriente.
-¿Mi hermana la hambrienta le pidió comida? –pregunte y le pegue en la espalda medio jugando y medio en serio.
-¡Ay! –se quejó.
-No, no es así –dijo la voz aterciopelada que me hacía poner los pelos de punta –Es que pensamos que tendrían hambre, ya que casi no comieron nada –dijo Edward y cuando lo mire sonrió.
-Ejemm…es…esta bien… -tartamudeé -¿ustedes no comen?
-Generalmente no cenamos –dijo Esme.
-¿Querés comer? –ofreció Bella.
-Esta bien, Bella. Gracias.
Ella se levantó, buscó un plato chico y me sirvió una porción de pizza. En un momento mire a sus ojos y ví que los tenía dorados. Me sorprendió, por que juraba que esa tarde los tenía negros.
-Gracias –le dije y me senté ¡oh, casualidad! al lado de Edward. Era el único lugar vacío -¿Te puedo hacer una pregunta, Bella?
-Si, seguro –tartamudeo.
-¿Estas usando lentes de contactos?
-No –contestó ella mientras me miraba seria.
-Porque hoy a la tarde te vi y tenías los ojos negros y ahora…son dorados… -le decía mientras miraba a sus ojos más detenidamente. Ella se quedó dura. Cerró los parpados y movía la cabeza con movimientos cortos.
-Lo que pasa es que Bella tiene la característica esa…no me sale el nombre…que le cambian los ojos de color –respondió Esme –ay…no me acuerdo…como se nota que Carlisle no esta…
-¡Ah, como el cantante de My Chemical Romance! –soltó mi hermana.
-Exacto –respondió Bella mientras volvía a su asiento.
Yo quedé satisfecha con la respuesta. Cuando me disponía a comer, llegaba Carlisle.
-Buenas noches –saludó.
-Buenas noches –saludamos todos.
-Jaz, Nan, ¿Cómo la están pasando?
-Bien –dijimos las dos.
-Discúlpenme que hay salido apurado, es que me surgió algo en el hospital…
-Esta bien –dije yo.
-¿Y Jasper y EMMETT? –preguntó mi hermana.
-Fueron a buscar unas cosas a la casa de un compañero –respondió Carlisle –yo los llevé.
En ese momento miro a Nessie que me estaba mirando. Estaba a pocos metros de mí. Note que Edward se puso tenso.
-No, Nessie –dijo Edward.
-Quedate tranquilo Edward, no voy a hacerle daño –respondió la adolescente mientras se me acercaba.
Yo la mire. Sus ojos marrones estaban mirándome fijamente.
-Esta bien –le dije –no me molesta…
Bella miró a Edward. Edward le dio una afirmación con la cabeza.
-¿Puedo hacerte una pregunta? –le pregunte a la adolescente.
-Seguro –respondió.
-¿Qué significa Renesmee?
-Renesmee es la unión del nombre de la madre de Bella con la nuestra –me explico Rosalie –Reneé y Esme.
-Es muy rebuscado, pero esta bueno –respondí.
En un momento, sin querer, ella levanto su mano para correrse el pelo y me toco la cara. Me vinieron imágenes a la cabeza. Ví una mujer gritando de dolor bañada en sangre y una gran bola sobresalía de su estómago. Estaba gritando de dolor y sufrimiento. Luego vi un claro, un lugar descampado pero que alrededor había árboles y malezas, como un lugar en el bosque. En el medio había muchas personas divididas en dos grupos. Ví uno de los grupos. Tenían capas rojas y negras, sus tez eran pálidas y de perfecta simetría como los demás del otro grupo. La diferencia era que todos ellos tenían ojos rojos y sonrisa siniestra. Mire a los del otro grupo; los vi mas detallado y vi que no eran personas normales. Ojos dorados, ojos rojos, ojos negros, pálidos, hermosos y a la vez tan feroces. Sus teces perfectas y pálidas, perfecto cuerpo y en excelente estado físico. Estaban semi agachados, como que estaban preparados para saltar en cualquier momento. Me hacían acordar a los tigres o pumas cuando están a la espera de atacar una presa. Esperando el momento preciso. Mire atrás de ellos y había una manada de lo que parecían lobos gigantescos como Seth que parecían estar cubriéndolos de algo, como protegiéndolos. Todos esos animales eran de pelaje distinto. Note tensión en ese ambiente. Y también note que en el segundo grupo estaban todos mis familiares Cullens de Forks. Tuve que cerrar los ojos y sacudir la cabeza.
-¡Jaz! ¿Estas bien? –me dijo Renesmee. Sin darme cuenta, estaba en el piso.
-Si…creo… -dije tratando de sacar la imagen de la cabeza.
Inmediatamente, Bella alejo a Nessie de mí y yo me tuve que sostener de la mesa para pararme. Estaba muy mareada y confundida. Tuve a mi hermana al lado en dos segundos y a Esme y Alice agarrandome de los hombros.
-Creo que es hora de que vayas a dormir Nessie –le dijo Carlisle.
-Esta bien –dijo media avergonzada sin saber que decir.
-Jaz, ¿estas bien?
-Si…sólo… -tartamudeaba mientras cerraba los ojos y me frotaba la frente –me vinieron unas imágenes a la cabeza…tal vez de una película de terror…
-Rosalie, tráeme mi maletín de mi cuarto.
-Si, Carlisle –dijo la rubia y corrió hacia las habitaciones. A los pocos minutos, estaba sentada y Carlisle me estaba examinando.
-Estas bien –me dijo –tal vez porque no comiste nada te bajo la presión. Comes algo y listo –me sonrió. En esa sonrisa encontré la sonrisa de mi padre. Me estremecí.
-Esta bien –dije –ahora como algo.
-Carlisle, Esme ¿puedo hablar un momento con ustedes? – preguntó Rosalie.
-Seguro. Vayamos a mi oficina –dijo y se fueron Rosalie, Carlisle y Esme. Quedamos con Alice.
-¿Estas mejor? –me preguntó Alice mientras me servia un poco de gaseosa.
-Si, gracias –le conteste.
-Bien… -sonrió. Luego preguntó -¿Qué imagen dijiste que viste?
-Era de una mujer que estaba bañada en sangre y como con una gran bola que salía de su panza. Estaba acostada en una camilla y gritaba del dolor…fue bastante escalofriante –conteste. No conté lo del claro, me iban a creer loca.
-Debe ser del cansancio –dijo Alice –es mejor que comas esto y te acuestes a descansar.
-Es lo que iba a proponer –soltó mi hermana.
Terminamos de cenar y nos fuimos a acostar. Mientras Nancy se lavaba los dientes, yo me ponía un pantalón largo color verde musgo y una musculosa media gastada para dormir. En eso, golpean la puerta.
-Ya voy –dije. Al abrir la puerta, me encontré con una mirada dorada que me hipnotizaba. No tenia la mas pálida idea de cómo lo hacía, pero Edward me intimidaba. Y mucho. Estaba vestido con una remera azul manga corta y un pantalón negro.
-Disculpa que te moleste –dijo con una sonrisa –solo quería saber como estabas.
-Emm…bien, gracias por preguntar –le dije mientras su mirada trataba de encontrar mis ojos. No se porque lo hacia, pero no duro mucho su búsqueda. Lo mire y en dos milésimas de segundos me sonrojé. El sonrió.
-Esta bien. Bella y Nessie estaban preocupadas. Y al decir verdad, yo también.
“¿En serio?” me pregunte a mi misma con una alegría que salía de mis adentros.
-No fue nada, solo que me bajo la presión y tuve un pequeño desmayo. Eso fue todo.
-Emm…Antes que me vaya, quería hacerte una pregunta.
-Si…-dije enseguida.
-¿Te gustaron los cd´s? –preguntó sonriente. Yo sonreí y mire al piso.
-Si, bastante. Gracias.
-No me agradezcas.
Un silencio abordó ese lugar. Él seguía mirándome como buscando algo dentro de mis ojos. Yo no los apartaba por nada del mundo. Sus ojos parecían llamarme, buscarme. La ventana estaba abierta y una pequeña brisa se hizo presente por detrás de mi espalda. En ese momento, él se tapó la boca y me miró extrañado, como no pudiendo soportar algo. Sin decir nada, se dio media vuelta y se fue casi corriendo. Yo me quede quieta, extrañada. Me olí mi pelo. Tenía olor a chocolate, el acondicionador que me había comprado hacia poco. No era eso, no olía mal. Me fije si Seth había dejado “un regalito” en la pieza, pero nada. Todo estaba normal. No entendía. Muy confundida, me acosté. Esa noche no dormí. No podía dejar de pensar que había hecho mal con Edward. ¿Qué lo había asustado? ¿Había hecho algo mal? ¿Qué había espantado a Edward Cullen de mí?
Invitado- Invitado
Re: Fic: "Cullens"
OMG!!! Me quede con la boca abierta xDD espero que pronto pescribas mas ...
Invitado- Invitado
Re: Fic: "Cullens"
jejeje. gracias. no puedo creer que les guste mi fic!!! ahi va mi segundo capitulo:
2. Confusión.
Al otro día me desperté a eso de las siete de la mañana. Mire a la ventana y el día estaba muy nublado. Me fije en la cama siguiente. Nan todavía dormía. Me levante, me bañe y me cambie lo más silencioso que pude. No quería despertarla. Salí del cuarto casi a hurtadillas. Nan tiene el sueño muy liviano y cualquier ruido la despierta.
Baje las escaleras y encuentro a Jasper con Alice en la sala. Alice, sonriente, me vino a abrazar.
-¡Buen día! –me dijo con una sonrisa de oreja a oreja. Y cuando se deshizo el abrazo me dijo -¡Wow! Hueles bien.
“Ojala tu hermano pensara lo mismo” pensé.
-Gracias. ¿Los demás?
-Esme se fue de compras con Bella y Nessie, Carlisle fue al trabajo, Edward no lo sé y Rosalie y Emmett salieron a desayunar a la ciudad –me dijo.
-Ah –respondí.
-El desayuno esta preparado en la cocina. ¿Vamos?
-Dale –dije y nos dirigimos junto con Jasper a la cocina.
Me asome a la gran cocina. El desayuno estaba en la mesa de granito. Había para cuatro personas.
-¿A que hora se levantaron?
-A las seis –respondió Alice mientras se sentaba–es para hacer las cosas con tiempo.
-¿Y todos los días son así? –dije mirando la ventana.
-¿Nublados? Ja, si. Es la zona de Estados Unidos más húmeda.
Mientras desayunaba mire a Jasper. Lo que me llamaba la atención es que no probaba bocado, aparte de que este mas duro que una estatua. Solamente se movía para no dejar sola en ningún momento a Alice. Me hacia recordar las estatuas vivientes de Capital Federal que les dabas algo de plata y se movían y hacían sus morisquetas. Imagine que pasaría si le tiraba una moneda a Jasper. Sonreí al pensarlo.
-¿Pasa algo con Jasper que no come? –pregunté.
-No, solo que ya desayuno.
-Ah, esta bien –respondí –una pregunta, Alice.
-La que quieras.
-Sobre el tema del colegio…
-Esme ya te anoto en el colegio donde vamos con Jasper –dijo mientras mordía una manzana.
-¿Vamos?… ¿Cuántos años tienen? –pregunté.
-Edward tiene diecisiete, Bella tiene dieciocho, Rosalie tiene dieciocho igual que Emmett y yo tengo diecisiete…
-Ah…entonces estaría contigo en clases.
-Emm…es medio complicado. Acá no es como en Argentina. En Argentina todo está en la misma aula, con los mismos compañeros durante todo el año. Acá no, acá es que tú tomas las clases en diferentes aulas y diferentes compañeros. ¡Podemos tener las clases juntas! –sonrió.
Me paralice.
-Ya veremos –logre responder.
En eso, bajaba mi hermana.
-¡Buen día, Nancy! –sonrió Alice. Empezaba a sospechar en que Alice era una persona muy especial.
-Buen día –saludo a todos y de reojo a Jasper.
-Buen día –saludó el joven.
Nos quedamos desayunando hasta que se hizo la hora de ordenar nuestros cuartos. Alice se fue a su cuarto igual que Jasper. No preguntamos que harían.
Mientras ordenábamos, la canción de Paramore con su tema “Decode” nos acompañaba.
The truth is hiding in your eyes and its hanging on your tongue
Just boiling in my blood but you thinks that I can’t see
What kind of man that you are, if you’re a man at all
Well I will figure this one out on my own
(I’m screaming I love you so)
On my own…
(My thoughts you can’t decode)
Terminamos de ordenar y escuchamos que la puerta se abría. Me di vuelta. Era Seth.
-¡Hola bonito! –dije y lo llame.
Él corrió a mi encuentro.
-¿Cómo estas?
-Te digo que si seguís hablando con el perro, Edward no te va a dar ni cinco de bolilla –me dijo mi hermana mientras sonreía y se acercaba para acariciar al perro.
-Cállate, nena –le dije mientras Seth se sentaba al lado de mi cama. Parecía que sonreía. A los pocos minutos, Esme apareció en la puerta.
-Buenos días, chicas.
-Hola Esme –saludamos.
-Veo que están medias ocupadas… -dijo sonriendo.
-No, ya estamos terminando… ¿necesitas algo? –preguntó Nan.
-Sólo quería decirles que Alice y Jasper van a ir para el centro de Forks y tal vez quieran conocer el pueblo… -dijo con media sonrisa.
-Seguro –solté sonriente –apenas terminamos, bajamos.
-Muy bien –dijo Esme.
-¿Y Edward? –preguntó mi hermana.
-Edward debió irse a Canadá. Uno de nuestros conocidos se enfermó. Y como Edward lo aprecia bastante quiso ir a cuidarlo.
-Entiendo –dijo mi hermana.
Nosotras sonreímos. No quería aceptarlo, pero la ausencia de Edward me frustró al saberlo. Finalmente, no se como hicimos, pero terminamos mas rápido de lo que imaginamos y bajamos para el paseo. Jasper nos esperaba en el pie de la escalera junto con Alice.
-¿Preparadas para salir a conocer Forks?
-Seguro –respondimos a coro.
-¿Vamos Jasper?
-Si –respondió el joven.
La seguimos hasta el garaje, subimos al Porsche amarillo y nos fuimos. En el camino, mientras mi hermana charlaba con Alice, yo estaba pendiente del velocímetro. Estaba llegando tranquilamente a los ciento veinte kilómetros por hora.
-Emm…Alice… –tartamudeé.
-Si, Jaz, ¿que sucede?…
-El…velocímetro…
-¿Te molesta que vaya a tanta velocidad?
-No…-mentí -solo que pienso en la policía. ¿No te detendrán?
-Esta bueno arriesgarse, ¿No, Jasper? –mostró una sonrisa primero a mi dirección y luego a Jasper.
-Así es, amor –respondió la estatua viviente.
Finalmente llegamos a Forks. No se porque, pero apenas baje tuve ganas de arrodillarme en la tierra y besar el piso. Conocimos el centro, la secundaria donde íbamos a concurrir y varios lugares más. Nos detuvimos para caminar un poco en un shopping. Me sorprendía la ropa que vendían. Nada que ver con la que vestíamos con mi hermana. Urgente nos dimos vuelta y le preguntamos si conocía una rockería por ahí cerca.
-¿Rockería? –soltó Alice media extrañada.
-Es el lugar donde venden ropa oscura, se venden cosas de rock –le respondió Jasper.
-¡Ah, si! El otro día pasamos con Bella por un lugar así. Vamos –dijo.
Por fin llegamos a un lugar más como nosotras. Una rockería llamada “The Dark Angel”. Vimos en la vidriera pantalones camuflados, polleras a cuadros roja y negra, remera de bandas y más cosas. Me dio risa Alice que se había comprado la pollera roja con negro a cuadros. Mi hermana se compró una remera de Paramore y yo un bolso totalmente negro y un colgante para la guitarra. En un momento, vi algo en Alice que me llamó la atención. En un momento que mi hermana y Jasper se fueron a ver unos discos y nosotras dos veíamos la ropa, vimos que vendían unos colmillos de vampiros hechos de cerámica o porcelana. A mi me parecía bastante lógico, había algunos goths que le gustaban esas cosas. Pero Alice, al verlos, se acercó a ellos y comentó media molesta:
-No sé porque la gente le gustaría ser un vampiro.
-Es porque la gente le gusta lo que sabe que es imposible –le dije mientras me acercaba al lado de ella para mirarlos -Como volar, ser inmortal, ser vampiro…
Alice mufó, pero parecía que quedó satisfecha con la respuesta. Mire para donde estaba Nan con el joven Cullen. Jasper la miró a Alice.
-¿Tu que opinas de los vampiros? –me preguntó. Me sorprendió la pregunta.
-¿Cómo que opino?
-Claro. ¿A ti te gustaría ser un vampiro? -me preguntó mirándome a los ojos medio sonriendo. Sus ojos de color dorado parecían traspasarme y querer buscar algo dentro de mí. No sabía que responderle. Me quede pensando en la posibilidad. Ni siquiera sabía las características de un verdadero vampiro, solo lo que Hollywood enseñaba: el sol que los quema, duermen de día, chupan sangre humana y demás. ¿Vampiro, yo? Soy bastante torpe, no creo que pueda con el intento de entrar a hurtadillas a una casa, ya que cuando apenas entraría por la ventana, me tropezaría. En ese momento llega Jasper.
-¿Quieren tomar un helado? –invitó mirando serio a Alice.
-Si, porque no –respondió Alice sonriente. Lo que me di cuenta de que Alice no camina, sus pasos eran tan delicados y a la vez tan ágiles que parecía una bailarina clásica. La envidie por completo.
Lo que quedaba de la tarde caminamos por las calles de Forks hasta que fueron cerca de las seis.
-Es mejor que vayamos a casa –dijo Alice –no querrán perderse la cena de hoy –y una sonrisa se apareció por su boca.
Lo que mas temía paso. Tuvimos que subir al Porsche. Alice manejo. Lo único que pedía es que mi corazón tenga misericordia. Por suerte, esta vez Alice reaccionó y bajo lentamente la velocidad. Cuando llegamos, vimos que salía humo de detrás de la casa.
-¿Qué…? –dije yo mientras desabrochaba el cinturón.
-Alice, llama al 911 –dijo mi hermana mientras hacia lo mismo que yo.
-No…-soltó Alice.
No escuche el resto. Salí corriendo detrás de mi hermana al patio trasero. Apenas llegué me quedé helada. Estaba Carlisle totalmente concentrado al frente de una parrilla donde había carne asada. A los pocos metros había una gran mesa rectangular donde estaban sentados Emmett y Bella con Nessie. Por la ventana vi que Esme estaba haciendo una ensalada con Rosalie. En la mesa estaban los cubiertos y las gaseosas.
-¿Qué…? –dijo mi hermana.
-¡Sorpresa! –nos dijo Carlisle.
-¿Qué? –dije yo. Alice estaba llegando detrás de mí junto con Jasper.
-¡Un asado!
Mi hermana y yo nos miramos. ¿Un asado? Y nosotras que pensábamos que el fuego estaba acabando con la casa Cullen. Nos reímos. Luego mire a Carlisle que estaba con una sonrisa de oreja a oreja, su cara del color del hielo y con un delantal negro y largo. Emmett sonrió, Bella y Nessie asomaron una sonrisa y Esme venía con Rosalie con las ensaladas listas.
-¿Qué paso? –preguntó Esme al ver que teníamos la cara con preocupación.
-Pensábamos que algo se estaba quemando.
Rieron todos.
-No, esta es la cena especial para su primera semana aquí en Forks –me dijo Alice.
-Gracias. En serio –dije.
-Por favor, no agradezcas –me decía Esme mientras nos agarraba de los hombros a Nan y a mí y nos conducía a la mesa. Nos sirvió un poco de lo que parecía sidra y dijo:
-Un brindis por Jazmín y Nancy. Bienvenidas a Forks y a la casa Cullen.
-Por la familia –dijo Carlisle mientras levantaba su copa.
-Por la familia –dijimos todos y brindamos.
Empezamos a comer. Lo que me sorprendió era que Rosalie y Jasper no comieran. Pensé que tal vez eran vegetarianos. Yo miraba como comían los Cullen. Carlisle, Esme, Alice y Nessie comían como si nada, pero Emmett y Bella tenían cara de descompuestos.
-Bella, ¿estas bien? –pregunté.
-Si, estoy bien –me respondía con una cara de despreocupación forzada.
De repente, Emmett se levanta, tira la silla y se va adentro con la mano en la boca. Su cara mostraba descomposición.
-¡Emmett! –gritó Rosalie y salió detrás de él. Yo me pare.
-Quedate tranquila, Jaz –me dijo Alice –va a estar bien.
-¿Segura?
-Segura –me dijo.
Esa noche fue inolvidable. Nos reímos, comimos y demás cosas. Lo que lamentaba que Edward no haya estado. Cerca de las diez mi hermana y yo estábamos fundidas. Hicimos unos cuantos intentos de que nos dejaran lavar los platos pero la negativa de Esme no nos permitió. Despidiéndonos de todos nos fuimos a dormir.
-Buenas noches, hermanita –me saludó Nancy.
-Que descanses, hermanita.
Ella se durmió, pero yo no. Edward visitó mi mente. En momentos pensaba en él. Su piel, su sonrisa, su voz, sus ojos…y con esas imágenes me dormí.
2. Confusión.
Al otro día me desperté a eso de las siete de la mañana. Mire a la ventana y el día estaba muy nublado. Me fije en la cama siguiente. Nan todavía dormía. Me levante, me bañe y me cambie lo más silencioso que pude. No quería despertarla. Salí del cuarto casi a hurtadillas. Nan tiene el sueño muy liviano y cualquier ruido la despierta.
Baje las escaleras y encuentro a Jasper con Alice en la sala. Alice, sonriente, me vino a abrazar.
-¡Buen día! –me dijo con una sonrisa de oreja a oreja. Y cuando se deshizo el abrazo me dijo -¡Wow! Hueles bien.
“Ojala tu hermano pensara lo mismo” pensé.
-Gracias. ¿Los demás?
-Esme se fue de compras con Bella y Nessie, Carlisle fue al trabajo, Edward no lo sé y Rosalie y Emmett salieron a desayunar a la ciudad –me dijo.
-Ah –respondí.
-El desayuno esta preparado en la cocina. ¿Vamos?
-Dale –dije y nos dirigimos junto con Jasper a la cocina.
Me asome a la gran cocina. El desayuno estaba en la mesa de granito. Había para cuatro personas.
-¿A que hora se levantaron?
-A las seis –respondió Alice mientras se sentaba–es para hacer las cosas con tiempo.
-¿Y todos los días son así? –dije mirando la ventana.
-¿Nublados? Ja, si. Es la zona de Estados Unidos más húmeda.
Mientras desayunaba mire a Jasper. Lo que me llamaba la atención es que no probaba bocado, aparte de que este mas duro que una estatua. Solamente se movía para no dejar sola en ningún momento a Alice. Me hacia recordar las estatuas vivientes de Capital Federal que les dabas algo de plata y se movían y hacían sus morisquetas. Imagine que pasaría si le tiraba una moneda a Jasper. Sonreí al pensarlo.
-¿Pasa algo con Jasper que no come? –pregunté.
-No, solo que ya desayuno.
-Ah, esta bien –respondí –una pregunta, Alice.
-La que quieras.
-Sobre el tema del colegio…
-Esme ya te anoto en el colegio donde vamos con Jasper –dijo mientras mordía una manzana.
-¿Vamos?… ¿Cuántos años tienen? –pregunté.
-Edward tiene diecisiete, Bella tiene dieciocho, Rosalie tiene dieciocho igual que Emmett y yo tengo diecisiete…
-Ah…entonces estaría contigo en clases.
-Emm…es medio complicado. Acá no es como en Argentina. En Argentina todo está en la misma aula, con los mismos compañeros durante todo el año. Acá no, acá es que tú tomas las clases en diferentes aulas y diferentes compañeros. ¡Podemos tener las clases juntas! –sonrió.
Me paralice.
-Ya veremos –logre responder.
En eso, bajaba mi hermana.
-¡Buen día, Nancy! –sonrió Alice. Empezaba a sospechar en que Alice era una persona muy especial.
-Buen día –saludo a todos y de reojo a Jasper.
-Buen día –saludó el joven.
Nos quedamos desayunando hasta que se hizo la hora de ordenar nuestros cuartos. Alice se fue a su cuarto igual que Jasper. No preguntamos que harían.
Mientras ordenábamos, la canción de Paramore con su tema “Decode” nos acompañaba.
The truth is hiding in your eyes and its hanging on your tongue
Just boiling in my blood but you thinks that I can’t see
What kind of man that you are, if you’re a man at all
Well I will figure this one out on my own
(I’m screaming I love you so)
On my own…
(My thoughts you can’t decode)
Terminamos de ordenar y escuchamos que la puerta se abría. Me di vuelta. Era Seth.
-¡Hola bonito! –dije y lo llame.
Él corrió a mi encuentro.
-¿Cómo estas?
-Te digo que si seguís hablando con el perro, Edward no te va a dar ni cinco de bolilla –me dijo mi hermana mientras sonreía y se acercaba para acariciar al perro.
-Cállate, nena –le dije mientras Seth se sentaba al lado de mi cama. Parecía que sonreía. A los pocos minutos, Esme apareció en la puerta.
-Buenos días, chicas.
-Hola Esme –saludamos.
-Veo que están medias ocupadas… -dijo sonriendo.
-No, ya estamos terminando… ¿necesitas algo? –preguntó Nan.
-Sólo quería decirles que Alice y Jasper van a ir para el centro de Forks y tal vez quieran conocer el pueblo… -dijo con media sonrisa.
-Seguro –solté sonriente –apenas terminamos, bajamos.
-Muy bien –dijo Esme.
-¿Y Edward? –preguntó mi hermana.
-Edward debió irse a Canadá. Uno de nuestros conocidos se enfermó. Y como Edward lo aprecia bastante quiso ir a cuidarlo.
-Entiendo –dijo mi hermana.
Nosotras sonreímos. No quería aceptarlo, pero la ausencia de Edward me frustró al saberlo. Finalmente, no se como hicimos, pero terminamos mas rápido de lo que imaginamos y bajamos para el paseo. Jasper nos esperaba en el pie de la escalera junto con Alice.
-¿Preparadas para salir a conocer Forks?
-Seguro –respondimos a coro.
-¿Vamos Jasper?
-Si –respondió el joven.
La seguimos hasta el garaje, subimos al Porsche amarillo y nos fuimos. En el camino, mientras mi hermana charlaba con Alice, yo estaba pendiente del velocímetro. Estaba llegando tranquilamente a los ciento veinte kilómetros por hora.
-Emm…Alice… –tartamudeé.
-Si, Jaz, ¿que sucede?…
-El…velocímetro…
-¿Te molesta que vaya a tanta velocidad?
-No…-mentí -solo que pienso en la policía. ¿No te detendrán?
-Esta bueno arriesgarse, ¿No, Jasper? –mostró una sonrisa primero a mi dirección y luego a Jasper.
-Así es, amor –respondió la estatua viviente.
Finalmente llegamos a Forks. No se porque, pero apenas baje tuve ganas de arrodillarme en la tierra y besar el piso. Conocimos el centro, la secundaria donde íbamos a concurrir y varios lugares más. Nos detuvimos para caminar un poco en un shopping. Me sorprendía la ropa que vendían. Nada que ver con la que vestíamos con mi hermana. Urgente nos dimos vuelta y le preguntamos si conocía una rockería por ahí cerca.
-¿Rockería? –soltó Alice media extrañada.
-Es el lugar donde venden ropa oscura, se venden cosas de rock –le respondió Jasper.
-¡Ah, si! El otro día pasamos con Bella por un lugar así. Vamos –dijo.
Por fin llegamos a un lugar más como nosotras. Una rockería llamada “The Dark Angel”. Vimos en la vidriera pantalones camuflados, polleras a cuadros roja y negra, remera de bandas y más cosas. Me dio risa Alice que se había comprado la pollera roja con negro a cuadros. Mi hermana se compró una remera de Paramore y yo un bolso totalmente negro y un colgante para la guitarra. En un momento, vi algo en Alice que me llamó la atención. En un momento que mi hermana y Jasper se fueron a ver unos discos y nosotras dos veíamos la ropa, vimos que vendían unos colmillos de vampiros hechos de cerámica o porcelana. A mi me parecía bastante lógico, había algunos goths que le gustaban esas cosas. Pero Alice, al verlos, se acercó a ellos y comentó media molesta:
-No sé porque la gente le gustaría ser un vampiro.
-Es porque la gente le gusta lo que sabe que es imposible –le dije mientras me acercaba al lado de ella para mirarlos -Como volar, ser inmortal, ser vampiro…
Alice mufó, pero parecía que quedó satisfecha con la respuesta. Mire para donde estaba Nan con el joven Cullen. Jasper la miró a Alice.
-¿Tu que opinas de los vampiros? –me preguntó. Me sorprendió la pregunta.
-¿Cómo que opino?
-Claro. ¿A ti te gustaría ser un vampiro? -me preguntó mirándome a los ojos medio sonriendo. Sus ojos de color dorado parecían traspasarme y querer buscar algo dentro de mí. No sabía que responderle. Me quede pensando en la posibilidad. Ni siquiera sabía las características de un verdadero vampiro, solo lo que Hollywood enseñaba: el sol que los quema, duermen de día, chupan sangre humana y demás. ¿Vampiro, yo? Soy bastante torpe, no creo que pueda con el intento de entrar a hurtadillas a una casa, ya que cuando apenas entraría por la ventana, me tropezaría. En ese momento llega Jasper.
-¿Quieren tomar un helado? –invitó mirando serio a Alice.
-Si, porque no –respondió Alice sonriente. Lo que me di cuenta de que Alice no camina, sus pasos eran tan delicados y a la vez tan ágiles que parecía una bailarina clásica. La envidie por completo.
Lo que quedaba de la tarde caminamos por las calles de Forks hasta que fueron cerca de las seis.
-Es mejor que vayamos a casa –dijo Alice –no querrán perderse la cena de hoy –y una sonrisa se apareció por su boca.
Lo que mas temía paso. Tuvimos que subir al Porsche. Alice manejo. Lo único que pedía es que mi corazón tenga misericordia. Por suerte, esta vez Alice reaccionó y bajo lentamente la velocidad. Cuando llegamos, vimos que salía humo de detrás de la casa.
-¿Qué…? –dije yo mientras desabrochaba el cinturón.
-Alice, llama al 911 –dijo mi hermana mientras hacia lo mismo que yo.
-No…-soltó Alice.
No escuche el resto. Salí corriendo detrás de mi hermana al patio trasero. Apenas llegué me quedé helada. Estaba Carlisle totalmente concentrado al frente de una parrilla donde había carne asada. A los pocos metros había una gran mesa rectangular donde estaban sentados Emmett y Bella con Nessie. Por la ventana vi que Esme estaba haciendo una ensalada con Rosalie. En la mesa estaban los cubiertos y las gaseosas.
-¿Qué…? –dijo mi hermana.
-¡Sorpresa! –nos dijo Carlisle.
-¿Qué? –dije yo. Alice estaba llegando detrás de mí junto con Jasper.
-¡Un asado!
Mi hermana y yo nos miramos. ¿Un asado? Y nosotras que pensábamos que el fuego estaba acabando con la casa Cullen. Nos reímos. Luego mire a Carlisle que estaba con una sonrisa de oreja a oreja, su cara del color del hielo y con un delantal negro y largo. Emmett sonrió, Bella y Nessie asomaron una sonrisa y Esme venía con Rosalie con las ensaladas listas.
-¿Qué paso? –preguntó Esme al ver que teníamos la cara con preocupación.
-Pensábamos que algo se estaba quemando.
Rieron todos.
-No, esta es la cena especial para su primera semana aquí en Forks –me dijo Alice.
-Gracias. En serio –dije.
-Por favor, no agradezcas –me decía Esme mientras nos agarraba de los hombros a Nan y a mí y nos conducía a la mesa. Nos sirvió un poco de lo que parecía sidra y dijo:
-Un brindis por Jazmín y Nancy. Bienvenidas a Forks y a la casa Cullen.
-Por la familia –dijo Carlisle mientras levantaba su copa.
-Por la familia –dijimos todos y brindamos.
Empezamos a comer. Lo que me sorprendió era que Rosalie y Jasper no comieran. Pensé que tal vez eran vegetarianos. Yo miraba como comían los Cullen. Carlisle, Esme, Alice y Nessie comían como si nada, pero Emmett y Bella tenían cara de descompuestos.
-Bella, ¿estas bien? –pregunté.
-Si, estoy bien –me respondía con una cara de despreocupación forzada.
De repente, Emmett se levanta, tira la silla y se va adentro con la mano en la boca. Su cara mostraba descomposición.
-¡Emmett! –gritó Rosalie y salió detrás de él. Yo me pare.
-Quedate tranquila, Jaz –me dijo Alice –va a estar bien.
-¿Segura?
-Segura –me dijo.
Esa noche fue inolvidable. Nos reímos, comimos y demás cosas. Lo que lamentaba que Edward no haya estado. Cerca de las diez mi hermana y yo estábamos fundidas. Hicimos unos cuantos intentos de que nos dejaran lavar los platos pero la negativa de Esme no nos permitió. Despidiéndonos de todos nos fuimos a dormir.
-Buenas noches, hermanita –me saludó Nancy.
-Que descanses, hermanita.
Ella se durmió, pero yo no. Edward visitó mi mente. En momentos pensaba en él. Su piel, su sonrisa, su voz, sus ojos…y con esas imágenes me dormí.
Invitado- Invitado
Re: Fic: "Cullens"
Hermanos, este capitulo es larguisimo, pero leyendolo van a saber porque. pido disculpas por la gran extension.
4. Inesperado
Los siguientes días fueron casi iguales. Nos levantamos, íbamos al instituto, volvíamos, hacíamos los quehaceres junto con la familia, una que otra cosa y a dormir. Algún que otro día salíamos de paseo junto con Bella o Alice, pero mas de eso no. Así vivimos tres semanas. Hasta que un miércoles cambió todo.
En la mañana me despierto, me fijo si el día era lindo, pero seguía nublado; miro la cama vacía de mi hermana –la noche anterior se había quedado hasta tarde junto con Alice viendo películas en el cuarto de ella –suspiro y me levanto. Voy al baño para ducharme, me preparo y salgo en dirección de la cocina. Cuando llego, lo ví a él sentado en la mesa totalmente solo y con una manzana roja en la mano. Estaba con una remera manga corta que hacia resaltar sus brazos enormes, un pantalón negro y zapatos también negros. Su pelo color bronce estaba totalmente desalineado como si lo hubiera agarrado un torbellino. Su tez pálida…sus ojos sombreados por unas capas sombrías…me miró y sonrió. No podía creer que él estaba ahí. Edward.
-Buen día –me saludó - ¿Cómo dormiste?
-Hola –logre saludar –Emm…bien.
-¿Querés desayunar? –dijo y se paro para prepararme algo.
-No, esta bien –respondí – puedo hacerlo –me dirigí hacia la alacena en busca de un vaso para servirme yogurt – ¿los demás?
-Salieron –fue su única respuesta. Se dio vuelta y note que me seguía con la mirada, como extrañado.
-¿Cómo esta tu familiar enfermo? –dije como si nada mientras me apoyaba en la mesada.
-Bien, por suerte –sonrió y cambio la dirección de su mirada hacia la mesa – quería pedirte disculpas por lo de la otra noche…
-No fue nada… -lo interrumpí.
-No, fue muy descortés de mi parte y me quedaría mas tranquilo si aceptaras mis disculpas.
-Esta bien…aunque quisiera saber porque reaccionaste así –le dije mientras me sentaba delante de él con el vaso de yogurt con cereales en una mano y mis galletitas favoritas en la otra.
-No hiciste nada…sólo…-lo interrumpió una puerta que se abría. Era Jasper con Alice y Nan.
-Perdón, ¿interrumpimos? –preguntó Alice.
-No, para nada –respondí yo.
-Esta bien –sonrió Alice junto con mi hermana. Jasper se reclino por mirar fijo y seriamente a Edward –vinimos a avisarles que Esme, Bella, Rosalie, Emmett y Nessie fueron a hacer unas compras fuera de la ciudad –dijo y miró a Edward –van a volver a la noche.
- No hay problema –respondí yo y mire el reloj – ¿a que hora salimos para el instituto hoy?
-Dentro de diez minutos –me indicó Jasper.
-Vamos a buscar los útiles –me dijo mi hermana, me agarró del brazo y me arrastro hasta las escaleras. Ni siquiera pude terminar mi desayuno.
No sabía porque, pero estaba muy feliz. Verlo a Edward había subido mi autoestima al ciento por ciento. Mi sonrisa lo delataba. Era como que alguien que necesitaba para seguir en el pequeño pueblo, pequeñísimo para ser más exactos, había vuelto. Con su ausencia, sentía como que era una obligación estar en ese lugar. Pero al volver él…me sentía como más segura, mas protegida, mas yo estando él aunque sea a unos metros.
-Volvió –murmuró mi hermana mientras guardaba su libro de Cálculo -¿contenta?
-Puede ser –respondí –era extraño la familia sin él.
Mi hermana rió con varias carcajadas.
-¿Qué sucede? –pregunté.
-¡Sentís algo por Edward!
-No es cierto –dije y era verdad.
-No me lo niegues –me decía mientras buscábamos nuestros libros.
-No hablemos mas del tema –dije mientras me cambiaba –vamos a prepararnos para el instituto.
Viajamos todos en el Volvo. Alice junto con Jasper y Nan en el asiento trasero y yo adelante con Edward. Yo solo miraba el velocímetro. Alice charlaba animadamente –como siempre –con mi hermana mientras que del estereo salía el tema “Rescue Me” de Tokio Hotel. Al mirarme, Edward sonrió.
-¿Qué ocurre? –pregunto.
-Nada…solo que…el velocímetro va a ciento cincuenta…
-Me gusta la velocidad –sonrió -¿te molesta?
-Mientras no mire hacia la ventanilla… -respondí y cerré un poco los ojos. Sentí una risita de parte de él.
Finalmente llegamos. Bajamos del Volvo, tomamos nuestras mochilas, y mientras yo miraba mi horario, escuche la voz detrás de mí.
-¿Qué clase tenés ahora?
-Emm…-era difícil concentrarse cuando lo tenía tan cerca –Literatura.
-Yo también –camino delante de mí hasta que pude ver su cara y sonrió -¿vamos?
No podía creerlo. Yo en la misma clase con Edward. A partir de ahora los miércoles iban a ser mis días preferidos. Caminamos hacia la entrada seguidos por Nan, Alice y Jasper, pero ellos luego siguieron a sus clases. Tocó el timbre y yo, escoltada por Edward, entramos a la clase del señor Reed. Nos sentamos en uno de los asientos del final de la fila. Él sacó su cuaderno azul oscuro y su pluma; yo saque mi cuaderno oficio con unos dibujos hechos por mí que estaban pegados en la tapa y mi lapicera.
-¿Dibujas? –preguntó.
-Sí –respondí tímidamente –hago caricaturas y letras.
-Es realmente bueno –opino seriamente -¿puedo verlo?
-Seguro –respondí acercándole el cuaderno.
Miraba cada dibujo muy detenidamente. Dude si mirarlo o no. Sin importarme nada, lo observé. Sus hermosos ojos recorrían cada trazo de mi lápiz en esa hoja.
-¿Quiénes son? –preguntó.
-Es una caricatura de los chicos de mi banda –le respondí –Mati, Ale, Nan y yo.
-Dibujas muy bien –me elogió. Yo me puse colorada -¿Me podrías dibujar a mi? –pidió con una sonrisa y mirándome. Yo quede ensimismada. No se por que, pero se me vino la película “Titanic” a la mente. Lo miraba a los ojos dorados líquidos que lograban hipnotizarme. La verdad que no sabía que sentía por Edward. Era lindo, obviamente, nadie podía negarlo, pero no era esa clase de atracción. Es como si con él me sentía tan protegida…como si fuera alguien mas cercano que un primo…me sentía como me sentía con mi padre. Seguía mirándolo. El asomo su sonrisa perfecta.
-¿Qué dices? –me preguntó.
-Emm…si, seguro.
En eso entra el profesor. Yo miraba de reojo a Edward. No se movía para nada, no me miraba, estaba cruzado de brazos y se podría decir que estaba prestando atención a la clase. Era tan grande…protector…era… ¡era mi primo! Realmente, no preste atención a nada. Me perdí la clase sobre la diferencia de la Literatura moderna y otra más que ni me acordaba. No se en que momento termino la clase. Mientras guardaba mis cosas, él preguntó.
-¿Qué clase tenés ahora?
-Emm…Biología.
Él rió y yo no supe porque. Me frustre un poco.
-OK. Yo tengo Humanidades y Cívica. Nos vemos en el almuerzo.
-Esta bien –dije yo y me levante para irme.
-Espera –me dijo –te acompaño hasta tu clase –se acercó y paso su brazo por la cintura mientras me llevaba hasta la puerta. Yo no se como reaccione, pero me di cuenta que no respiraba. Él se acercó a mi oído y susurró:
-Respira.
Yo exhalé todo el aire que había guardado en mis pulmones. Me sentía protegida, pero a la vez, observada por los cientos de alumnos del instituto. “Si Bella me ve, me asesina” pensaba yo. Llegué a mi clase. No podía creer que Edward estuviera ahí…conmigo. Mi corazón estaba tan tranquilo que me sorprendió. Yo estaba muy inquieta, pero a la vez tranquila. Todo era muy confuso cuando estaba con él, todo perdía sentido. Era como si él tuviera un don o algo así que lograba confundirme.
-Ve a tu clase –me ordenó –y ojo con lo que haces –sonrió.
-¿Yo? –dije sorprendida –yo soy muy tranquila.
Él rió, me beso en la frente y se fue. Sus labios eran fríos y duros. No era para menos, afuera nevaba y él solo tenía una chaqueta liviana y una remera de manga corta. Me quedé mirándolo hasta que se fue. Todavía sentía sus labios en mi frente…y los sentí en toda la clase de Biología. Mi hermana, que se sentaba conmigo, no paro de hablarme de un chico que vio dando vueltas por la casa Cullen la otra noche. En lo que preste atención, era un chico no mas de diecinueve años, pelo corto, musculoso (lo noto porque andaba en cuero me dijo), alto y parecía un aborigen de por ahí.
-Puede que sea de la reserva Quileute –logre decir algo –Carlisle y Alice me contaron sobre ese lugar.
-Puede ser –suspiro –hable con él –la mire -Su nombre es Embry.
-Me suena a embrión…o hembra –dije y me reí. Ella me miró seria –perdón.
-No se porque, pero se te nota contenta –me dio un pequeño codazo.
-¿En serio?
-Si…-sonrió-en que andarás, hermanita…
Yo solo sonreí. No sabía como reaccionar con el tema de Edward. Él no trataba a Nancy como me trataba a mí. Conmigo era más compañero, más cariñoso…sin darme cuenta, el timbre sonó para el cambio de horario. Tenía Cultura. Salí acompañada por mi hermana, hasta que oí que me llamaban.
-Jaz –sentí su voz aterciopelada.
Mi hermana se dio vuelta a ver quien me llamaba. La mire. Tenía una sonrisa de oreja a oreja. Ahora era mi turno de darme vuelta. Lo hice. Estaba él apoyado contra la pared y mirándome. Al frente de él, parado como una gran columna pálida estaba Emmett.
-Edward –salió de mi boca. Él me miró y sonrió. Mi hermana fue y abrazó a Emmett y saludó a Edward. Creo que el le devolvió el saludo. Se paro y se acercó hasta donde estaba yo.
-Hola –sonrió.
-Hola –logre decir yo.
-¿Cómo te fue en clase?
-Bien –mentí. En toda la clase no preste atención.
-Esta bien –dijo -¿ahora que clase tienes?
-Cultura –dije mirándolo. Sus ojos dorados me atrapaban como a una presa indefensa mientras su sonrisa me hacia sonrojar.
-¿Qué? –pregunto.
-Nada…solo que un día actúas de una forma y al otro día de otra…
-Emm…si…sobre eso… -tartamudeaba.
-Deja para después. ¿Tu que tienes ahora? –le pregunte.
-Cultura.
-Interesante –dije disimulando muy mal mi sobresalto –entonces vamos a clase.
Caminamos uno al lado de otro. Mientras caminábamos por el gran pasillo totalmente en silencio, al otro extremo estaba Alice con Jasper. Ella por primera vez me miraba seriamente. No sabía que pasaba. Sus ojos estaban como perdidos, detenidos en algún lugar. Edward también la miro y quedo serio.
-Emm…creo que tengo que hablar con Alice. Esperame aquí –dijo.
Yo, obediente, me quedé ahí, pero quería saber que pasaba. Edward camino hasta ella y Jasper; veía que sus labios se movían, pero no sabía que decían. Espere unos minutos y volvió con cara de preocupado.
-No vino la profesora de Cultura –fue lo que dijo muy serio.
-¿Cómo que no vino?
-No vino –repitió –podemos esperar en la cafetería o en el auto…
-Cafetería –respondí inmediatamente. No quería estar en un lugar tan chiquito, a solas y tan cerca de Edward. Prefería evitar problemas familiares.
-Esta bien…-dijo medio confundido por mi reacción. Pero a la vez divertido.
Sonó la campana. Hora de ir a la cafetería en lugar de clases. Pensando que había alumnos, íbamos caminando lento, pero cuando llegamos, la cafetería estaba vacía. Me resultó raro. Si no venia la profesora, aunque sea esperaba ver el treinta por ciento de la clase ahí. Pero solo estábamos Edward y yo. Edward no pareció sorprenderse, hasta me ofreció una silla y todo.
-¿No notas algo…?
-¿Qué? –preguntó.
-No hay nadie…casi…
-Es que la mayoría aprovecha si un profesor no viene para ir a la biblioteca a hacer un trabajo u otras cosas…
-Si…pero aunque sea tiene que haber un veinte por ciento de la clase de cultura…y estamos nosotros dos…
-Confía en mi –me dijo mientras me miraba a los ojos.
-Esta bien, si tú lo dices –le respondí.
Él me miraba pero yo clave la mirada en mi mochila. Su mirada producía algo en mi, no de la mala manera, si no como que tenía como un pequeño hechizo que lograba sonrojarme. Luego de un momento lo mire. Veía que su boca trataba de esconder una sonrisa.
-¿Qué ocurre?
-Nada…solo que tienes tinta en la mejilla derecha –me dijo conteniendo la risa.
Yo me toque la mejilla mientras lo miraba. Él, caballerosamente, sacó un pañuelo, se acercó a mí y limpió la mancha. Se acerco tanto que su aroma inundó todo mí alrededor. Mire a sus ojos que estaban concentrados en mi mejilla, sus dedos fríos los sentí aunque tuviera el pañuelo en ellos. Su tez pálida…su rostro tan cerca de la mía…cuando se dio cuenta que lo estaba mirando también me miró a mis ojos. Quede dura.
-Listo –me dijo sonriente.
-Gracias…-logre responder.
Sus ojos reflejaban alegría. Brillaban como nunca. Estaba muy cerca de mí. Sabía que millones de chicas que hubieran estado en mi lugar, en un lugar donde esta nevando, un cuarto grande, a solas junto con el chico mas lindo del colegio lo hubieran besado. Pero yo no sentía esa necesidad. Yo lo miraba y quería abrazarlo. Él seguía mirándome. Yo me sonreí, sonroje y baje la cabeza. Él se paro y fue a sentarse donde estaba antes.
-Quiero saber sobre ti –me dijo.
-¿Cómo…que? –me tomo desprevenida.
-Mmm… ¿Cómo era tu vida en Buenos Aires? ¿Qué has dejado allá para venir acá?
-Todo –respondí instantáneamente y a la vez con nostalgia –mis amigos, la ama de llaves que era como nuestra abuela, mi banda… -suspire –todo.
-¿Tenés una banda?
-Tenía…-negué con la cabeza algo que no podía decir. Las lágrimas que trataban de salir peleaban para hacer su voluntad.
-¿Qué tocaban?
-Música internacional…en tu caso, nacional, porque tocamos todo lo que sea norteamericano.
-¿Y tocaban bien? ¿Sacaron un cd?
-No todavía. No tuvimos la oportunidad.
Siguió preguntándome como se armó el grupo, quienes lo conformábamos, como empezamos y otras cosas. Edward era muy comprensivo; acostó su cabeza sobre sus brazos que estaban arriba de la mesa y me miraba como contaba todo. A veces sonreía, a veces me miraba serio, pero siempre escuchando. No entendía como me había inspirado tanta confianza y como a él le podría interesar la aburrida vida de su prima lejana. Por fin había terminado de contarle todo. Él ya sabia todo lo que había hecho. Parecía satisfecho. Ahora era mi turno.
-¿Puedo preguntarte algo?
-Depende –respondió y me quedo mirando a la defensiva.
-Se que sos adoptado…
-Así es…-dijo mas relajado.
-¿Y tus padres biológicos? –pregunte con cierta cautela.
Me quedo mirando serio. Tenía miedo de que se levante, se ofenda y se vaya. Pero su rostro no reflejaba ofensa ni odio. Solo como que intentara recordar algo. Algo que paso hace años. Igual rogaba que no se vaya, ya que no sabia que haría sin el.
-Murieron…hace años –me respondió. Hubo otro silencio.
-Lo siento –reaccione. Me insulte por sacar ese tema.
-Esta bien, igual…no me acuerdo mucho ya –dijo como confundido. Después no quise sacar más conversación. Tenia miedo de herirlo nuevamente, de hacer sangrar tal vez una herida que intento sanar por muchos años. Lo miré. El me miraba de tal forma que me intimidaba. Me saco una media sonrisa. El también sonrió.
-Los quieres mucho a Esme y a Carlisle… -casi afirme.
-Si. Son muy importantes para mí. Carlisle me salvo la vida de muchas maneras diferentes y Esme…Esme es muy amorosa conmigo. Fui el primero en la familia, Luego llegaron Rosalie, Emmett, Alice y Jasper.
-Entiendo… -dije -¿y donde naciste?
En ese momento toco el timbre de cambio de horario. Saque mi horario de clases. Lo que más odiaba. Gimnasia. Suspire y mire a Edward. Note que estaba tenso y muy serio.
-Edward… ¿Qué ocurre?
Sin decir palabra, se levanto violentamente, me tomo de la mano y me llevo hacia el estacionamiento.
-Edward…Edward, ¿Qué esta pasando? –pregunte mientras prácticamente, me arrastraba por el pasillo a una velocidad considerable.
-Tenemos que ir urgente a casa –fue lo que dijo muy secamente.
-¿Qué paso? ¿Paso algo con alguien? –me preocupe -¿Pasa algo con la familia que te acordaste? ¿Carlisle, Esme?
-Es Alice… -me dijo. Subimos al Volvo, nos pusimos los cinturones y arrancó.
-¿Qué paso con Alice? –me preocupe en serio.
-Ya vamos a ver que pasa…
Había algo que no encajaba. ¿Cómo sabia que había algo con Alice? ¿Cómo se entero si en ningún momento sonó el celular ni nada por el estilo? No entendía. Mi mente estaba en blanco en relación con las posibilidades. Mire el reloj. Once y media de la mañana. Lo mire a él y arriesgue. Respire hondo.
-¿Cómo sabes que pasa algo con Alice?
No me respondió. Es mas, si es posible, quedo mas serio. La ruta estaba un poco húmeda, pero eso no impidió que la velocidad del Volvo fuera un problema para mí.
-Edward…
-Jaz…-me interrumpió -…hay cosas que tenés que saber…y creo que llego el día. Vas a tener que pasar el resto de tu vida con nosotros y tenés que saber quienes somos… ¡Le dije a Carlisle, pero el no quiso escucharme! –se dijo como así mismo.
-Edward, explícate.
No me respondió. En el camino optó por el silencio. Me recosté en el asiento y empecé a crear teorías. Una era que había visto a Jasper por detrás de mí la ventanita de la puerta de la cafetería, y con una mirada explicaba todo. O… ¿cosas de hermanos? Puede ser. Con Nancy no hacían falta las palabras para saber que algo malo le pasaba. Podría estar a kilómetros de ella y podría sentir (y viceversa) de que ella estaba mal. Edward me miro con ojos dolidos, como si lo hubieran golpeado fuerte. Sin darme cuenta ya habíamos llegado. Lo quede mirando. Sus ojos reflejaban decepción pero a la vez como culpa. Sin dudar, adentro del Volvo lo abrace. En dos segundos saque mis brazos de alrededor de él. Estaba muy frío. Extremadamente, casi quemaba.
-Edward…estas congelado.
-Lo se…
-¿No tenés frío?
-Es algo que te voy a contestar adentro. Ahora vamos a ver que paso con Alice.
Mientras caminaba hacia la casa me puse a cuestionarme así misma. ¿Un accidente? ¿Alguien la había agredido? ¿Paso algo con Jasper? No creo, él la ama. Si alguien había salido herido, no se si sus hermanos, pero yo me haría cargo de la persona. No me gusta que se metan con mi familia.
Prácticamente, Edward derribó la puerta y entramos. Alice estaba sentada en el sillón con la mirada perdida mientras dibujaba algo en la mesa; Bella estaba a su lado sosteniéndola de los hombros. Carlisle estaba con Esme parado cerca de Alice, al lado del televisor ahora apagado.
-¿Qué ocurre? –preguntó Edward –me aviso uno de los…las mascotas –dijo en algo parecido a una clave. ¿Y Rosalie? ¿Emmett, Nessie?
Carlisle lo miro. Él rápidamente se puso tenso. En eso llega mi hermana con Jasper y Emmett acompañados por Nessie y Rosalie.
-¿Qué paso? ¿Alice? –se acerco rápidamente a nuestra prima -¿Alice, estas bien?
-Edward –dijo Jasper.
Hubo como esa conexión de hermanos que es imposible de explicar. Edward suspiro y me miro.
-Jaz, acompáñame –me dijo mientras me agarraba la mano y me llevaba a las puertas que daban al patio.
-Nan, seguime –pidió Emmett.
Yo vi como mi hermana se iba con Emmett por la otra puerta. Yo salí al patio junto con Edward.
-Seguime –me pidió y entramos al bosque.
Parece que el día acompañaba. Estaba sumamente nublado con unas gotas que iban cayendo. No sabía si era que estaba lloviendo o era porque caían las gotas de los árboles altísimos. Mis pasos, a comparación de los de Edward, eran sumamente disparejos y tuve que sostenerme varias veces de los árboles para no caer. Lo mire. Estaba serio, caminaba muy tenso, parecía enojado con él mismo. Finalmente llegamos a un claro. La llovizna no paraba. Mi pelo estaba sumamente húmedo. La planchita de esa mañana había sido en vano. Todo estaba oscuro y frío. Edward se paro frente a mí, a unos escasos metros. Sus ojos estaban muy tristes.
-Edward, ¿Qué…?
-Lo que viste…no fue una visión…todo fue real…-fue lo primero que dijo. Eso me descocó.
-No entiendo…
Él soltó una pequeña risita de nervios, respiro profundo y volvió a mirarme.
-Nosotros…toda la familia… -sus brazos estaban al lado de su torso como cansados y sus dedos blancos como el hielo se movían muy lentamente –no somos normales…
-Sigue –suplique.
-¿No notaste…cosas extrañas en la familia en estos últimos días? –quede pensativa. Él siguió –nuestra dieta especial, no salimos los días soleados…
-Si, lo note –dije media confundida –pero… ¿Qué tiene que ver con Alice?
Edward me miraba seriamente. Luego miro para detrás de mí. Me doy vuelta pero no había nadie; lo mire a él nuevamente. Esta vez estaba mas cerca.
-Jaz…hay algo que no soy capaz de entender…
Me puse tiesa. ¿Qué rumbo estaba tomando todo esto?
-Edward…
-Y quiero saber si tu también lo sientes… -me miro fijo a los ojos –quiero saber lo que piensas…
-Yo también –murmure –creo que todos queremos saber lo que el otro piensa.
Él sonrió.
-Para mi no es difícil.
-No entiendo.
-Yo…yo puedo leer las mentes –me dijo con ojos sinceros.
Me quede dura. ¿Cómo que podía leer mentes? Era historia. Si era verdad…todos aquellos pensamientos sobre él estaban al descubierto. Pero había que pensar una cosa mas racionalmente. ¿Cómo que puede leer mentes?
-¿Cómo que podes leer mentes?
-Puedo leer todas las mentes…menos la de Bella y la tuya.
-¿Por qué no podes leer mi mente? ¿Hay algo que te lo impida? ¿Hice algo mal?
El rió.
-¿Te digo que puedo leer mentes y piensas que hay algún problema contigo? –soltó una pequeña risa –creo que es la segunda vez que me pasa.
Yo sonreí.
-No se porque…solo que me frustra no poder leerte la mente –me dijo medio confundido mirando al suelo –quiero saber lo que piensas… -levanto la mirada y los fijo en mis ojos.
Se acerco más a mí.
-Primero, estoy preocupada por Alice –sentí un pequeño ruido que venia de su pecho -y segundo quiero saber porque me trajiste hasta acá…
Él suspiró fuerte.
-La familia tiene un secreto hace años. Es un secreto que tenemos que ocultar, aunque físicamente es muy evidente. Pero, como tu y tu hermana van a vivir con nosotros…tienen que saberlo. Y ese secreto es que…-hizo una pausa tan larga que temí que nunca me lo dijera –no somos humanos… –lo mire extrañada -somos vampiros…
Yo lo quede mirando. Luego me empecé a reír. A reír sin parar. Él me miro sorprendido.
-Disculpa, es que…es…muy chistoso… -y me empecé a reír nuevamente.
-Jaz…no te estoy mintiendo –me dijo medio serio y medio sonriendo no pudiendo creer tal vez de porque me reía.
-Si, y yo soy Hayley Williams.
-Esta bien… -me dijo mientras se ponía duro y ponía las piernas como para empezar a correr –ya que no me crees…
En dos segundos estaba cargada en la espalda de Edward, corriendo a tal velocidad que mi rostro no soportaba el viento en mi rostro. No podía creer. ¿Mi primo corriendo a más velocidad que el Volvo mismo? ¿Qué era lo que pasaba? Mire hacia atrás y note que dos personas más nos seguían. Pude distinguir que uno era Jasper. Lo logre distinguir por sus cabellos rubios. La otra persona no pude distinguirla, pero al ratito que la vi, desapareció. Me empecé a marear por la velocidad a la que pasaban las cosas. Me agarre bien fuerte de Edward y deje que sea lo que fuera. En un momento siento que no avanzábamos más. Miro a mí alrededor, todo estaba detenido.
-Jaz, ya llegamos –me dijo la voz aterciopelada de Edward. Note que mis brazos y piernas estaban duros alrededor de su cuello y de su cintura.
-Ah, perdón –logre decir mientras trataba de bajarme. Cuando logre, reaccioné -¿Cómo…?
-Una de las cualidades es la velocidad… -respondió seriamente.
-Estoy…confundida…
En unos segundos después llega Jasper.
-¿Le dijiste? –le preguntó.
-Si. ¿Y Emmett?
-también.
Note que al lado de Edward había un haz de luz solar. Él, al notarlo, suspiro y se movió unos centímetros. Los ojos tristes de su rostro me miraron. Yo no podía perderme de vista su cuerpo. Su piel que era pálida y fría con el hielo ahora estaba llena de pequeños brillos incesantes como diamantes. Era algo muy hermoso de ver. Nada se podía comparar. Jasper lo siguió y se puso también debajo del sol. Me quede dura. Era hermosura pura lo que reflejaban. Sus cabellos, sus rostros…todo brillaba bajo el sol.
-Es…es… -decía mientras trataba de comprender.
-Por esto no nos mostramos a la luz –me dijo con voz penosa Jasper.
Yo estaba callada. No podía creer lo que pasaba, lo que mis ojos veían. No lograba entender como estaba: si nerviosa, frustrada, con miedo…no lograba saberlo. Mire a mis primos. Sus cuerpos eran brillantes a la luz solar…su velocidad…su palidez…me hacían acordar varias películas de terror, pero no era como la realidad, nada que ver. En realidad, yo no podía imaginarme ahora un día sin Alice o Edward. Todo había tomado un rumbo bastante confuso. En mi mente rondaban varias cosas que no lograba entender: ¿era cierto? ¿Es verdad que existen los vampiros? ¿Qué existen y que son…de nuestra familia?
4. Inesperado
Los siguientes días fueron casi iguales. Nos levantamos, íbamos al instituto, volvíamos, hacíamos los quehaceres junto con la familia, una que otra cosa y a dormir. Algún que otro día salíamos de paseo junto con Bella o Alice, pero mas de eso no. Así vivimos tres semanas. Hasta que un miércoles cambió todo.
En la mañana me despierto, me fijo si el día era lindo, pero seguía nublado; miro la cama vacía de mi hermana –la noche anterior se había quedado hasta tarde junto con Alice viendo películas en el cuarto de ella –suspiro y me levanto. Voy al baño para ducharme, me preparo y salgo en dirección de la cocina. Cuando llego, lo ví a él sentado en la mesa totalmente solo y con una manzana roja en la mano. Estaba con una remera manga corta que hacia resaltar sus brazos enormes, un pantalón negro y zapatos también negros. Su pelo color bronce estaba totalmente desalineado como si lo hubiera agarrado un torbellino. Su tez pálida…sus ojos sombreados por unas capas sombrías…me miró y sonrió. No podía creer que él estaba ahí. Edward.
-Buen día –me saludó - ¿Cómo dormiste?
-Hola –logre saludar –Emm…bien.
-¿Querés desayunar? –dijo y se paro para prepararme algo.
-No, esta bien –respondí – puedo hacerlo –me dirigí hacia la alacena en busca de un vaso para servirme yogurt – ¿los demás?
-Salieron –fue su única respuesta. Se dio vuelta y note que me seguía con la mirada, como extrañado.
-¿Cómo esta tu familiar enfermo? –dije como si nada mientras me apoyaba en la mesada.
-Bien, por suerte –sonrió y cambio la dirección de su mirada hacia la mesa – quería pedirte disculpas por lo de la otra noche…
-No fue nada… -lo interrumpí.
-No, fue muy descortés de mi parte y me quedaría mas tranquilo si aceptaras mis disculpas.
-Esta bien…aunque quisiera saber porque reaccionaste así –le dije mientras me sentaba delante de él con el vaso de yogurt con cereales en una mano y mis galletitas favoritas en la otra.
-No hiciste nada…sólo…-lo interrumpió una puerta que se abría. Era Jasper con Alice y Nan.
-Perdón, ¿interrumpimos? –preguntó Alice.
-No, para nada –respondí yo.
-Esta bien –sonrió Alice junto con mi hermana. Jasper se reclino por mirar fijo y seriamente a Edward –vinimos a avisarles que Esme, Bella, Rosalie, Emmett y Nessie fueron a hacer unas compras fuera de la ciudad –dijo y miró a Edward –van a volver a la noche.
- No hay problema –respondí yo y mire el reloj – ¿a que hora salimos para el instituto hoy?
-Dentro de diez minutos –me indicó Jasper.
-Vamos a buscar los útiles –me dijo mi hermana, me agarró del brazo y me arrastro hasta las escaleras. Ni siquiera pude terminar mi desayuno.
No sabía porque, pero estaba muy feliz. Verlo a Edward había subido mi autoestima al ciento por ciento. Mi sonrisa lo delataba. Era como que alguien que necesitaba para seguir en el pequeño pueblo, pequeñísimo para ser más exactos, había vuelto. Con su ausencia, sentía como que era una obligación estar en ese lugar. Pero al volver él…me sentía como más segura, mas protegida, mas yo estando él aunque sea a unos metros.
-Volvió –murmuró mi hermana mientras guardaba su libro de Cálculo -¿contenta?
-Puede ser –respondí –era extraño la familia sin él.
Mi hermana rió con varias carcajadas.
-¿Qué sucede? –pregunté.
-¡Sentís algo por Edward!
-No es cierto –dije y era verdad.
-No me lo niegues –me decía mientras buscábamos nuestros libros.
-No hablemos mas del tema –dije mientras me cambiaba –vamos a prepararnos para el instituto.
Viajamos todos en el Volvo. Alice junto con Jasper y Nan en el asiento trasero y yo adelante con Edward. Yo solo miraba el velocímetro. Alice charlaba animadamente –como siempre –con mi hermana mientras que del estereo salía el tema “Rescue Me” de Tokio Hotel. Al mirarme, Edward sonrió.
-¿Qué ocurre? –pregunto.
-Nada…solo que…el velocímetro va a ciento cincuenta…
-Me gusta la velocidad –sonrió -¿te molesta?
-Mientras no mire hacia la ventanilla… -respondí y cerré un poco los ojos. Sentí una risita de parte de él.
Finalmente llegamos. Bajamos del Volvo, tomamos nuestras mochilas, y mientras yo miraba mi horario, escuche la voz detrás de mí.
-¿Qué clase tenés ahora?
-Emm…-era difícil concentrarse cuando lo tenía tan cerca –Literatura.
-Yo también –camino delante de mí hasta que pude ver su cara y sonrió -¿vamos?
No podía creerlo. Yo en la misma clase con Edward. A partir de ahora los miércoles iban a ser mis días preferidos. Caminamos hacia la entrada seguidos por Nan, Alice y Jasper, pero ellos luego siguieron a sus clases. Tocó el timbre y yo, escoltada por Edward, entramos a la clase del señor Reed. Nos sentamos en uno de los asientos del final de la fila. Él sacó su cuaderno azul oscuro y su pluma; yo saque mi cuaderno oficio con unos dibujos hechos por mí que estaban pegados en la tapa y mi lapicera.
-¿Dibujas? –preguntó.
-Sí –respondí tímidamente –hago caricaturas y letras.
-Es realmente bueno –opino seriamente -¿puedo verlo?
-Seguro –respondí acercándole el cuaderno.
Miraba cada dibujo muy detenidamente. Dude si mirarlo o no. Sin importarme nada, lo observé. Sus hermosos ojos recorrían cada trazo de mi lápiz en esa hoja.
-¿Quiénes son? –preguntó.
-Es una caricatura de los chicos de mi banda –le respondí –Mati, Ale, Nan y yo.
-Dibujas muy bien –me elogió. Yo me puse colorada -¿Me podrías dibujar a mi? –pidió con una sonrisa y mirándome. Yo quede ensimismada. No se por que, pero se me vino la película “Titanic” a la mente. Lo miraba a los ojos dorados líquidos que lograban hipnotizarme. La verdad que no sabía que sentía por Edward. Era lindo, obviamente, nadie podía negarlo, pero no era esa clase de atracción. Es como si con él me sentía tan protegida…como si fuera alguien mas cercano que un primo…me sentía como me sentía con mi padre. Seguía mirándolo. El asomo su sonrisa perfecta.
-¿Qué dices? –me preguntó.
-Emm…si, seguro.
En eso entra el profesor. Yo miraba de reojo a Edward. No se movía para nada, no me miraba, estaba cruzado de brazos y se podría decir que estaba prestando atención a la clase. Era tan grande…protector…era… ¡era mi primo! Realmente, no preste atención a nada. Me perdí la clase sobre la diferencia de la Literatura moderna y otra más que ni me acordaba. No se en que momento termino la clase. Mientras guardaba mis cosas, él preguntó.
-¿Qué clase tenés ahora?
-Emm…Biología.
Él rió y yo no supe porque. Me frustre un poco.
-OK. Yo tengo Humanidades y Cívica. Nos vemos en el almuerzo.
-Esta bien –dije yo y me levante para irme.
-Espera –me dijo –te acompaño hasta tu clase –se acercó y paso su brazo por la cintura mientras me llevaba hasta la puerta. Yo no se como reaccione, pero me di cuenta que no respiraba. Él se acercó a mi oído y susurró:
-Respira.
Yo exhalé todo el aire que había guardado en mis pulmones. Me sentía protegida, pero a la vez, observada por los cientos de alumnos del instituto. “Si Bella me ve, me asesina” pensaba yo. Llegué a mi clase. No podía creer que Edward estuviera ahí…conmigo. Mi corazón estaba tan tranquilo que me sorprendió. Yo estaba muy inquieta, pero a la vez tranquila. Todo era muy confuso cuando estaba con él, todo perdía sentido. Era como si él tuviera un don o algo así que lograba confundirme.
-Ve a tu clase –me ordenó –y ojo con lo que haces –sonrió.
-¿Yo? –dije sorprendida –yo soy muy tranquila.
Él rió, me beso en la frente y se fue. Sus labios eran fríos y duros. No era para menos, afuera nevaba y él solo tenía una chaqueta liviana y una remera de manga corta. Me quedé mirándolo hasta que se fue. Todavía sentía sus labios en mi frente…y los sentí en toda la clase de Biología. Mi hermana, que se sentaba conmigo, no paro de hablarme de un chico que vio dando vueltas por la casa Cullen la otra noche. En lo que preste atención, era un chico no mas de diecinueve años, pelo corto, musculoso (lo noto porque andaba en cuero me dijo), alto y parecía un aborigen de por ahí.
-Puede que sea de la reserva Quileute –logre decir algo –Carlisle y Alice me contaron sobre ese lugar.
-Puede ser –suspiro –hable con él –la mire -Su nombre es Embry.
-Me suena a embrión…o hembra –dije y me reí. Ella me miró seria –perdón.
-No se porque, pero se te nota contenta –me dio un pequeño codazo.
-¿En serio?
-Si…-sonrió-en que andarás, hermanita…
Yo solo sonreí. No sabía como reaccionar con el tema de Edward. Él no trataba a Nancy como me trataba a mí. Conmigo era más compañero, más cariñoso…sin darme cuenta, el timbre sonó para el cambio de horario. Tenía Cultura. Salí acompañada por mi hermana, hasta que oí que me llamaban.
-Jaz –sentí su voz aterciopelada.
Mi hermana se dio vuelta a ver quien me llamaba. La mire. Tenía una sonrisa de oreja a oreja. Ahora era mi turno de darme vuelta. Lo hice. Estaba él apoyado contra la pared y mirándome. Al frente de él, parado como una gran columna pálida estaba Emmett.
-Edward –salió de mi boca. Él me miró y sonrió. Mi hermana fue y abrazó a Emmett y saludó a Edward. Creo que el le devolvió el saludo. Se paro y se acercó hasta donde estaba yo.
-Hola –sonrió.
-Hola –logre decir yo.
-¿Cómo te fue en clase?
-Bien –mentí. En toda la clase no preste atención.
-Esta bien –dijo -¿ahora que clase tienes?
-Cultura –dije mirándolo. Sus ojos dorados me atrapaban como a una presa indefensa mientras su sonrisa me hacia sonrojar.
-¿Qué? –pregunto.
-Nada…solo que un día actúas de una forma y al otro día de otra…
-Emm…si…sobre eso… -tartamudeaba.
-Deja para después. ¿Tu que tienes ahora? –le pregunte.
-Cultura.
-Interesante –dije disimulando muy mal mi sobresalto –entonces vamos a clase.
Caminamos uno al lado de otro. Mientras caminábamos por el gran pasillo totalmente en silencio, al otro extremo estaba Alice con Jasper. Ella por primera vez me miraba seriamente. No sabía que pasaba. Sus ojos estaban como perdidos, detenidos en algún lugar. Edward también la miro y quedo serio.
-Emm…creo que tengo que hablar con Alice. Esperame aquí –dijo.
Yo, obediente, me quedé ahí, pero quería saber que pasaba. Edward camino hasta ella y Jasper; veía que sus labios se movían, pero no sabía que decían. Espere unos minutos y volvió con cara de preocupado.
-No vino la profesora de Cultura –fue lo que dijo muy serio.
-¿Cómo que no vino?
-No vino –repitió –podemos esperar en la cafetería o en el auto…
-Cafetería –respondí inmediatamente. No quería estar en un lugar tan chiquito, a solas y tan cerca de Edward. Prefería evitar problemas familiares.
-Esta bien…-dijo medio confundido por mi reacción. Pero a la vez divertido.
Sonó la campana. Hora de ir a la cafetería en lugar de clases. Pensando que había alumnos, íbamos caminando lento, pero cuando llegamos, la cafetería estaba vacía. Me resultó raro. Si no venia la profesora, aunque sea esperaba ver el treinta por ciento de la clase ahí. Pero solo estábamos Edward y yo. Edward no pareció sorprenderse, hasta me ofreció una silla y todo.
-¿No notas algo…?
-¿Qué? –preguntó.
-No hay nadie…casi…
-Es que la mayoría aprovecha si un profesor no viene para ir a la biblioteca a hacer un trabajo u otras cosas…
-Si…pero aunque sea tiene que haber un veinte por ciento de la clase de cultura…y estamos nosotros dos…
-Confía en mi –me dijo mientras me miraba a los ojos.
-Esta bien, si tú lo dices –le respondí.
Él me miraba pero yo clave la mirada en mi mochila. Su mirada producía algo en mi, no de la mala manera, si no como que tenía como un pequeño hechizo que lograba sonrojarme. Luego de un momento lo mire. Veía que su boca trataba de esconder una sonrisa.
-¿Qué ocurre?
-Nada…solo que tienes tinta en la mejilla derecha –me dijo conteniendo la risa.
Yo me toque la mejilla mientras lo miraba. Él, caballerosamente, sacó un pañuelo, se acercó a mí y limpió la mancha. Se acerco tanto que su aroma inundó todo mí alrededor. Mire a sus ojos que estaban concentrados en mi mejilla, sus dedos fríos los sentí aunque tuviera el pañuelo en ellos. Su tez pálida…su rostro tan cerca de la mía…cuando se dio cuenta que lo estaba mirando también me miró a mis ojos. Quede dura.
-Listo –me dijo sonriente.
-Gracias…-logre responder.
Sus ojos reflejaban alegría. Brillaban como nunca. Estaba muy cerca de mí. Sabía que millones de chicas que hubieran estado en mi lugar, en un lugar donde esta nevando, un cuarto grande, a solas junto con el chico mas lindo del colegio lo hubieran besado. Pero yo no sentía esa necesidad. Yo lo miraba y quería abrazarlo. Él seguía mirándome. Yo me sonreí, sonroje y baje la cabeza. Él se paro y fue a sentarse donde estaba antes.
-Quiero saber sobre ti –me dijo.
-¿Cómo…que? –me tomo desprevenida.
-Mmm… ¿Cómo era tu vida en Buenos Aires? ¿Qué has dejado allá para venir acá?
-Todo –respondí instantáneamente y a la vez con nostalgia –mis amigos, la ama de llaves que era como nuestra abuela, mi banda… -suspire –todo.
-¿Tenés una banda?
-Tenía…-negué con la cabeza algo que no podía decir. Las lágrimas que trataban de salir peleaban para hacer su voluntad.
-¿Qué tocaban?
-Música internacional…en tu caso, nacional, porque tocamos todo lo que sea norteamericano.
-¿Y tocaban bien? ¿Sacaron un cd?
-No todavía. No tuvimos la oportunidad.
Siguió preguntándome como se armó el grupo, quienes lo conformábamos, como empezamos y otras cosas. Edward era muy comprensivo; acostó su cabeza sobre sus brazos que estaban arriba de la mesa y me miraba como contaba todo. A veces sonreía, a veces me miraba serio, pero siempre escuchando. No entendía como me había inspirado tanta confianza y como a él le podría interesar la aburrida vida de su prima lejana. Por fin había terminado de contarle todo. Él ya sabia todo lo que había hecho. Parecía satisfecho. Ahora era mi turno.
-¿Puedo preguntarte algo?
-Depende –respondió y me quedo mirando a la defensiva.
-Se que sos adoptado…
-Así es…-dijo mas relajado.
-¿Y tus padres biológicos? –pregunte con cierta cautela.
Me quedo mirando serio. Tenía miedo de que se levante, se ofenda y se vaya. Pero su rostro no reflejaba ofensa ni odio. Solo como que intentara recordar algo. Algo que paso hace años. Igual rogaba que no se vaya, ya que no sabia que haría sin el.
-Murieron…hace años –me respondió. Hubo otro silencio.
-Lo siento –reaccione. Me insulte por sacar ese tema.
-Esta bien, igual…no me acuerdo mucho ya –dijo como confundido. Después no quise sacar más conversación. Tenia miedo de herirlo nuevamente, de hacer sangrar tal vez una herida que intento sanar por muchos años. Lo miré. El me miraba de tal forma que me intimidaba. Me saco una media sonrisa. El también sonrió.
-Los quieres mucho a Esme y a Carlisle… -casi afirme.
-Si. Son muy importantes para mí. Carlisle me salvo la vida de muchas maneras diferentes y Esme…Esme es muy amorosa conmigo. Fui el primero en la familia, Luego llegaron Rosalie, Emmett, Alice y Jasper.
-Entiendo… -dije -¿y donde naciste?
En ese momento toco el timbre de cambio de horario. Saque mi horario de clases. Lo que más odiaba. Gimnasia. Suspire y mire a Edward. Note que estaba tenso y muy serio.
-Edward… ¿Qué ocurre?
Sin decir palabra, se levanto violentamente, me tomo de la mano y me llevo hacia el estacionamiento.
-Edward…Edward, ¿Qué esta pasando? –pregunte mientras prácticamente, me arrastraba por el pasillo a una velocidad considerable.
-Tenemos que ir urgente a casa –fue lo que dijo muy secamente.
-¿Qué paso? ¿Paso algo con alguien? –me preocupe -¿Pasa algo con la familia que te acordaste? ¿Carlisle, Esme?
-Es Alice… -me dijo. Subimos al Volvo, nos pusimos los cinturones y arrancó.
-¿Qué paso con Alice? –me preocupe en serio.
-Ya vamos a ver que pasa…
Había algo que no encajaba. ¿Cómo sabia que había algo con Alice? ¿Cómo se entero si en ningún momento sonó el celular ni nada por el estilo? No entendía. Mi mente estaba en blanco en relación con las posibilidades. Mire el reloj. Once y media de la mañana. Lo mire a él y arriesgue. Respire hondo.
-¿Cómo sabes que pasa algo con Alice?
No me respondió. Es mas, si es posible, quedo mas serio. La ruta estaba un poco húmeda, pero eso no impidió que la velocidad del Volvo fuera un problema para mí.
-Edward…
-Jaz…-me interrumpió -…hay cosas que tenés que saber…y creo que llego el día. Vas a tener que pasar el resto de tu vida con nosotros y tenés que saber quienes somos… ¡Le dije a Carlisle, pero el no quiso escucharme! –se dijo como así mismo.
-Edward, explícate.
No me respondió. En el camino optó por el silencio. Me recosté en el asiento y empecé a crear teorías. Una era que había visto a Jasper por detrás de mí la ventanita de la puerta de la cafetería, y con una mirada explicaba todo. O… ¿cosas de hermanos? Puede ser. Con Nancy no hacían falta las palabras para saber que algo malo le pasaba. Podría estar a kilómetros de ella y podría sentir (y viceversa) de que ella estaba mal. Edward me miro con ojos dolidos, como si lo hubieran golpeado fuerte. Sin darme cuenta ya habíamos llegado. Lo quede mirando. Sus ojos reflejaban decepción pero a la vez como culpa. Sin dudar, adentro del Volvo lo abrace. En dos segundos saque mis brazos de alrededor de él. Estaba muy frío. Extremadamente, casi quemaba.
-Edward…estas congelado.
-Lo se…
-¿No tenés frío?
-Es algo que te voy a contestar adentro. Ahora vamos a ver que paso con Alice.
Mientras caminaba hacia la casa me puse a cuestionarme así misma. ¿Un accidente? ¿Alguien la había agredido? ¿Paso algo con Jasper? No creo, él la ama. Si alguien había salido herido, no se si sus hermanos, pero yo me haría cargo de la persona. No me gusta que se metan con mi familia.
Prácticamente, Edward derribó la puerta y entramos. Alice estaba sentada en el sillón con la mirada perdida mientras dibujaba algo en la mesa; Bella estaba a su lado sosteniéndola de los hombros. Carlisle estaba con Esme parado cerca de Alice, al lado del televisor ahora apagado.
-¿Qué ocurre? –preguntó Edward –me aviso uno de los…las mascotas –dijo en algo parecido a una clave. ¿Y Rosalie? ¿Emmett, Nessie?
Carlisle lo miro. Él rápidamente se puso tenso. En eso llega mi hermana con Jasper y Emmett acompañados por Nessie y Rosalie.
-¿Qué paso? ¿Alice? –se acerco rápidamente a nuestra prima -¿Alice, estas bien?
-Edward –dijo Jasper.
Hubo como esa conexión de hermanos que es imposible de explicar. Edward suspiro y me miro.
-Jaz, acompáñame –me dijo mientras me agarraba la mano y me llevaba a las puertas que daban al patio.
-Nan, seguime –pidió Emmett.
Yo vi como mi hermana se iba con Emmett por la otra puerta. Yo salí al patio junto con Edward.
-Seguime –me pidió y entramos al bosque.
Parece que el día acompañaba. Estaba sumamente nublado con unas gotas que iban cayendo. No sabía si era que estaba lloviendo o era porque caían las gotas de los árboles altísimos. Mis pasos, a comparación de los de Edward, eran sumamente disparejos y tuve que sostenerme varias veces de los árboles para no caer. Lo mire. Estaba serio, caminaba muy tenso, parecía enojado con él mismo. Finalmente llegamos a un claro. La llovizna no paraba. Mi pelo estaba sumamente húmedo. La planchita de esa mañana había sido en vano. Todo estaba oscuro y frío. Edward se paro frente a mí, a unos escasos metros. Sus ojos estaban muy tristes.
-Edward, ¿Qué…?
-Lo que viste…no fue una visión…todo fue real…-fue lo primero que dijo. Eso me descocó.
-No entiendo…
Él soltó una pequeña risita de nervios, respiro profundo y volvió a mirarme.
-Nosotros…toda la familia… -sus brazos estaban al lado de su torso como cansados y sus dedos blancos como el hielo se movían muy lentamente –no somos normales…
-Sigue –suplique.
-¿No notaste…cosas extrañas en la familia en estos últimos días? –quede pensativa. Él siguió –nuestra dieta especial, no salimos los días soleados…
-Si, lo note –dije media confundida –pero… ¿Qué tiene que ver con Alice?
Edward me miraba seriamente. Luego miro para detrás de mí. Me doy vuelta pero no había nadie; lo mire a él nuevamente. Esta vez estaba mas cerca.
-Jaz…hay algo que no soy capaz de entender…
Me puse tiesa. ¿Qué rumbo estaba tomando todo esto?
-Edward…
-Y quiero saber si tu también lo sientes… -me miro fijo a los ojos –quiero saber lo que piensas…
-Yo también –murmure –creo que todos queremos saber lo que el otro piensa.
Él sonrió.
-Para mi no es difícil.
-No entiendo.
-Yo…yo puedo leer las mentes –me dijo con ojos sinceros.
Me quede dura. ¿Cómo que podía leer mentes? Era historia. Si era verdad…todos aquellos pensamientos sobre él estaban al descubierto. Pero había que pensar una cosa mas racionalmente. ¿Cómo que puede leer mentes?
-¿Cómo que podes leer mentes?
-Puedo leer todas las mentes…menos la de Bella y la tuya.
-¿Por qué no podes leer mi mente? ¿Hay algo que te lo impida? ¿Hice algo mal?
El rió.
-¿Te digo que puedo leer mentes y piensas que hay algún problema contigo? –soltó una pequeña risa –creo que es la segunda vez que me pasa.
Yo sonreí.
-No se porque…solo que me frustra no poder leerte la mente –me dijo medio confundido mirando al suelo –quiero saber lo que piensas… -levanto la mirada y los fijo en mis ojos.
Se acerco más a mí.
-Primero, estoy preocupada por Alice –sentí un pequeño ruido que venia de su pecho -y segundo quiero saber porque me trajiste hasta acá…
Él suspiró fuerte.
-La familia tiene un secreto hace años. Es un secreto que tenemos que ocultar, aunque físicamente es muy evidente. Pero, como tu y tu hermana van a vivir con nosotros…tienen que saberlo. Y ese secreto es que…-hizo una pausa tan larga que temí que nunca me lo dijera –no somos humanos… –lo mire extrañada -somos vampiros…
Yo lo quede mirando. Luego me empecé a reír. A reír sin parar. Él me miro sorprendido.
-Disculpa, es que…es…muy chistoso… -y me empecé a reír nuevamente.
-Jaz…no te estoy mintiendo –me dijo medio serio y medio sonriendo no pudiendo creer tal vez de porque me reía.
-Si, y yo soy Hayley Williams.
-Esta bien… -me dijo mientras se ponía duro y ponía las piernas como para empezar a correr –ya que no me crees…
En dos segundos estaba cargada en la espalda de Edward, corriendo a tal velocidad que mi rostro no soportaba el viento en mi rostro. No podía creer. ¿Mi primo corriendo a más velocidad que el Volvo mismo? ¿Qué era lo que pasaba? Mire hacia atrás y note que dos personas más nos seguían. Pude distinguir que uno era Jasper. Lo logre distinguir por sus cabellos rubios. La otra persona no pude distinguirla, pero al ratito que la vi, desapareció. Me empecé a marear por la velocidad a la que pasaban las cosas. Me agarre bien fuerte de Edward y deje que sea lo que fuera. En un momento siento que no avanzábamos más. Miro a mí alrededor, todo estaba detenido.
-Jaz, ya llegamos –me dijo la voz aterciopelada de Edward. Note que mis brazos y piernas estaban duros alrededor de su cuello y de su cintura.
-Ah, perdón –logre decir mientras trataba de bajarme. Cuando logre, reaccioné -¿Cómo…?
-Una de las cualidades es la velocidad… -respondió seriamente.
-Estoy…confundida…
En unos segundos después llega Jasper.
-¿Le dijiste? –le preguntó.
-Si. ¿Y Emmett?
-también.
Note que al lado de Edward había un haz de luz solar. Él, al notarlo, suspiro y se movió unos centímetros. Los ojos tristes de su rostro me miraron. Yo no podía perderme de vista su cuerpo. Su piel que era pálida y fría con el hielo ahora estaba llena de pequeños brillos incesantes como diamantes. Era algo muy hermoso de ver. Nada se podía comparar. Jasper lo siguió y se puso también debajo del sol. Me quede dura. Era hermosura pura lo que reflejaban. Sus cabellos, sus rostros…todo brillaba bajo el sol.
-Es…es… -decía mientras trataba de comprender.
-Por esto no nos mostramos a la luz –me dijo con voz penosa Jasper.
Yo estaba callada. No podía creer lo que pasaba, lo que mis ojos veían. No lograba entender como estaba: si nerviosa, frustrada, con miedo…no lograba saberlo. Mire a mis primos. Sus cuerpos eran brillantes a la luz solar…su velocidad…su palidez…me hacían acordar varias películas de terror, pero no era como la realidad, nada que ver. En realidad, yo no podía imaginarme ahora un día sin Alice o Edward. Todo había tomado un rumbo bastante confuso. En mi mente rondaban varias cosas que no lograba entender: ¿era cierto? ¿Es verdad que existen los vampiros? ¿Qué existen y que son…de nuestra familia?
Invitado- Invitado
Re: Fic: "Cullens"
Buenisimo!!!!!..... Me dio pena llegar al final del capítulo...
Estaba demasiado adentro de la historia cuando se termino ....
Ahora quedo esperando por más!.
Estaba demasiado adentro de la historia cuando se termino ....
Ahora quedo esperando por más!.
Re: Fic: "Cullens"
Nueva lectora!....
OMG!!!!.... Está genial.....
Espero seguir pronto.
OMG!!!!.... Está genial.....
Espero seguir pronto.
Invitado- Invitado
Re: Fic: "Cullens"
Off: principlmente, queria agradecer los saludos por mi cumpleaños. Realmente ahora ustedes son una prte muy parte importante de mi vida. Gracias por todo!!! Los Quiero Hermanitos!!!
5. Revelaciones
-Creo que es hora de que hables con Carlisle –dijo Jasper mientras salía del haz de luz –creo que él es el mejor para aclarar este tema.
Mientras estábamos por retirarnos, Edward rió.
-¿Qué sucede? –pregunto Jasper.
Señalo para atrás de él sin darse vuelta. Me di cuenta que esa sonrisa no era totalmente sincera ya que sus ojos estaban preocupados. En dos segundos vimos que alguien saltaba de una de las rocas más altas con alguien en la espalda. Rápidamente reconocí a Emmett con mi hermana cargada en su espalda. Los dos se estaban riendo a no dar más.
-Emmett… -murmuró Jasper sonriendo.
-Y mi hermana –seguí yo.
-¡Wow! –soltó mi hermana -¡eso es adrenalina!
-Te lo dije, Nancy. Nunca me hagas una apuesta –reía nuestro primo enorme.
Ella bajó de su espalda y vino a mi lado. Rió un poco y yo la mire a los ojos. Miro al suelo media avergonzada. Movía sus dedos impacientes, como si tendría los palillos de la batería entre sus dedos.
-¿Te enteraste? –me dijo luego de mirarme nuevamente.
-Si –le respondí –pero hablamos después en casa.
-Esta bien.
-Emmett –dijo Jasper –vamos a la casa. Tienen que hablar con Carlisle.
-Muy bien –dijo Emmett – Hey, Edward, ¿Carreras?
-Hoy no, Emmett. Perdón –respondió un poco melancólico.
-Yo acepto –dijo Jasper sonriente.
-Elige a una –dijo en obvia referencia a nosotras –con carga tal vez sea mas difícil.
-Gracias por tratarnos como una cosa, Emmett –señalé yo y reí sarcásticamente.
-No te ofendas, Jaz –me sonrió.
-Elijo a Jaz.
-Muy bien. Nan, arriba.
Jasper me hizo subir a su espalda. Veía como Emmett cargaba a mi hermana como si fuera una pluma. Me daba cosa. La espalda de Jasper, junto con el resto de su cuerpo, estaba totalmente fría. Helado como el hielo. Me hizo escalofríos por un momento.
-¿Estas bien? –me preguntó.
-Si… -respondí.
-Edward, ¿haces los honores? –preguntó Emmett divertido.
-Si, seguro –dijo él. Me miró, sonrió con una felicidad que no llego a los ojos nuevamente–a la una…a las dos… -me sujete bien fuerte de Jasper -¡¡¡a las tres!!!
Empecé a sentir como el viento golpeaba contra mi cara. Apoye la mejilla contra la fría espalda de Jasper mientras escuchaba los gritos de diversión de mi hermana y de Emmett. De repente, siento como algo muy veloz pasa al lado nuestro. Levante la mirada. No pude distinguirlo mucho.
-Vampiro fanfarrón –logro decir Jasper –es Edward. Es el más veloz de todos nosotros.
Yo sonreí. Mi vampiro favorito. Si que sonaba raro. Volví a colocar mi mejilla contra la espalda de Jasper. Sentía como saltaba, como evitaba cada cosa que se interponía. Era muy divertido y a la vez me daba mareos. Ese vértigo termino unos pocos minutos después, ya que Jasper le gano a Emmett y llegamos antes al patio de la casa.
-¡Hiciste trampa! –gritó Emmett divertido y dejo a mi hermana en el suelo.
-Te dije que nunca me desafíes, hermano –le sonrió él.
-Emm…creo que queremos el resto de la historia –dije mientras trataba de acomodar mi pelo.
Todos me miraron y las sonrisas lentamente se fueron. Entramos a la gran casa. Carlisle junto con los demás nos esperaban en el salón. Estaban sentados. Nosotras junto con los dos hombres que nos trajeron nos sentamos. Cada uno con alguien a su lado: Jasper con Alice, Emmett con Rosalie, Bella con Edward y Nessie, Carlisle con Esme y yo con mi hermana.
-Bueno, creo que…llego la hora –empezó Carlisle.
-Tranquilo, Carlisle –le dijo Esme.
-Estamos listas para escuchar –dijo Nancy.
-Es una larga historia –empezó –pero seria mas fácil si empezáramos con sus dudas y preguntas –sonrió.
Mi hermana y yo nos miramos. Cada vez que hacemos eso parece que nos leyéramos las mentes.
-¿Cómo se convirtieron en…vampiros? –todavía me costaba decirlo -¿Cómo uno puede convertirse?
Se escucho una risilla de todo el grupo familiar.
-Clásica –dijo Emmett.
-Todos nos convertimos en diferentes situaciones, pero siempre Carlisle nos salvó la vida –dijo Edward seriamente –tiene que ser una ultima opción el poder de convertirte. Tenés que estar muy grave.
-O sea que… ¿tenés que estar muriéndote o enfermo para que te muerdan y te conviertas? –preguntó Nancy.
-Algo así –respondió Carlisle.
-Y ustedes…Ejemm… -me olvide de preguntar eso en el bosque- ¿que…comen…? –pregunte e instantáneamente me puse la mano en el cuello.
Carlisle, junto con los demás, soltaron pequeñas risas.
–En nuestra familia nos consideramos vegetarianos porque solo bebemos sangre animal –me explicó Carlisle –por eso, no corren peligro con nosotros. No somos los únicos, también hay un Clan en Canadá, el Clan Denali, que también es vegetariano.
Me reí nuevamente. Todos, inclusive mi hermana, me quedaron mirando.
-Lo siento, se me hace difícil creerlo todavía. Parece todo una locura.
Un silencio quedo en el aire y todos seguían mirándome.
-Dejando la incredulidad de mi hermana de lado –continuo Nan –quiero razonar algo: las veces que estuvieron ausentes, los cambios de humor, esos ruidos bruscos…
-De caza –dijo Jasper.
-Y apuestas –sonrió Emmett.
-Entiendo –dijo pensativa mi hermana.
-Pregunta –dije yo -¿El conde Chocula cuando viene? –y me largue a reír de nuevo.
Todos me miraron ahora medios ofendidos.
-Lo siento mucho –Nan se acercó a mi –con unos golpes se arregla.
-No, deja –dijo Edward –yo me hago cargo de ella.
Yo me quede helada. Bella lo agarro de la mano y lo detuvo. Lo miro muy fijamente a los ojos. Un silencio se hizo presente nuevamente. Su mirada parecía como que le transmitía algo. Bella parecía que se tranquilizo y soltó la mano de Edward.
-Va a estar todo bien –dijo Edward -yo me hago cargo –me miro y sonrió –seguime.
Sin decir nada, lo seguí. Me hizo subir las escaleras hasta su cuarto. Entre. Era parecido al nuestro, pero sin osos de peluches, sin mucho color, más libros, más desorden y no había cama.
-Este es mi cuarto –soltó él.
Entré y mire. Todo desordenado. Libros, películas, CDS. Típico cuarto de varón. Camine un poco y lo mire.
-¿Y la cama?
-Emm… -asomo una pequeña sonrisa -nosotros…no dormimos.
-¿En serio? ¿Nunca? –pregunte mas incrédula.
-Nunca –respondió sonriente.
-Bien… –respondí y seguí viendo –así que vampiros…
-Si… -respondió mientras me seguía los pasos.
-Aja –seguía y veía los cd´s que tenia. De clásicos a rock. Los Ramones, Tokio Hotel, Debussy, Mozart, Chopin. Ahí también se me escapo la risa.
-Perdón, es que…hay una mezcla tremenda…
En ese momento lo miro. Estaba semi agachado, con un rostro siniestro, duro mostrando sus relucientes dientes, labios fruncidos, las piernas como que estaba a punto de correr, los brazos hacia atrás e hizo un grito gutural. Me asuste un poco.
-¿Ed…Edward? –tartamudee con un poco de miedo. El respondió con un gruñido. Su cara, su posición, todo era muy aterrador. Sus facciones eran como que algo le daba asco -¿Edward? –pregunte nuevamente.
-No puedo soportar mas… -dijo con un cambio de voz que me sorprendió –Me haces agua la boca… -soltó otro gruñido.
-Edward, controlate…soy parte de tu familia…creo… -tartamudeaba mientras trataba de alejarme –no…no me vas a hacer daño…
Se lanzo contra mí. Sentí su piel fría contra la mía. Pegue un grito. Enseguida me vi trepada en su espalda, sosteniéndome de su cuello y mis piernas alrededor de su cintura. Saltamos de su cuarto por el ventanal que estaba abierto hacia el bosque. El reía. Yo no paraba de dar pequeños alaridos.
-Tranquila –me dijo con su voz tan hermosa y melódica que me tranquilizaba –no te voy a hacer daño –me miro y sonrió –creeme.
-Confío en ti –le dije cuando llego a pisar el suelo.
-Tú lo dijiste –respondió y empezó a correr. Me apoye contra su espalda helada. En un momento siento que salta. Me animo a ver. Estábamos como volando. Todo el suelo del bosque estaba lejos ahora. Yo veía que ascendíamos.
-¿Edward? –pregunte.
-Quedate tranquila –susurró.
Ví que estábamos trepando un árbol. Pero no un pequeño árbol, sino que era uno de los árboles mas altos. Yo no podía creer lo que veía. No tenía palabras. La persona que yo mas quería aparte de mi hermana, me estaba llevando por entre medio de los árboles trepando. Yo sentía como mi corazón palpitaba fuerte como queriendo salir de su lugar. Finalmente, llegamos a la copa del árbol. Ahí me dejo en una rama segura y el también se sentó. Mire a mí alrededor. La vista era hermosa: bosque, lagunas, el tiempo nublado. Parecía una postal. Pero nada se comparaba con la hermosura de Edward. El estaba ahí, mirándome, con esa sonrisa que me hacia tener taquicardia.
-Entonces… ¿me crees ahora?
-Si…totalmente –le respondí mirándolo.
El hizo su sonrisa más hermosa y me la dedico. Solo para mí. Si que era lindo. Y también muy protector.
-¿Puedo pedirte algo? –pregunte tímidamente.
-Si –respondió.
-Quiero tocarte la cara…quiero ver como es tu…textura…
El me tomo la mano y la acercó a su bello rostro. Junto con un pequeño haz de luz que pasaba por su rostro, esos pequeños diamantes relucían de tal forma que me anonadaban. Toque su rostro. Tan frío como la nieve y la vez tan suave como el algodón. Era perfecto. No hay otra palabra para describirlo. Pase mi mano por sus ojos, sus pómulos. El cerró los ojos. Mas hermoso aun. Era la figura de un ángel durmiendo. Era todo muy mágico, el era mágico. Mi propio vampiro. Sentía que solo lo quería para mi, un toque egoísta toco mi corazón. En ese momento, Edward era solo mío. No había nada ni nadie más. Solo él y yo. Quería que ese momento durara para siempre. Mi mano se deslizaba por su mentón, sus pómulos, ojos, labios. Me sentía como una bebe que toca la cara de su padre cuando empieza a reconocerlo. Tan solo de pensar en ello, saque inmediatamente la mano.
-¿Qué sucede? –pregunto asustado.
-Nada –mentí y baje la mirada. Él se preocupo.
-Dime que piensas.
-¿No era que leías mentes? –sonreí para infundirle que estaba bien.
-Pero acordate que la tuya no puedo ver…ni tampoco la de Bella –sonrió.
-¿Sos el único que tiene ese don? ¿Alguien más puede leer las mentes? –pregunte.
-No, solo yo. Pero Alice ve el futuro.
-Entonces ella ya sabía que mi hermana y yo íbamos a llegar.
-Si –dijo no muy convencido –pero lo que Alice ve es subjetivo. El futuro siempre cambia según lo que decidan las personas.
-Entiendo –suspiré -¿alguien mas tiene poderes?
-Bella y Nessie. Bella tiene el poder de proteger, crea como una…como explicarlo…como un campo de protección que cubre al que ella quiere. Y Renesmee tiene el poder de transmitir lo que piensa mediante el tacto, como…alguien…
-¿Quién? –pregunte interesada.
-Nadie –dijo y me miro con una sonrisa.
-¿Hay mas personas como ustedes en este lugar? –pregunte preocupada, tal vez pensando que algún compañero de colegio o tal vez algún comerciante sea como ellos.
-Como nosotros, no…específicamente…
Quede pensativa.
-No entiendo… -conteste finalmente.
-Con el tiempo vas a entender –sonrió –bueno, creo que es hora de que vayamos a casa y hablemos con Alice.
Me subió a su espalda, salto prácticamente de arriba del árbol hasta el suelo, y luego empezó a correr. Llegamos a casa en un lapso casi imposible. Entramos los dos juntos.
Vi que Alice estaba mucho mejor, pero seria. Jasper la acompañaba a su lado como siempre. Me senté al lado de mi hermana que estaba sentada en el sofá.
-Bien. Queremos saber que paso… -dije seriamente.
Alice suspiro fuertemente. Miro a Carlisle que le hizo un gesto de aprobación.
-Bien. Chicas, en la familia algunos de nosotros tenemos poderes fuera de lo que somos –me extraño que no haya dicho “vampiro” –como Edward puede leer mentes, Jasper puede manejar las emociones, Bella puede crear un campo de protección y Renesmee puede transmitir lo que piensa mediante el tacto, yo tengo el poder de tener visiones sobre el futuro. Las visiones no son seguras. Depende de las decisiones de la persona. Si la persona cambia de decisión, la visión cambia.
-Aja –dije como para impulsarla para que siga aunque ya lo supiera. La cara de mi hermana era de suma emoción.
-Hoy… “vi” algo muy importante…tienen que ver con ustedes dos… -miro a sus piernas y quedo seria. Jasper la tomo del brazo como dándole animo. Ella lo miro, sonrió y pareció decidida –vi a los Vulturis venir…a nuestra casa. Todavía no esta muy decidido. Jane quiere venir, igual que Alec y Cayo, pero Aro y Marco no están seguros. No después de lo que paso la última vez.
-¿Vulturis? –pregunto Nancy.
-Si…los Vulturis son una familia antigua y poderosa, algo similar a la realeza. Nadie les podía discutir nada ni hacer algo fuera de su voluntad al menos que quisiera…morir –contó Carlisle –En principio eran tres: Aro, Cayo y Marco. Dos mujeres se le unieron con el paso del tiempo, y los cinco constituyeron la familia. No estoy seguro, pero sospecho que es la edad lo que les confiere esa habilidad para vivir juntos de forma pacífica. Deben de tener los tres mil años bien cumplidos, o quizá sean sus dones los que les otorgan una tolerancia especial. Al igual que Edward, Bella, Renesmee y Alice, Aro y Marco tienen... talentos -el continuó antes de que le pudiéramos hacer pregunta alguna -O quizá sea su común amor al poder lo que los mantiene unidos. Realeza es una descripción acertada.
-Pero si son solo cinco…-dijo mi hermana.
-La familia son cinco…sin contar la guardia –dijo Edward.
-La última vez que tuve noticias, la guardia constaba de nueve miembros permanentes –siguió Alice -Los demás son... transitorios. La cosa cambia. Y por si esto fuera poco, muchos de ellos también tienen dones, dones formidables. A su lado, lo que yo hago parece un truco de salón. Los Vulturis los eligen por sus habilidades, físicas o de otro tipo. Ninguno de los cinco se mete en demasiados líos y nadie es tan estúpido para jugársela con ellos. Los Vulturis permanecen en su ciudad y la abandonan sólo para atender las llamadas del deber. No los llaman realeza sin un motivo, son la casta gobernante. Con el transcurso de los milenios, han asumido el papel de hacer cumplir nuestras reglas, lo que, de hecho, se traduce en el castigo de los transgresores. Llevan a cabo esa tarea inexorablemente.
-¿Hay reglas? –pregunte.
-Si, y es muy obvia –dijo Emmett.
-Si piensan un poco la adivinan –dijo Rosalie totalmente sensata.
Nosotras dos quedamos pensando.
-¿No será…que nadie tiene que saber que son…vampiros? –respondió mi hermana. Me di cuenta que cuando dijo “vampiros” lo dijo con sumo cuidado.
-Exacto –dijo Carlisle.
-Tiene sentido, y la mayoría de nosotros no necesitamos vigilancia —prosiguió Alice—, pero al cabo de unos pocos siglos, alguno se aburre o, simplemente, enloquece. Los Vulturis toman cartas en el asunto antes de que eso les comprometa a ellos o al resto de nosotros.
-Pero dijiste que no salían, entonces ¿cómo se alimentan? –preguntó Nancy.
-No salen, les traen el sustento del exterior, a veces desde lugares bastante lejanos. Eso mantiene distraída a la guardia cuando no está aniquilando disidentes o protegiendo Volterra de cualquier tipo de publicidad.
No se porque, pero si la cuestión es que esa historia me hizo sentir escalofríos. En realidad, pensar en lo que viví todo ese día me daba escalofríos. Vampiros…realeza vampirica…poderes…Pensaba que tal vez al otro día me despertaba y que veía que todo era un sueño. Mire a mi familia, mire a Nancy.
-¿Entonces porque vienen los Vulturis? –pregunte.
-No tengo idea…creemos que es para ver si Renesmee esta creciendo o no –respondió mirando a Carlisle.
-…pero… ¿a que vienen?
-Todavía no lo se…pero es algo malo.
-Aunque nosotros podemos evitarlo –dijo Edward –podemos contra ellos, mas ahora que esta Bella y los lobos.
-¿Qué lobos? –pregunto mi hermana.
-No voy a permitir que “esa” realeza se acerque –dijo una voz grave desconocida.
Yo me quede de una pieza al ver que un joven que aparentaba tener unos veinte, veintiún años entraba por la puerta que daba al salón del piano. Estaba en cuero, con un pantalón corto y zapatillas. Su piel era cobriza, morena, su cabello corto era negro, sus ojos marrones, alto, casi podría decir que media unos dos metros. Sus brazos eran enormes, y en el derecho tenia un tatuaje. Estaba en excelente forma, parecía que se mataba en el gimnasio. Me quede anonadada.
-No creo que sea buena idea ahora… -soltó Carlisle haciendo un gesto negativo con la cabeza.
-¿Quién eres? –preguntó Nancy. Sentía en el fondo que lo conocía, pero… ¿de donde?
-Hola Jaz –me dijo.
Me quede dura ¿Cómo me conocía? ¿Quién era?
-Espera –dije cuando pude reaccionar -¿Cómo me conoces?
-Soy yo –me dijo, se sentó a mi lado y tomo mi mano. Su temperatura era altísima, pensé que tenía fiebre. Sonrió –soy Seth.
-¡¿Qué?! –dije yo media incomprendida en ese mundo –no, esto ya es bastante…
-Jaz –me dijo el chico, me tomo de la cara y me miro a los ojos. Esos ojos yo los conocía. Me quede desconcertada con la posibilidad que cruzaba por mi mente.
-Seth… -salio de mi boca.
-Si, soy yo –sonrió.
-¿Pero…?... ¿Como?
-Es una historia larga…que en realidad no debería contarte… -suspiro.
En ese momento, vi que Nessie se separo de su madre y vino hacia mi lado. Yo solamente la miraba.
-Seth… ¿el perro? –soltó mi hermana que hasta ese momento se había mantenido callada. A Rosalie se le escapo una pequeña risa.
-Hasta ella se da cuenta de lo que sos, perrucho –le dijo.
-Callate, rubia tonta –respondió Seth.
-Basta –soltó Edward que se había mantenido tan quieto que parecía una estatua.
-No…No entiendo –dije parándome. Nancy me siguió.
-Esto es mucho. Por favor…creo que necesitamos tiempo para analizar todo.
En ese momento, sin darme cuenta, Renesmee me pone una mano en el hombro.
-Jaz, por favor, necesito decirte algo –me dijo con su voz dulce.
Me di vuelta y la mire media confundida.
-¿Qué sucede?
Ella instantáneamente me puso su mano en mi rostro. Vi un perro enorme, color rojizo que protegía a mi familia junto con otros. Me di cuenta que uno de pelo color arena que estaba atrás del que parecía el Alfa era Seth, estaba a su derecha. Me mostró al de pelo rojizo. Su nombre era Jacob. Me mostró como se transformaba, pero también me mostraba el amor y el cariño que sentía ella por él y viceversa. Me dejo en claro que Seth era totalmente inofensivo. Pero me quedo la imagen de cómo se transformaba. Luego, me mostró la explicación que le daba Edward a ella: Seth junto con otros más son una manada de licántropos que están para proteger a los que viven cerca de la reserva de La Push, una reserva aborigen Quileute. Ellos entran en fase cuando quieren y están para protegernos, a pesar de que sean nuestros enemigos, según la leyenda. Pero Seth junto con Jacob y Leah no nos van a hacer daño.
Quedo ahí la visión. Esa vez no me desmaye, pero me quede sentada dura en el suelo. Mi hermana se acercó.
-Estoy bien –dije como volviendo en si –solo un poco mareada.
-Renesmee –pidió mi hermana –ahora necesito que me lo muestres a mí también.
-Si, Nan –asintió Nessie y se acercó a mi hermana.
No la mire. Yo solo trataba de razonar que ocurría. Hombres lobos, vampiros, vampiros asesinos…vampiros vegetarianos. Si le decías a alguien normal todo esto te creerían loco, pero en este caso yo estaba un poco mareada, pero lo creía. Mi familia es vampiresa cuidada a la vez por licántropos. Interesante. Mire a Seth. Si era posible, estaba temblando. Sus manos, su torso, todo.
-Seth, ¿estas bien? –logre decir. El, instantáneamente se acerco a mi lado.
-Si…creo –me respondió. Luego de sonreírme miro a Carlisle -No se si es seguro, pero llevarlas a La Push tal vez sea una opción.
-No –gruño Emmett –ellas se quedan acá.
Me sorprendió como reacciono Emmett. ¿Por qué tanta emoción de que nos quedemos? ¿Habría algo de que tendríamos que temer? Mi hermana volvió a su estado normal. Se notaba mareada. Ella solo sonrió.
-Nan…
-Wow –fue lo único que dijo –impresionante.
Me quede en cero. Mi hermana lo tomaba tan tranquila y yo era la única que necesitaba sentarme y asumirlo. Tantas cosas en mi cabeza hicieron que me maree. Opte por sentarme Mi hermana me miro.
-Hermana, ¿Qué te ocurre?
-Nada –mentí –estoy bien…solo que mucha información…un poco…delirante.
Seth estuvo a mi lado en segundos. Me miro a los ojos.
-Quedate tranquila, estoy acá –me dijo.
-Seth… -dije y sentía que todo daba vueltas. Cerré los ojos y me desmaye.
5. Revelaciones
-Creo que es hora de que hables con Carlisle –dijo Jasper mientras salía del haz de luz –creo que él es el mejor para aclarar este tema.
Mientras estábamos por retirarnos, Edward rió.
-¿Qué sucede? –pregunto Jasper.
Señalo para atrás de él sin darse vuelta. Me di cuenta que esa sonrisa no era totalmente sincera ya que sus ojos estaban preocupados. En dos segundos vimos que alguien saltaba de una de las rocas más altas con alguien en la espalda. Rápidamente reconocí a Emmett con mi hermana cargada en su espalda. Los dos se estaban riendo a no dar más.
-Emmett… -murmuró Jasper sonriendo.
-Y mi hermana –seguí yo.
-¡Wow! –soltó mi hermana -¡eso es adrenalina!
-Te lo dije, Nancy. Nunca me hagas una apuesta –reía nuestro primo enorme.
Ella bajó de su espalda y vino a mi lado. Rió un poco y yo la mire a los ojos. Miro al suelo media avergonzada. Movía sus dedos impacientes, como si tendría los palillos de la batería entre sus dedos.
-¿Te enteraste? –me dijo luego de mirarme nuevamente.
-Si –le respondí –pero hablamos después en casa.
-Esta bien.
-Emmett –dijo Jasper –vamos a la casa. Tienen que hablar con Carlisle.
-Muy bien –dijo Emmett – Hey, Edward, ¿Carreras?
-Hoy no, Emmett. Perdón –respondió un poco melancólico.
-Yo acepto –dijo Jasper sonriente.
-Elige a una –dijo en obvia referencia a nosotras –con carga tal vez sea mas difícil.
-Gracias por tratarnos como una cosa, Emmett –señalé yo y reí sarcásticamente.
-No te ofendas, Jaz –me sonrió.
-Elijo a Jaz.
-Muy bien. Nan, arriba.
Jasper me hizo subir a su espalda. Veía como Emmett cargaba a mi hermana como si fuera una pluma. Me daba cosa. La espalda de Jasper, junto con el resto de su cuerpo, estaba totalmente fría. Helado como el hielo. Me hizo escalofríos por un momento.
-¿Estas bien? –me preguntó.
-Si… -respondí.
-Edward, ¿haces los honores? –preguntó Emmett divertido.
-Si, seguro –dijo él. Me miró, sonrió con una felicidad que no llego a los ojos nuevamente–a la una…a las dos… -me sujete bien fuerte de Jasper -¡¡¡a las tres!!!
Empecé a sentir como el viento golpeaba contra mi cara. Apoye la mejilla contra la fría espalda de Jasper mientras escuchaba los gritos de diversión de mi hermana y de Emmett. De repente, siento como algo muy veloz pasa al lado nuestro. Levante la mirada. No pude distinguirlo mucho.
-Vampiro fanfarrón –logro decir Jasper –es Edward. Es el más veloz de todos nosotros.
Yo sonreí. Mi vampiro favorito. Si que sonaba raro. Volví a colocar mi mejilla contra la espalda de Jasper. Sentía como saltaba, como evitaba cada cosa que se interponía. Era muy divertido y a la vez me daba mareos. Ese vértigo termino unos pocos minutos después, ya que Jasper le gano a Emmett y llegamos antes al patio de la casa.
-¡Hiciste trampa! –gritó Emmett divertido y dejo a mi hermana en el suelo.
-Te dije que nunca me desafíes, hermano –le sonrió él.
-Emm…creo que queremos el resto de la historia –dije mientras trataba de acomodar mi pelo.
Todos me miraron y las sonrisas lentamente se fueron. Entramos a la gran casa. Carlisle junto con los demás nos esperaban en el salón. Estaban sentados. Nosotras junto con los dos hombres que nos trajeron nos sentamos. Cada uno con alguien a su lado: Jasper con Alice, Emmett con Rosalie, Bella con Edward y Nessie, Carlisle con Esme y yo con mi hermana.
-Bueno, creo que…llego la hora –empezó Carlisle.
-Tranquilo, Carlisle –le dijo Esme.
-Estamos listas para escuchar –dijo Nancy.
-Es una larga historia –empezó –pero seria mas fácil si empezáramos con sus dudas y preguntas –sonrió.
Mi hermana y yo nos miramos. Cada vez que hacemos eso parece que nos leyéramos las mentes.
-¿Cómo se convirtieron en…vampiros? –todavía me costaba decirlo -¿Cómo uno puede convertirse?
Se escucho una risilla de todo el grupo familiar.
-Clásica –dijo Emmett.
-Todos nos convertimos en diferentes situaciones, pero siempre Carlisle nos salvó la vida –dijo Edward seriamente –tiene que ser una ultima opción el poder de convertirte. Tenés que estar muy grave.
-O sea que… ¿tenés que estar muriéndote o enfermo para que te muerdan y te conviertas? –preguntó Nancy.
-Algo así –respondió Carlisle.
-Y ustedes…Ejemm… -me olvide de preguntar eso en el bosque- ¿que…comen…? –pregunte e instantáneamente me puse la mano en el cuello.
Carlisle, junto con los demás, soltaron pequeñas risas.
–En nuestra familia nos consideramos vegetarianos porque solo bebemos sangre animal –me explicó Carlisle –por eso, no corren peligro con nosotros. No somos los únicos, también hay un Clan en Canadá, el Clan Denali, que también es vegetariano.
Me reí nuevamente. Todos, inclusive mi hermana, me quedaron mirando.
-Lo siento, se me hace difícil creerlo todavía. Parece todo una locura.
Un silencio quedo en el aire y todos seguían mirándome.
-Dejando la incredulidad de mi hermana de lado –continuo Nan –quiero razonar algo: las veces que estuvieron ausentes, los cambios de humor, esos ruidos bruscos…
-De caza –dijo Jasper.
-Y apuestas –sonrió Emmett.
-Entiendo –dijo pensativa mi hermana.
-Pregunta –dije yo -¿El conde Chocula cuando viene? –y me largue a reír de nuevo.
Todos me miraron ahora medios ofendidos.
-Lo siento mucho –Nan se acercó a mi –con unos golpes se arregla.
-No, deja –dijo Edward –yo me hago cargo de ella.
Yo me quede helada. Bella lo agarro de la mano y lo detuvo. Lo miro muy fijamente a los ojos. Un silencio se hizo presente nuevamente. Su mirada parecía como que le transmitía algo. Bella parecía que se tranquilizo y soltó la mano de Edward.
-Va a estar todo bien –dijo Edward -yo me hago cargo –me miro y sonrió –seguime.
Sin decir nada, lo seguí. Me hizo subir las escaleras hasta su cuarto. Entre. Era parecido al nuestro, pero sin osos de peluches, sin mucho color, más libros, más desorden y no había cama.
-Este es mi cuarto –soltó él.
Entré y mire. Todo desordenado. Libros, películas, CDS. Típico cuarto de varón. Camine un poco y lo mire.
-¿Y la cama?
-Emm… -asomo una pequeña sonrisa -nosotros…no dormimos.
-¿En serio? ¿Nunca? –pregunte mas incrédula.
-Nunca –respondió sonriente.
-Bien… –respondí y seguí viendo –así que vampiros…
-Si… -respondió mientras me seguía los pasos.
-Aja –seguía y veía los cd´s que tenia. De clásicos a rock. Los Ramones, Tokio Hotel, Debussy, Mozart, Chopin. Ahí también se me escapo la risa.
-Perdón, es que…hay una mezcla tremenda…
En ese momento lo miro. Estaba semi agachado, con un rostro siniestro, duro mostrando sus relucientes dientes, labios fruncidos, las piernas como que estaba a punto de correr, los brazos hacia atrás e hizo un grito gutural. Me asuste un poco.
-¿Ed…Edward? –tartamudee con un poco de miedo. El respondió con un gruñido. Su cara, su posición, todo era muy aterrador. Sus facciones eran como que algo le daba asco -¿Edward? –pregunte nuevamente.
-No puedo soportar mas… -dijo con un cambio de voz que me sorprendió –Me haces agua la boca… -soltó otro gruñido.
-Edward, controlate…soy parte de tu familia…creo… -tartamudeaba mientras trataba de alejarme –no…no me vas a hacer daño…
Se lanzo contra mí. Sentí su piel fría contra la mía. Pegue un grito. Enseguida me vi trepada en su espalda, sosteniéndome de su cuello y mis piernas alrededor de su cintura. Saltamos de su cuarto por el ventanal que estaba abierto hacia el bosque. El reía. Yo no paraba de dar pequeños alaridos.
-Tranquila –me dijo con su voz tan hermosa y melódica que me tranquilizaba –no te voy a hacer daño –me miro y sonrió –creeme.
-Confío en ti –le dije cuando llego a pisar el suelo.
-Tú lo dijiste –respondió y empezó a correr. Me apoye contra su espalda helada. En un momento siento que salta. Me animo a ver. Estábamos como volando. Todo el suelo del bosque estaba lejos ahora. Yo veía que ascendíamos.
-¿Edward? –pregunte.
-Quedate tranquila –susurró.
Ví que estábamos trepando un árbol. Pero no un pequeño árbol, sino que era uno de los árboles mas altos. Yo no podía creer lo que veía. No tenía palabras. La persona que yo mas quería aparte de mi hermana, me estaba llevando por entre medio de los árboles trepando. Yo sentía como mi corazón palpitaba fuerte como queriendo salir de su lugar. Finalmente, llegamos a la copa del árbol. Ahí me dejo en una rama segura y el también se sentó. Mire a mí alrededor. La vista era hermosa: bosque, lagunas, el tiempo nublado. Parecía una postal. Pero nada se comparaba con la hermosura de Edward. El estaba ahí, mirándome, con esa sonrisa que me hacia tener taquicardia.
-Entonces… ¿me crees ahora?
-Si…totalmente –le respondí mirándolo.
El hizo su sonrisa más hermosa y me la dedico. Solo para mí. Si que era lindo. Y también muy protector.
-¿Puedo pedirte algo? –pregunte tímidamente.
-Si –respondió.
-Quiero tocarte la cara…quiero ver como es tu…textura…
El me tomo la mano y la acercó a su bello rostro. Junto con un pequeño haz de luz que pasaba por su rostro, esos pequeños diamantes relucían de tal forma que me anonadaban. Toque su rostro. Tan frío como la nieve y la vez tan suave como el algodón. Era perfecto. No hay otra palabra para describirlo. Pase mi mano por sus ojos, sus pómulos. El cerró los ojos. Mas hermoso aun. Era la figura de un ángel durmiendo. Era todo muy mágico, el era mágico. Mi propio vampiro. Sentía que solo lo quería para mi, un toque egoísta toco mi corazón. En ese momento, Edward era solo mío. No había nada ni nadie más. Solo él y yo. Quería que ese momento durara para siempre. Mi mano se deslizaba por su mentón, sus pómulos, ojos, labios. Me sentía como una bebe que toca la cara de su padre cuando empieza a reconocerlo. Tan solo de pensar en ello, saque inmediatamente la mano.
-¿Qué sucede? –pregunto asustado.
-Nada –mentí y baje la mirada. Él se preocupo.
-Dime que piensas.
-¿No era que leías mentes? –sonreí para infundirle que estaba bien.
-Pero acordate que la tuya no puedo ver…ni tampoco la de Bella –sonrió.
-¿Sos el único que tiene ese don? ¿Alguien más puede leer las mentes? –pregunte.
-No, solo yo. Pero Alice ve el futuro.
-Entonces ella ya sabía que mi hermana y yo íbamos a llegar.
-Si –dijo no muy convencido –pero lo que Alice ve es subjetivo. El futuro siempre cambia según lo que decidan las personas.
-Entiendo –suspiré -¿alguien mas tiene poderes?
-Bella y Nessie. Bella tiene el poder de proteger, crea como una…como explicarlo…como un campo de protección que cubre al que ella quiere. Y Renesmee tiene el poder de transmitir lo que piensa mediante el tacto, como…alguien…
-¿Quién? –pregunte interesada.
-Nadie –dijo y me miro con una sonrisa.
-¿Hay mas personas como ustedes en este lugar? –pregunte preocupada, tal vez pensando que algún compañero de colegio o tal vez algún comerciante sea como ellos.
-Como nosotros, no…específicamente…
Quede pensativa.
-No entiendo… -conteste finalmente.
-Con el tiempo vas a entender –sonrió –bueno, creo que es hora de que vayamos a casa y hablemos con Alice.
Me subió a su espalda, salto prácticamente de arriba del árbol hasta el suelo, y luego empezó a correr. Llegamos a casa en un lapso casi imposible. Entramos los dos juntos.
Vi que Alice estaba mucho mejor, pero seria. Jasper la acompañaba a su lado como siempre. Me senté al lado de mi hermana que estaba sentada en el sofá.
-Bien. Queremos saber que paso… -dije seriamente.
Alice suspiro fuertemente. Miro a Carlisle que le hizo un gesto de aprobación.
-Bien. Chicas, en la familia algunos de nosotros tenemos poderes fuera de lo que somos –me extraño que no haya dicho “vampiro” –como Edward puede leer mentes, Jasper puede manejar las emociones, Bella puede crear un campo de protección y Renesmee puede transmitir lo que piensa mediante el tacto, yo tengo el poder de tener visiones sobre el futuro. Las visiones no son seguras. Depende de las decisiones de la persona. Si la persona cambia de decisión, la visión cambia.
-Aja –dije como para impulsarla para que siga aunque ya lo supiera. La cara de mi hermana era de suma emoción.
-Hoy… “vi” algo muy importante…tienen que ver con ustedes dos… -miro a sus piernas y quedo seria. Jasper la tomo del brazo como dándole animo. Ella lo miro, sonrió y pareció decidida –vi a los Vulturis venir…a nuestra casa. Todavía no esta muy decidido. Jane quiere venir, igual que Alec y Cayo, pero Aro y Marco no están seguros. No después de lo que paso la última vez.
-¿Vulturis? –pregunto Nancy.
-Si…los Vulturis son una familia antigua y poderosa, algo similar a la realeza. Nadie les podía discutir nada ni hacer algo fuera de su voluntad al menos que quisiera…morir –contó Carlisle –En principio eran tres: Aro, Cayo y Marco. Dos mujeres se le unieron con el paso del tiempo, y los cinco constituyeron la familia. No estoy seguro, pero sospecho que es la edad lo que les confiere esa habilidad para vivir juntos de forma pacífica. Deben de tener los tres mil años bien cumplidos, o quizá sean sus dones los que les otorgan una tolerancia especial. Al igual que Edward, Bella, Renesmee y Alice, Aro y Marco tienen... talentos -el continuó antes de que le pudiéramos hacer pregunta alguna -O quizá sea su común amor al poder lo que los mantiene unidos. Realeza es una descripción acertada.
-Pero si son solo cinco…-dijo mi hermana.
-La familia son cinco…sin contar la guardia –dijo Edward.
-La última vez que tuve noticias, la guardia constaba de nueve miembros permanentes –siguió Alice -Los demás son... transitorios. La cosa cambia. Y por si esto fuera poco, muchos de ellos también tienen dones, dones formidables. A su lado, lo que yo hago parece un truco de salón. Los Vulturis los eligen por sus habilidades, físicas o de otro tipo. Ninguno de los cinco se mete en demasiados líos y nadie es tan estúpido para jugársela con ellos. Los Vulturis permanecen en su ciudad y la abandonan sólo para atender las llamadas del deber. No los llaman realeza sin un motivo, son la casta gobernante. Con el transcurso de los milenios, han asumido el papel de hacer cumplir nuestras reglas, lo que, de hecho, se traduce en el castigo de los transgresores. Llevan a cabo esa tarea inexorablemente.
-¿Hay reglas? –pregunte.
-Si, y es muy obvia –dijo Emmett.
-Si piensan un poco la adivinan –dijo Rosalie totalmente sensata.
Nosotras dos quedamos pensando.
-¿No será…que nadie tiene que saber que son…vampiros? –respondió mi hermana. Me di cuenta que cuando dijo “vampiros” lo dijo con sumo cuidado.
-Exacto –dijo Carlisle.
-Tiene sentido, y la mayoría de nosotros no necesitamos vigilancia —prosiguió Alice—, pero al cabo de unos pocos siglos, alguno se aburre o, simplemente, enloquece. Los Vulturis toman cartas en el asunto antes de que eso les comprometa a ellos o al resto de nosotros.
-Pero dijiste que no salían, entonces ¿cómo se alimentan? –preguntó Nancy.
-No salen, les traen el sustento del exterior, a veces desde lugares bastante lejanos. Eso mantiene distraída a la guardia cuando no está aniquilando disidentes o protegiendo Volterra de cualquier tipo de publicidad.
No se porque, pero si la cuestión es que esa historia me hizo sentir escalofríos. En realidad, pensar en lo que viví todo ese día me daba escalofríos. Vampiros…realeza vampirica…poderes…Pensaba que tal vez al otro día me despertaba y que veía que todo era un sueño. Mire a mi familia, mire a Nancy.
-¿Entonces porque vienen los Vulturis? –pregunte.
-No tengo idea…creemos que es para ver si Renesmee esta creciendo o no –respondió mirando a Carlisle.
-…pero… ¿a que vienen?
-Todavía no lo se…pero es algo malo.
-Aunque nosotros podemos evitarlo –dijo Edward –podemos contra ellos, mas ahora que esta Bella y los lobos.
-¿Qué lobos? –pregunto mi hermana.
-No voy a permitir que “esa” realeza se acerque –dijo una voz grave desconocida.
Yo me quede de una pieza al ver que un joven que aparentaba tener unos veinte, veintiún años entraba por la puerta que daba al salón del piano. Estaba en cuero, con un pantalón corto y zapatillas. Su piel era cobriza, morena, su cabello corto era negro, sus ojos marrones, alto, casi podría decir que media unos dos metros. Sus brazos eran enormes, y en el derecho tenia un tatuaje. Estaba en excelente forma, parecía que se mataba en el gimnasio. Me quede anonadada.
-No creo que sea buena idea ahora… -soltó Carlisle haciendo un gesto negativo con la cabeza.
-¿Quién eres? –preguntó Nancy. Sentía en el fondo que lo conocía, pero… ¿de donde?
-Hola Jaz –me dijo.
Me quede dura ¿Cómo me conocía? ¿Quién era?
-Espera –dije cuando pude reaccionar -¿Cómo me conoces?
-Soy yo –me dijo, se sentó a mi lado y tomo mi mano. Su temperatura era altísima, pensé que tenía fiebre. Sonrió –soy Seth.
-¡¿Qué?! –dije yo media incomprendida en ese mundo –no, esto ya es bastante…
-Jaz –me dijo el chico, me tomo de la cara y me miro a los ojos. Esos ojos yo los conocía. Me quede desconcertada con la posibilidad que cruzaba por mi mente.
-Seth… -salio de mi boca.
-Si, soy yo –sonrió.
-¿Pero…?... ¿Como?
-Es una historia larga…que en realidad no debería contarte… -suspiro.
En ese momento, vi que Nessie se separo de su madre y vino hacia mi lado. Yo solamente la miraba.
-Seth… ¿el perro? –soltó mi hermana que hasta ese momento se había mantenido callada. A Rosalie se le escapo una pequeña risa.
-Hasta ella se da cuenta de lo que sos, perrucho –le dijo.
-Callate, rubia tonta –respondió Seth.
-Basta –soltó Edward que se había mantenido tan quieto que parecía una estatua.
-No…No entiendo –dije parándome. Nancy me siguió.
-Esto es mucho. Por favor…creo que necesitamos tiempo para analizar todo.
En ese momento, sin darme cuenta, Renesmee me pone una mano en el hombro.
-Jaz, por favor, necesito decirte algo –me dijo con su voz dulce.
Me di vuelta y la mire media confundida.
-¿Qué sucede?
Ella instantáneamente me puso su mano en mi rostro. Vi un perro enorme, color rojizo que protegía a mi familia junto con otros. Me di cuenta que uno de pelo color arena que estaba atrás del que parecía el Alfa era Seth, estaba a su derecha. Me mostró al de pelo rojizo. Su nombre era Jacob. Me mostró como se transformaba, pero también me mostraba el amor y el cariño que sentía ella por él y viceversa. Me dejo en claro que Seth era totalmente inofensivo. Pero me quedo la imagen de cómo se transformaba. Luego, me mostró la explicación que le daba Edward a ella: Seth junto con otros más son una manada de licántropos que están para proteger a los que viven cerca de la reserva de La Push, una reserva aborigen Quileute. Ellos entran en fase cuando quieren y están para protegernos, a pesar de que sean nuestros enemigos, según la leyenda. Pero Seth junto con Jacob y Leah no nos van a hacer daño.
Quedo ahí la visión. Esa vez no me desmaye, pero me quede sentada dura en el suelo. Mi hermana se acercó.
-Estoy bien –dije como volviendo en si –solo un poco mareada.
-Renesmee –pidió mi hermana –ahora necesito que me lo muestres a mí también.
-Si, Nan –asintió Nessie y se acercó a mi hermana.
No la mire. Yo solo trataba de razonar que ocurría. Hombres lobos, vampiros, vampiros asesinos…vampiros vegetarianos. Si le decías a alguien normal todo esto te creerían loco, pero en este caso yo estaba un poco mareada, pero lo creía. Mi familia es vampiresa cuidada a la vez por licántropos. Interesante. Mire a Seth. Si era posible, estaba temblando. Sus manos, su torso, todo.
-Seth, ¿estas bien? –logre decir. El, instantáneamente se acerco a mi lado.
-Si…creo –me respondió. Luego de sonreírme miro a Carlisle -No se si es seguro, pero llevarlas a La Push tal vez sea una opción.
-No –gruño Emmett –ellas se quedan acá.
Me sorprendió como reacciono Emmett. ¿Por qué tanta emoción de que nos quedemos? ¿Habría algo de que tendríamos que temer? Mi hermana volvió a su estado normal. Se notaba mareada. Ella solo sonrió.
-Nan…
-Wow –fue lo único que dijo –impresionante.
Me quede en cero. Mi hermana lo tomaba tan tranquila y yo era la única que necesitaba sentarme y asumirlo. Tantas cosas en mi cabeza hicieron que me maree. Opte por sentarme Mi hermana me miro.
-Hermana, ¿Qué te ocurre?
-Nada –mentí –estoy bien…solo que mucha información…un poco…delirante.
Seth estuvo a mi lado en segundos. Me miro a los ojos.
-Quedate tranquila, estoy acá –me dijo.
-Seth… -dije y sentía que todo daba vueltas. Cerré los ojos y me desmaye.
Invitado- Invitado
Re: Fic: "Cullens"
.... Porque lo dejaste ahi!!!!..... Ahora voy a morir de intriga por saber como continua!!!!....
Re: Fic: "Cullens"
Muy bueno el fic.... Me gusto mucho como le contaron lo que sucedia, y como descubre que el "perro" de la familia es en realidad un chico.
Espero por más.
Espero por más.
Invitado- Invitado
Re: Fic: "Cullens"
jajaja.ahi va otro capitulo!!!Rose hace su gran aparicion!!!
6. Atrapada
En mi inconciencia tuve como un sueño. Vi a la manada de Seth, él estaba a mi lado. Leah y Jacob estaban a su derecha e izquierda. No me permitían avanzar a un lugar donde yo quería ir. Seth me paso los brazos por la cintura y no me dejaba ir.
-Seth, quiero ir.
-No voy a permitirlo –me dijo medio dolido.
-¿Por qué? –exigí saber.
-No quiero verte mas dolida de lo que estas –me respondió.
Sin saber como, sentí que de mis ojos caían lagrimas. Me las limpie sin entender lo que estaba pasando. Mire para mis costados, estábamos en el mismo claro que el otro día vi. Hacia mi derecha estaba mi familia Cullen, pero estaban mal. Esme lloraba, de alguna forma, en los brazos de Carlisle, Alice estaba con Jasper totalmente deshecha, Bella, Nessie y Rosalie se abrazaban una a otras como consolándose. Delante de ellas, a pocos metros estaba Emmett totalmente destruido junto con Edward que estaba detrás de él y su mano reposaba en su hombro derecho. El rostro de Emmett demostraba dolor, furia, angustia y más cosas que eran inexplicables. Miraban hacia unos pocos metros adelante donde yacía algo negro en el piso. Al ver esa escena, quise zafarme de los brazos de Seth pero él me lo impedía. Quería ver porque mi familia estaba así. De repente, note que mi hermana no estaba. La busque con mi mirada: el bosque, el claro, entre la familia, entre los lobos. Nada.
-Nancy –dije –Nancy, ¿Dónde esta Nancy? –mire a Seth -¿Dónde esta mi hermana?
Seth me sostuvo más fuerte y apoyo su cabeza ardiente en mi cabello. Me beso en la cabeza y me contuvo.
-Seth, quiero a mi hermana…Seth, ¿Dónde esta Nancy? –empecé a ponerme histérica al no saber que pasaba y quería a mi hermana –Nancy…¡¡¡NANCY!!!
Me desperté gritando.
Mi hermana, que estaba a mi lado asustada, me tomo la mano y la cara para que la mire.
-Acá estoy, Jaz. Acá estoy –me dijo.
-Nancy –dije al mirarla. Estaba mas tranquila, pero se notaba que mi cara no lo estaba lo suficiente porque se asustó.
-Jaz, acá estoy, ¿Qué ocurrió? –me tomo con sus dos manos.
Mire a mí alrededor. Estaba acostada en el sillón, al lado mío estaba Nancy, sentado a mis pies estaba Seth con cara de preocupado mirándome. Decidí levantarme despacio. En seguida, Seth se paro y me ayudo. Me senté y mi hermana se sentó a mi lado derecho. Ninguno de mis primos estaba a la vista, hasta que Edward estuvo presente en un segundo delante de mí.
-Jaz, ¿estas bien?
-Si, Edward. Solo que…un poco mareada.
Seth se sentó al lado mío.
-Jaz, ¿Qué ocurrió?
-Nada…tuve un sueño inconsciente –mire a mi hermana y la abrase.
-Bueno –dijo Edward –creo que es hora que descansen –mire mi reloj. No pude creer que ya eran las diez de la noche –mañana hay instituto y tienen que descansar.
-Si…creo que es buena idea –suspire.
Mi hermana y yo nos estábamos por levantar e irnos cuando Seth me detiene. Lo mire.
-¿Qué ocurre Seth?
-Quisiera hablar contigo –me dijo con una sonrisa encantadora. Segada, le dije que si con la cabeza.
-Nos vemos arriba, hermana –me dijo Nancy y se fue.
-Por favor, vamos a la cocina.
Lo seguí. Llegamos a la cocina y me senté. El se quedo parado.
-¿Qué ocurre? –pregunte.
-Bueno, seguro que Renesmee te “mostró” lo que soy.
-Si…aunque tengo varias dudas.
El rió.
-Con el tiempo vas a entendernos –respondió y su sonrisa quedo en su rostro iluminándolo. Si que era lindo.
-Bien –dije tratando de esconder mi sonrisa tonta de mi rostro -¿eso solo era?
-Emm, no exactamente –respondió y se me acercó –quiero decirte algo.
-Ajam –dije tratando de contenerme.
Me miro a los ojos con sus hermosos ojos oscuros llenos de protección y dulzura. Me estremecí. Sentí como que mi corazón latía a cien por segundo. Era diferente que con Edward. Muy diferente. Edward me gustaba pero no al estilo que me gustaba Seth. Yo sentía a Edward como el hermano que nunca tuve. La reacción que tengo cada vez que él esta cerca es por algo de él que me provoca eso. Pero Seth…Seth era hermoso y me gustaba de la manera que se gusta un hombre y una mujer. Me había perdido en sus ojos cuando hablo.
-Jaz, tengo que contarte que…bueno, cuando Alice te vio y te dibujo…bueno, quería saber como se veía una Cullen humana –rió.
Yo también reí. Su sonrisa era bastante contagiosa, aparte de linda. Me sentía segura hablando con Seth. Parecía que entre en confianza apenas empezamos a hablar. Era un chico agradable…si se podría llamarle chico. Su físico lo hacia parecer de edad avanzada.
–Solo quiero que sepas que para lo que necesites estoy. Quiero ser el amigo que necesites, el hermano que nunca tuviste…quiero ser alguien cercano tuyo…
-Seth…emm…
-Igual…creo que con Edward cerca…y con lo que me contaste en tu cuarto… –me dijo mientras caminaba sin ningún rumbo sonriendo.
-¿Qué cosa? –respondí sinceramente sin saber de lo que me hablaba mientras lo seguía con la mirada. La sonrisa que reinaba en su rostro fue desapareciendo de a poco. El se puso serio, apoyo sus manotas en la mesa y me miro.
-Que parece que te gusta un familiar …y creo que es Edward.
-No es así…-intente responderle.
-¿Entonces como es? –me interrumpió de forma abrupta. Parecía enojado. Su boca fruncida y su mirada de odio me asustaron.
-Seth…creo que no es manera de que me hables de esa forma –lo frene.
-Disculpame –susurró. Parecía como que quería controlarse.
-Además, era en ese momento. Pero ahora es diferente –le dije- además…Edward es mi primo.
El rió irónicamente.
-¿Qué sucede?
-No son primos…en si –respondió –pero igual él esta con Bella…
-Lo se –dije –esa también es una razón. Además el me cuida, me protege…pero no de la forma en que lo hace un primo…eso me confunde.
No se porque, pero estando con Seth me podría sincerar. Lo sentía como alguien con quien hablar, a pesar de que sea…lobo. Sus ojos y su sonrisa me inspiraban confianza y certeza de que parecía un buen amigo.
-Mira…quiero decirte algo…quisiera contarte lo que pasa por su mente…
-¿Qué? ¿Tú también lees mentes? –le pregunte asombrada.
-Algo así –dijo como estando orgulloso de su poder -Es como un medio de comunicación cuando entro en fase. Cuando somos lobos es obvio que lo único que nos podemos comunicar es mediante la mente. No puedo esconder nada. Todo es expuesto por mis pensamientos. Cuando estoy en mi manada, ellos saben todo de mí. Mis sentimientos, mis pensamientos, cada cosa que se me cruce por la cabeza…
-Wow –respondí.
-Es feo no tener secretos –sonrió –pero confío en Jacob y Leah.
-¿Ellos dos son de tu manada?
-Si, en realidad, son dos manadas –dijo acercándose a mi –Una en la que el Alpha es Jake y otra, en la que están mis amigos…los que están en contra de que Jacob, Leah y yo estemos acá –me dijo.
-¿Por qué? –pregunte.
-Es una historia larga –sonrió –pero prometo comentártela otro día…
-Esta bien Seth –respondí mientras el solo me miraba.
Quedamos mirándonos. Seth era lindo. Y me gustaba mucho. Su sonrisa me hipnotizaba. El, al darse cuenta de la forma que lo miraba, sonrió.
-Mañana… ¿a que hora sales del instituto? –me preguntó.
-A las cuatro…creo.
-Esta bien. Cuando vuelvas, avisame. Con solo que te asomes por el bosque y me llames, yo estoy.
-¿Qué vas a hacer? –pregunte media divertida.
-Quiero contarte quien soy –me mostró su sonrisa brillante y encantadora –y también quiero saber de ti.
-Me parece bien –me pare, me dirigí a él y extendí mi mano –Jazmín Cullen –me presente. El sonrió.
-Seth Clearwater –dijo y me tomo de la mano –un gusto.
Los dos nos quedamos mirando sonriendo. Su sonrisa era tan…. No note que Edward estaba en la puerta.
-Jaz, creo que es mejor que vayas a acostarte –dijo mirando a Seth seriamente.
-Si –dije media avergonzada –hasta mañana, Seth.
-Que descanses –me dijo.
Antes de irme por las escaleras, lo mire por última vez. Estaba hablando seriamente con Edward. Era muy interesante ver como Seth podía controlarse. Podía hablar tranquilamente, pero las manos le temblaban. Decidí dejar que hablen. Yo no daba más de sueño.
Llegue a mi cuarto, abrí la puerta lo mas silencioso que pude y la cerré. Nan dormía. parecía que la única que iba a tener pesadillas con vampiros y lobos era yo. Me cambie mi ropa y me acosté. Mire por última vez en esa noche a mi hermana. La vi…tan tranquila que me contagio. Bostece y antes de dormirme, recordé nuestra ultima charla en Buenos Aires: “Yo también estoy nerviosa –había dicho ella y suspiró –pero no hay que temerle a nada. Si total, son humanos igual que nosotros”. Me reí de lo irónico que era y me dormí.
Los siguientes días fueron bastantes movidos. Carlisle se tomo el tiempo de contarnos a Nan y a mi la historia de la familia y de su conversión a vampiro. Edward en esos días se mostró bastante atento, yo diría demasiado, ya que pasaba mucho tiempo conmigo. No me dejaba ni a sol ni a sombra. Solo cuando estaba con Seth me dejaba tranquila. Seth me contó las historias de los lobos, junto con el Alfa Jacob, y las historias Quileutes. Después de eso, yo quise saber más y me llevo a la playa La Push, donde conocí a su madre que estaba en ese momento en la casa de Billy y el padre de Jacob. Así pasaron dos semanas.
Ese lunes llegue fundida de la casa de Emily a eso de las ocho a mi casa Cullen. Mi hermana estaba con Emmett afuera jugando a no se que cosa, pero parecía divertido. Entre y no encontré a nadie a la vista. Supuse que fueron a cazar.
Decidí ir a mi cuarto a leer un rato, pero no sin antes darme una buena ducha. Tenía un olor a sal y a mar en mi pelo que mataba. Fui hasta la puerta de mi cuarto.
-¿Jazmín?
Una voz masculina y formal me llamaba del lado derecho. Me di vuelta para ver quien me llamaba.
-Jasper –solté sorprendida -¿Qué sucede? Pensé que habías ido a cazar.
-No, fueron Esme, Carlisle, Nessie y Bella –sonrió algo nervioso -Emm…Alice quiere hablar contigo de algo. Dice que es de suma urgencia…
-¿Ella esta despierta ahora?
Me quedo mirando como si lo estuviera cargando.
-Cierto –recordé que no dormían.
-Esta ahí, en su cuarto. Ni idea lo que esta haciendo.
-Gracias –dije y mientras caminaba me detuvo nuevamente su voz.
-Jazmín…
-Jaz –lo corregí sonriendo y me di vuelta -¿Qué sucede, Jasper?
-No te preocupes por lo de los Vulturis…-una atmósfera de tranquilidad me inundo -va a estar todo bien…
-¿Cómo supiste que estaba pensando en eso? –reconocí.
-Seth me contó –sonrió. Yo suspire.
-Gracias, Jasper –respondí.
La verdad que en esos días no pensaba en otra cosa. Ellos podrían venir a buscarnos en cualquier momento. Y según lo que me comento Bella, no eran nada amigables si se había roto alguna ley. Camine por el pasillo hasta la puerta. Me detuve e iba a golpear, pero algo me detuvo de hacerlo.
-Pasa –me dijo la voz de Alice.
Yo, sorprendida, abrí la puerta y entre. El cuarto de Alice era bastante adolescente. Tenia su equipo de música hacia la derecha en un mueble donde también estaban todos los cd´s. Arriba de el equipo, en un estante largísimo, había muchos libros de diferentes materias parecía. Al lado del gran equipo cuyos parlantes daban para toda la habitación, estaba un gran armario que ocupaba mas o menos un tercio de toda la pared. Al frente de la entrada, o sea, de la puerta, estaba el gran ventanal que daba hacia el bosque con unas cortinas blancas corridas hacia los costados. Hacia el lado derecho del ventanal había un diván de cuero negro apoyado contra la pared cuya cabecera daba hacia el ventanal de la izquierda, que no se habría, pero que daba un hermoso paisaje. En el costado izquierdo estaba contra el ventanal había una gran cama de una plaza y media mas o menos bien acolchonada. Arriba de la misma había varios ositos de peluches de diferentes tipos: ositos, perritos, conejos…Encima del colchón tenia una frazada de telar con una imagen de un acantilado de noche con un lobo aullando a la luna. Me sorprendió de gran manera. Al frente de esta, del lado izquierdo y en transversal de la esquina, había un gran televisor de pantalla plana de no se cuantas pulgadas con el DVD, el Home Theatre y varias películas desparramadas. El piso era de madera excelentemente lustrada y encerada. Estaba todo tan ordenado y tan prolijo que a comparación de mi cuarto, este era el Teatro Colón. Cuando entre, ella estaba en la cama sentada y escribiendo. Ella levanto su mirada y me sonrió.
-Jaz, vení, sentate –dijo mientras me hacia un lugar al lado suyo.
Yo me acerque perpleja al ver la cama.
-Quedate tranquila –me dijo –recién salí de caza, así que no voy a morderte –y se rió de su chiste que para mi no tenia ninguna gracia.
-Lo que no entiendo –dije media rara todavía al sentarme –es lo de la cama…
-¡Ah! La puse por el tema que el otro día vino tu hermana a ver películas y como no tenia un lugar donde hacerla dormir, me anticipe y traje una –sonrió.
-Aja –logre decir –Emm…Jasper me dijo que querías hablar conmigo.
-Si –dijo seria y dejo sus cosas al lado de la cama –es algo serio.
Sus ojos atraparon a los míos. Me sentía como atrapada, como una débil presa sabiendo su destino. Su mirada quería como decirme algo. Eran tan calidos y a la vez tan dulces. Me hacían sentir como si estuviera con una amiga de mi edad. Parecía relajarme.
-Quiero que…te quedes tranquila con el tema de Los Vulturis –me empezó a decir –nosotros somos un aquelarre bastante fuerte…y uno de los mas grandes…
-¿En serio? –pregunte interesada.
-Si –estaba orgullosa –hay otro aquelarre parecido al de nosotros en Alaska. Es el aquelarre Denali y están compuestos por Tanya, Kate, Carmen y Eleazar. Son también vegetarianos…
Empezó a contarme de la historia de los Denali. Cuando se detuvo, aproveche.
-Pregunta –solté. Era una duda que tenia hacia varios días -¿tu como te convertiste?
Ella sonrió amablemente mientras sus ojos miraban el suelo.
-Cuando tenía unos diecisiete años mi madre me interno en un psiquiátrico por mi capacidad de tener visiones del futuro.
-¿Cuándo eras humana también lo tenias?
-Parece que si –sonrió –y ahí me hice amiga de uno de los que trabajaba en el hospital. Luego de un tiempo supe que era vampiro. En ese tiempo había un…vampiro que quería cazarme –note la diferencia que hizo cuando menciono la palabra vampiro –su nombre era James. Era un excelente rastreador y quería cazarme a toda costa. El viejo vampiro, mi amigo, se dio cuenta y decidió convertirme antes de que James me haga daño. Como venganza, James mato a mi amigo –suspiro –y como yo no recordaba nada de mi vida humana, anduve de aquí para allá hasta que “vi” que Jasper buscaba una compañera…y quise acompañarlo yo –puso cara feliz –fue una tarde de 1948 cuando lo encontré en Philadelphia. Ahí le dije que lo estaba esperando…fue muy gracioso. Él es todo un caballero… ¡Y me pidió disculpas por haber tardado! –hasta yo reí –y bueno, desde ese momento estamos juntos…Luego de un tiempo, en una de mis visiones vi a la familia de Carlisle y emprendimos el camino para encontrarlos. El día que vinimos no estaba Edward ni Emmett ni Rosalie; habían salido de caza. Le conté nuestra historia a Carlisle y nos adopto en seguida como sus hijos –su mirada estaba perdida –desde ese momento estoy muy agradecida a él y a Esme –una media sonrisa reapareció –me acuerdo cuando llegue que le ocupe el cuarto a Edward, ya que tenia mejor vista. ¡Tenias que ver su cara cuando me vio! Fue muy gracioso –su risa era como música refinada. Suspiro y me miro –y eso es lo que soy. La vampiresa adorable que forma parte de la familia Cullen.
Yo sonreí. Era una hermosa historia…a partir de que se convirtió.
-¿Y que paso con James?
-Lo matamos cuando intento matar a Bella hará…unos ocho años atrás.
-¿Estaba vivo hasta hace unos años?
-Aja –no debí sorprenderme.
-Wow –repetí -¿y…como recordas lo de antes de convertirte si dijiste que no recordabas?
-El día en que James intento matar a Bella, hizo una grabación en donde quedo todo…y ahí supe mi historia.
Quedo un vacío. Creo que ella estaba pensando. Su historia era un poco trágica realmente. No podía creer que una madre internara a su hija. La odie por unos minutos. En ese momento, pasaron varias cosas por mi cabeza. Entre ellas, una duda. ¿podría yo ayudar contra los Vulturis?
-Alice… -dije tímidamente –la verdad es que…me da cosa pensar que van a luchar contra los Vulturis…
-Quedate tranquila Jaz –me dijo mientras pasaba su brazo por entre mis hombros y me acercaba a ella –no va a pasarte nada…
-No es por eso –suspire –tengo miedo que les pase algo a ustedes.
Ella rió.
-No, no creo que puedan. Además no creo que vengan a pelear…
-Si yo me convirtiera –casi susurre y levante la cabeza para mirarla -¿cambiarían las cosas?
Ella suspiro. Creí que no seria difícil, pero lo fue. Mientras me acariciaba mi brazo derecho, sentí que en su silencio reinaba algo de paciencia.
-¿Alice?
-Jaz…creo que no te estas dando cuenta de algo…
Me asustó.
-¿Qué pasa?
-¿No te das cuenta de cómo te trata mi hermano?
-¿Eh?
-¡Edward! –casi grito – ¿no viste como te mira, como te cuida?
“¡Ay, Dios mío! ¡No soy la única que lo ve!” pensé. Ella suspiro y siguió.
-Edward te trata así…porque ve algo en ti que podría resultar…pero yo pienso que es una locura…es una total desconsideración...
-Alice, ¿podrías decirme de una vez que ocurre?
-Él… -suspiro. Si es posible sus ojos se apagaron y miraron al suelo-te ve como una hija…
Mis ojos se abrieron como platos. Creí sentir que la sangre descendía, me quede sin aire. ¿Edward…mi padre? Empecé a jadear.
-¿Jaz? ¡Jaz! –trataba de despertarme. Yo la escuchaba, pero no reaccionaba. No quería que nadie me hablara sobre tema parental. No quería saber nada.
-¡Jaz! –me grito y ahí desperté –Jaz, ¿estas bien?
-No –admití. El sueño se me fue al momento –no…no…no vuelvas a sacar el tema, por favor…
-Esta bien –dijo y me acurruco en su pecho. Ella me resguardo en sus brazos fríos –quedate tranqui, Jaz. Estoy acá…
Me quede con ella. No quería volver a mi cuarto y que mi hermana me viera así. No quería ver a nadie. Me quería quedar con Alice. Me quede de una pieza cuando me dijo eso. Yo no quería saber nada sobre padres. había pasado hace poco lo de mis padres que imaginarme a alguien como mi padre me ponía los pelos de punta. No, no quería. Definitivamente. Empecé a dormirme, mientras Alice me acariciaba mi brazo derecho y medio que me acunaba. Sirvió. Me dormí a los pocos minutos.
Al otro día desperté media confundida. Mire para todos lados. Ese no era mi cuarto. Me fije cada detalle. El cuarto de Alice. Me había quedado dormida ahí. Mire hacia un reloj que colgaba al lado de la puerta. Me refresgue los ojos para ver si veía bien. Nueve y media.
-¡Maldición! –dije y salte de la cama y salí corriendo hacia mi cuarto. Me bañe y me lave los dientes lo mas rápido que pude -¿Por qué no me despertaron? ¡El instituto y la gran…! –no pude terminar la frase cuando golpearon la puerta de mi habitación -¡Ya va! –grite mientras me terminaba de poner mis converse negras.
Abrí la puerta y mire. Estaba Seth en la puerta. Su sonrisa me dejo congelada.
-Buenos días, dormilona –me dijo sonriente.
-¡Seth! –logre reaccionar -¿Qué ocurrió?
-Nada –dijo mientras entraba a mi habitación – ¿estas preparada?
-Si, ¿por?
-Soy tu transporte –sonrió –Alice dijo que te levantarías tarde, así que llevo un justificado de Carlisle que tenias que ir al hospital y que llegabas tarde.
-Gracias Alice… -susurre.
-¿Estas lista? –preguntó.
-Si… -dije mientras agarraba mi mochila y empujaba a Seth para salir de mi cuarto.
-Emm…no planeaba salir por la puerta –me dijo Seth.
-¿Entonces por donde?
Me agarro de la cintura, me llevo dentro del cuarto nuevamente y el quedo afuera.
-Espera un momento –me dijo.
Entre media confundida. A los segundos, entra el lobo de pelaje color arenoso. Me hizo sonreír.
-¡Que transporte! –solté -¿Dónde me pongo? –me hizo señas hacia su espalda –me estas jodiendo –solté. Puso los ojos en blanco -¡Esta bien, esta bien! –dije y me agarre de su cuello con mis manos.
El se asomo por el ventanal, dio el gran salto y empezó a correr. Odiaba admitirlo, pero era mas veloz que Jasper, pero no se si mas que Edward. Me aferre fuerte de su cuello y me llevaba entre el bosque. Nunca me sentí tan segura con Seth. Iba saltando de acá para allá, evitando todos los obstáculos. Era divertido. En un momento nos detuvimos.
-¿Qué sucede? –dije y me baje.
El me miro y se metió al bosque.
-¿Seth? ¿Dónde vas? –grite.
A los pocos segundos volvió el Seth que conocí sonriendo a carcajadas. Se había vuelto humano.
-Fue divertido –soltó. Yo también me reí. En ese momento sonó la campana del cambio de horario. La campana que indicaba que entraba a clase.
-Tenés que irte –me dijo medio triste.
-Si –respondí media triste también. Suspire y lo mire. Me acerque.
-Emm…Seth…
-Si…
-Hoy quiero contarte de algo –le dije tímidamente –algo de Edward.
-¿Te hizo daño? –dijo y se puso serio.
-No…hasta ahora –mire al suelo –pero necesito contárselo a alguien que no sea de la familia.
-Cuando quieras –me dijo.
No se porque, pero me acerque y lo abrase. Sus brazos me quemaban, pero me sentía bien. Muy bien para ser mas exacta. El apoyo su cabeza en la mía.
-Estoy para lo que necesites –me dijo y me beso la cabeza.
-Gracias –solté.
-Ve y entra –me ordeno mientras me soltaba –vas a llegar mas tarde todavía.
Lo solté, lo mire. Me sonrió. Fui casi corriendo. Fui hasta donde estaba la señora Stuart. Le dije lo que me había pasado y le di mi justificado. Obviamente era todo mentira. Me dijo que ya Alice le había contado algo, pero que el justificado alcanzaba. Me despedí y fui hacia donde estaba mi clase de Literatura. Golpee antes de entrar. La voz del señor Reed me dijo que entrara.
-Disculpe mi tardanza –le dije cuando me acerque a su escritorio. Por lo menos, la clase no estaba prestando atención a mi ingreso –tuve que…
-Si –me sonrió –su hermano me dijo todo…
“¡¿Mi hermano?!” pensé dentro de mí. Mire al fondo, donde me sentaba con Edward. Ahí estaba, como una estatua al dios más hermoso.
-Esta bien –me dijo el profesor –puedes ir a sentarte.
Camine por el pasillo hasta donde estaba Edward. Me senté a su lado media frustrada. Quería estar enojada, pero había algo que me lo impedía. Él sonreía. Lo mire de reojo mientras sacaba mis cosas. Sin darme cuenta, mi cuaderno se resbalo de mis manos y se cayó. Pero las manos de Edward lograron atraparlo antes que toque el piso.
-Gracias –dije por lo bajo.
-De nada –mostró media sonrisa.
Hubo un silencio entre nosotros dos en toda la clase. Trataba de concentrarme en la explicación del profesor Reed sobre el libro que estábamos leyendo, “Muerte de un forense” de P. D. James. Estaba muy bueno ese libro, ya lo había leído como cinco veces, con lo que la clase me resultaba un poco aburrida. Mire nuevamente a Edward. Estaba mirando fijo al señor Reed, pero su mirada estaba concentrada en otra cosa. Sus brazos estaban apoyados sobre el banco y jugando con la lapicera entre sus dedos. Su mirada estaba totalmente perdida. Estaba concentrado en algo que yo me moría por saber. Pero no sabia porque. En definitiva, yo tendría que estar enojada con él. Pero algo me lo impedía.
Mire hacia el señor Reed y empecé a pensar en lo que me había dicho Alice. Edward quería ser mi padre, quería experimentar de cómo seria ser tener una hija mortal. Pero ya tenia a Renesmee, ¿Qué mas quería? Yo ya tuve mi padre y no volvería a tener otro. Él tendría que entender que no es fácil. Hace mas o menos dos años y medio que había pasado lo del accidente. ¿Y realmente ya estaba preparada para tener un padre sustituto? Yo ya estaba bien con Carlisle, pero no quería que nadie sea mi padre. Ni tampoco veía a Bella como mi madre. Tal vez como hermana, pero no como madre. A ninguno de los Cullens lo veía como mis padres…solamente a Carlisle y a Esme. Ya me había acostumbrado a mirarlos de esa forma. Esme era tan amorosa, compinche, increíblemente hermosa. Y Carlisle tenia ese que se yo que tienen los padres, protector y hermoso también. Suspire. Ellos ya eran mi familia. Pero no de esa forma que fueron mis padres.
Sonó la campana que indicaba el almuerzo. Sin mirar a Edward, empecé a tomar mis cosas y guardarlas.
-Jaz, ¿puedo hablar un minuto contigo?
Una voz totalmente irreconocible estaba a mi lado. Levante mi rostro y vi quien era. Era un muchacho mas bien lindo, pelo oscuro, corto, tez pálida, alto, fornido y ojos claros. Su voz era profunda, pero a la vez dulce. Lo miraba tratando de reconocerlo.
-Mi nombre es Taylor –se presento sonriendo –Taylor Richmond. Soy tu compañero de literatura –un pequeño sonido vino de detrás mío. Mire por el rabillo de mis ojos. Edward estaba duro.
-Ah, disculpame que no te reconocí –trate de sonreírle –todavía me cuesta algunos nombres.
-Esta bien –sonrió –pasa. Emm…quería preguntarte que hacías mañana a la noche…
-¿Mañana? –solté como dudosa.
-Es miércoles. Quisiera…-suspiro medio avergonzado –quisiera invitarte al cine.
Eso me tomo desprevenida. Me sobresalte un poquito. Sentí que Edward se levanto de repente y se fue. Parecía enfurecido. Taylor se asustó.
-¿Al cine? –le pregunte mientras me levantaba para sacarlo de su susto.
-Si –me respondió y volvió su tranquilidad –dan unas pelis nuevas que me gustaría ver.
-Seguro –respondí. No podía creer que yo aceptara -¿en donde es?
-En Port Angeles –sonrió mas. Su dentadura era perfecta y resplandecía – ¿paso a buscarte a las siete?
-Vale –respondí.
-¿Te acompaño a dejar tus libros? –se ofreció.
Me acompaño todo el camino hacia mi casillero. Me pregunto de donde venia exactamente y me contó que él tenia familiares en Argentina. Yo sonreía. La verdad es que no sabia porque lo hacia. Pero tal vez salir un poco me haría bien. Seguimos caminando hasta la entrada de la cafetería. Era bastante gracioso este chico y me sentía bien con él. Cuando llegamos, se despidió.
-Bueno, me voy a sentar con mis amigos –parecía medio confundido -¿nos vemos al rato?
-Dale –sonreí.
-Nos vemos, niña bonita –me dijo en español y me dio un beso en la mejilla. Yo me puse colorada. Él se fue. Me tambalee por la cafetería, tome una bandeja y me serví lo que pensaba comer. Luego camine hasta la mesa de mi familia. Note que Edward no estaba.
-Buenas –salude.
-¿Cómo estas?
-Bien –le respondí a Bella.
-Edward se fue –soltó Alice como perdida –y no veo porque –me miro con sus hipnotizadores ojos medios oscuros. No había salido a cazar -¿Qué ocurrió?
Yo la mire confundida. Varios pares de ojos se situaron delante de mí.
-Nada, estaba en clase de Literatura y Taylor se acercó. Estuvimos hablando, me pidió salir al cine con él, me acompaño hasta acá y nada mas.
-Mmm...que raro, no lo vi –se sobresalto y los brazos de Jasper estuvieron en sus hombros -¿y si estoy perdiendo la capacidad…mía?
-No amor, ya sabes lo que dijo Carlisle. Con el tiempo se intensifica –Jasper la abrazo.
-¿Pero porque no pude verlo?
-Tu mente esta ocupada de varias cosas –susurro Bella –en Italia, en casa, en las chicas…tal vez solo tienes lagunas…
Alice hizo un pequeño puchero. Todos en la mesa se rieron despacio. Sus risas juntas parecían una sinfónica creada por el mejor músico del mundo. Mire a mi hermana. Estaba seria. ¿Qué le ocurría? Su mirada enfocaba frustración y a la vez algo que no podía definir. Me quede mirándola.
-Bueno, esto decide lo que estaba pensando –soltó Alice muy sonriente.
-¿Qué cosa? –le dije devolviéndole mi interés.
-Tenemos que ir de Shopping. Es lo único que me levanta el ánimo.
-¡¿Qué?! –casi grite. Yo…de shopping. No me veía ni ahí.
-Dale, primis –me suplico -¿vamos Nessie?
-Tengo que comprarme ropa –fue su respuesta –si van me uno.
Parecía acorralada. Decidí salirme por la tangente.
-Nan, si voy, ¿vas conmigo? –sonreí.
La mire. Ella miraba su plato sin haber comido nada, solo jugueteaba con ella. Sus ojos estaban abiertos como platos. No sabía que le pasaba. parecía estar muy confundida. Algo la perturbaba. Pensó mucho, suspiro. soltó su tenedor en el plato y lo quedo mirando.
-No lo se –respondió finalmente todavía sin mirarme –tengo tarea que hacer para mañana. Tengo que ponerme al día.
-Te ayudare –le dijo Rosalie. Eso me sorprendió.
-Gracias –dijo ella sonriéndole. Me pareció muy sospechoso. Muy rara vez mi hermana y yo no permanecíamos juntas, pero bueno. Creo que tenía razón. Pero me sorprendió el ofrecimiento de Rosalie. ¿Qué habría atrás de todo esto? ¿Por qué Emmett siempre estaba acompañando a mi hermana y Rosalie ayudándola? Creo que la razón me llego a mi mente. Y por algo no me sorprendió. Rosalie y Emmett querrían lo mismo que Edward conmigo. Ser padres de una mortal. Me quede con la boca abierta.
-Jaz, ¿sucede algo?
No logre responder. Solo miraba a mi hermana. Ella también me miraba igual. Con millones de preguntas en la cabeza sin poder decir ninguna. ¿Por qué me hacia esto? ¿Qué pasaba con nuestra hermandad de sangre? ¿ya no confiaba más en mí? El timbre del regreso a clases me saco de mis pensamientos. Todos se levantaron para tirar su comidas intactas y sus bebidas sin abrir menos mi hermana y yo.
-Emm…Jaz, tenemos que ir a Historia –me dijo Rosalie estando a mis espaldas.
-Esta bien –respondí yo levantándome y mirándola muy seriamente –vamos.
Fuimos a tirar la comida al tacho de basura (la de ella intacta y la mía a medio comer), mire por ultima vez a mi hermana y me fui con Rosalie. Me parecía bien. Tenia que hablar bastantes cosas con mi hermana postiza exuberante. Y esta vez va a ser muy en serio.
6. Atrapada
En mi inconciencia tuve como un sueño. Vi a la manada de Seth, él estaba a mi lado. Leah y Jacob estaban a su derecha e izquierda. No me permitían avanzar a un lugar donde yo quería ir. Seth me paso los brazos por la cintura y no me dejaba ir.
-Seth, quiero ir.
-No voy a permitirlo –me dijo medio dolido.
-¿Por qué? –exigí saber.
-No quiero verte mas dolida de lo que estas –me respondió.
Sin saber como, sentí que de mis ojos caían lagrimas. Me las limpie sin entender lo que estaba pasando. Mire para mis costados, estábamos en el mismo claro que el otro día vi. Hacia mi derecha estaba mi familia Cullen, pero estaban mal. Esme lloraba, de alguna forma, en los brazos de Carlisle, Alice estaba con Jasper totalmente deshecha, Bella, Nessie y Rosalie se abrazaban una a otras como consolándose. Delante de ellas, a pocos metros estaba Emmett totalmente destruido junto con Edward que estaba detrás de él y su mano reposaba en su hombro derecho. El rostro de Emmett demostraba dolor, furia, angustia y más cosas que eran inexplicables. Miraban hacia unos pocos metros adelante donde yacía algo negro en el piso. Al ver esa escena, quise zafarme de los brazos de Seth pero él me lo impedía. Quería ver porque mi familia estaba así. De repente, note que mi hermana no estaba. La busque con mi mirada: el bosque, el claro, entre la familia, entre los lobos. Nada.
-Nancy –dije –Nancy, ¿Dónde esta Nancy? –mire a Seth -¿Dónde esta mi hermana?
Seth me sostuvo más fuerte y apoyo su cabeza ardiente en mi cabello. Me beso en la cabeza y me contuvo.
-Seth, quiero a mi hermana…Seth, ¿Dónde esta Nancy? –empecé a ponerme histérica al no saber que pasaba y quería a mi hermana –Nancy…¡¡¡NANCY!!!
Me desperté gritando.
Mi hermana, que estaba a mi lado asustada, me tomo la mano y la cara para que la mire.
-Acá estoy, Jaz. Acá estoy –me dijo.
-Nancy –dije al mirarla. Estaba mas tranquila, pero se notaba que mi cara no lo estaba lo suficiente porque se asustó.
-Jaz, acá estoy, ¿Qué ocurrió? –me tomo con sus dos manos.
Mire a mí alrededor. Estaba acostada en el sillón, al lado mío estaba Nancy, sentado a mis pies estaba Seth con cara de preocupado mirándome. Decidí levantarme despacio. En seguida, Seth se paro y me ayudo. Me senté y mi hermana se sentó a mi lado derecho. Ninguno de mis primos estaba a la vista, hasta que Edward estuvo presente en un segundo delante de mí.
-Jaz, ¿estas bien?
-Si, Edward. Solo que…un poco mareada.
Seth se sentó al lado mío.
-Jaz, ¿Qué ocurrió?
-Nada…tuve un sueño inconsciente –mire a mi hermana y la abrase.
-Bueno –dijo Edward –creo que es hora que descansen –mire mi reloj. No pude creer que ya eran las diez de la noche –mañana hay instituto y tienen que descansar.
-Si…creo que es buena idea –suspire.
Mi hermana y yo nos estábamos por levantar e irnos cuando Seth me detiene. Lo mire.
-¿Qué ocurre Seth?
-Quisiera hablar contigo –me dijo con una sonrisa encantadora. Segada, le dije que si con la cabeza.
-Nos vemos arriba, hermana –me dijo Nancy y se fue.
-Por favor, vamos a la cocina.
Lo seguí. Llegamos a la cocina y me senté. El se quedo parado.
-¿Qué ocurre? –pregunte.
-Bueno, seguro que Renesmee te “mostró” lo que soy.
-Si…aunque tengo varias dudas.
El rió.
-Con el tiempo vas a entendernos –respondió y su sonrisa quedo en su rostro iluminándolo. Si que era lindo.
-Bien –dije tratando de esconder mi sonrisa tonta de mi rostro -¿eso solo era?
-Emm, no exactamente –respondió y se me acercó –quiero decirte algo.
-Ajam –dije tratando de contenerme.
Me miro a los ojos con sus hermosos ojos oscuros llenos de protección y dulzura. Me estremecí. Sentí como que mi corazón latía a cien por segundo. Era diferente que con Edward. Muy diferente. Edward me gustaba pero no al estilo que me gustaba Seth. Yo sentía a Edward como el hermano que nunca tuve. La reacción que tengo cada vez que él esta cerca es por algo de él que me provoca eso. Pero Seth…Seth era hermoso y me gustaba de la manera que se gusta un hombre y una mujer. Me había perdido en sus ojos cuando hablo.
-Jaz, tengo que contarte que…bueno, cuando Alice te vio y te dibujo…bueno, quería saber como se veía una Cullen humana –rió.
Yo también reí. Su sonrisa era bastante contagiosa, aparte de linda. Me sentía segura hablando con Seth. Parecía que entre en confianza apenas empezamos a hablar. Era un chico agradable…si se podría llamarle chico. Su físico lo hacia parecer de edad avanzada.
–Solo quiero que sepas que para lo que necesites estoy. Quiero ser el amigo que necesites, el hermano que nunca tuviste…quiero ser alguien cercano tuyo…
-Seth…emm…
-Igual…creo que con Edward cerca…y con lo que me contaste en tu cuarto… –me dijo mientras caminaba sin ningún rumbo sonriendo.
-¿Qué cosa? –respondí sinceramente sin saber de lo que me hablaba mientras lo seguía con la mirada. La sonrisa que reinaba en su rostro fue desapareciendo de a poco. El se puso serio, apoyo sus manotas en la mesa y me miro.
-Que parece que te gusta un familiar …y creo que es Edward.
-No es así…-intente responderle.
-¿Entonces como es? –me interrumpió de forma abrupta. Parecía enojado. Su boca fruncida y su mirada de odio me asustaron.
-Seth…creo que no es manera de que me hables de esa forma –lo frene.
-Disculpame –susurró. Parecía como que quería controlarse.
-Además, era en ese momento. Pero ahora es diferente –le dije- además…Edward es mi primo.
El rió irónicamente.
-¿Qué sucede?
-No son primos…en si –respondió –pero igual él esta con Bella…
-Lo se –dije –esa también es una razón. Además el me cuida, me protege…pero no de la forma en que lo hace un primo…eso me confunde.
No se porque, pero estando con Seth me podría sincerar. Lo sentía como alguien con quien hablar, a pesar de que sea…lobo. Sus ojos y su sonrisa me inspiraban confianza y certeza de que parecía un buen amigo.
-Mira…quiero decirte algo…quisiera contarte lo que pasa por su mente…
-¿Qué? ¿Tú también lees mentes? –le pregunte asombrada.
-Algo así –dijo como estando orgulloso de su poder -Es como un medio de comunicación cuando entro en fase. Cuando somos lobos es obvio que lo único que nos podemos comunicar es mediante la mente. No puedo esconder nada. Todo es expuesto por mis pensamientos. Cuando estoy en mi manada, ellos saben todo de mí. Mis sentimientos, mis pensamientos, cada cosa que se me cruce por la cabeza…
-Wow –respondí.
-Es feo no tener secretos –sonrió –pero confío en Jacob y Leah.
-¿Ellos dos son de tu manada?
-Si, en realidad, son dos manadas –dijo acercándose a mi –Una en la que el Alpha es Jake y otra, en la que están mis amigos…los que están en contra de que Jacob, Leah y yo estemos acá –me dijo.
-¿Por qué? –pregunte.
-Es una historia larga –sonrió –pero prometo comentártela otro día…
-Esta bien Seth –respondí mientras el solo me miraba.
Quedamos mirándonos. Seth era lindo. Y me gustaba mucho. Su sonrisa me hipnotizaba. El, al darse cuenta de la forma que lo miraba, sonrió.
-Mañana… ¿a que hora sales del instituto? –me preguntó.
-A las cuatro…creo.
-Esta bien. Cuando vuelvas, avisame. Con solo que te asomes por el bosque y me llames, yo estoy.
-¿Qué vas a hacer? –pregunte media divertida.
-Quiero contarte quien soy –me mostró su sonrisa brillante y encantadora –y también quiero saber de ti.
-Me parece bien –me pare, me dirigí a él y extendí mi mano –Jazmín Cullen –me presente. El sonrió.
-Seth Clearwater –dijo y me tomo de la mano –un gusto.
Los dos nos quedamos mirando sonriendo. Su sonrisa era tan…. No note que Edward estaba en la puerta.
-Jaz, creo que es mejor que vayas a acostarte –dijo mirando a Seth seriamente.
-Si –dije media avergonzada –hasta mañana, Seth.
-Que descanses –me dijo.
Antes de irme por las escaleras, lo mire por última vez. Estaba hablando seriamente con Edward. Era muy interesante ver como Seth podía controlarse. Podía hablar tranquilamente, pero las manos le temblaban. Decidí dejar que hablen. Yo no daba más de sueño.
Llegue a mi cuarto, abrí la puerta lo mas silencioso que pude y la cerré. Nan dormía. parecía que la única que iba a tener pesadillas con vampiros y lobos era yo. Me cambie mi ropa y me acosté. Mire por última vez en esa noche a mi hermana. La vi…tan tranquila que me contagio. Bostece y antes de dormirme, recordé nuestra ultima charla en Buenos Aires: “Yo también estoy nerviosa –había dicho ella y suspiró –pero no hay que temerle a nada. Si total, son humanos igual que nosotros”. Me reí de lo irónico que era y me dormí.
Los siguientes días fueron bastantes movidos. Carlisle se tomo el tiempo de contarnos a Nan y a mi la historia de la familia y de su conversión a vampiro. Edward en esos días se mostró bastante atento, yo diría demasiado, ya que pasaba mucho tiempo conmigo. No me dejaba ni a sol ni a sombra. Solo cuando estaba con Seth me dejaba tranquila. Seth me contó las historias de los lobos, junto con el Alfa Jacob, y las historias Quileutes. Después de eso, yo quise saber más y me llevo a la playa La Push, donde conocí a su madre que estaba en ese momento en la casa de Billy y el padre de Jacob. Así pasaron dos semanas.
Ese lunes llegue fundida de la casa de Emily a eso de las ocho a mi casa Cullen. Mi hermana estaba con Emmett afuera jugando a no se que cosa, pero parecía divertido. Entre y no encontré a nadie a la vista. Supuse que fueron a cazar.
Decidí ir a mi cuarto a leer un rato, pero no sin antes darme una buena ducha. Tenía un olor a sal y a mar en mi pelo que mataba. Fui hasta la puerta de mi cuarto.
-¿Jazmín?
Una voz masculina y formal me llamaba del lado derecho. Me di vuelta para ver quien me llamaba.
-Jasper –solté sorprendida -¿Qué sucede? Pensé que habías ido a cazar.
-No, fueron Esme, Carlisle, Nessie y Bella –sonrió algo nervioso -Emm…Alice quiere hablar contigo de algo. Dice que es de suma urgencia…
-¿Ella esta despierta ahora?
Me quedo mirando como si lo estuviera cargando.
-Cierto –recordé que no dormían.
-Esta ahí, en su cuarto. Ni idea lo que esta haciendo.
-Gracias –dije y mientras caminaba me detuvo nuevamente su voz.
-Jazmín…
-Jaz –lo corregí sonriendo y me di vuelta -¿Qué sucede, Jasper?
-No te preocupes por lo de los Vulturis…-una atmósfera de tranquilidad me inundo -va a estar todo bien…
-¿Cómo supiste que estaba pensando en eso? –reconocí.
-Seth me contó –sonrió. Yo suspire.
-Gracias, Jasper –respondí.
La verdad que en esos días no pensaba en otra cosa. Ellos podrían venir a buscarnos en cualquier momento. Y según lo que me comento Bella, no eran nada amigables si se había roto alguna ley. Camine por el pasillo hasta la puerta. Me detuve e iba a golpear, pero algo me detuvo de hacerlo.
-Pasa –me dijo la voz de Alice.
Yo, sorprendida, abrí la puerta y entre. El cuarto de Alice era bastante adolescente. Tenia su equipo de música hacia la derecha en un mueble donde también estaban todos los cd´s. Arriba de el equipo, en un estante largísimo, había muchos libros de diferentes materias parecía. Al lado del gran equipo cuyos parlantes daban para toda la habitación, estaba un gran armario que ocupaba mas o menos un tercio de toda la pared. Al frente de la entrada, o sea, de la puerta, estaba el gran ventanal que daba hacia el bosque con unas cortinas blancas corridas hacia los costados. Hacia el lado derecho del ventanal había un diván de cuero negro apoyado contra la pared cuya cabecera daba hacia el ventanal de la izquierda, que no se habría, pero que daba un hermoso paisaje. En el costado izquierdo estaba contra el ventanal había una gran cama de una plaza y media mas o menos bien acolchonada. Arriba de la misma había varios ositos de peluches de diferentes tipos: ositos, perritos, conejos…Encima del colchón tenia una frazada de telar con una imagen de un acantilado de noche con un lobo aullando a la luna. Me sorprendió de gran manera. Al frente de esta, del lado izquierdo y en transversal de la esquina, había un gran televisor de pantalla plana de no se cuantas pulgadas con el DVD, el Home Theatre y varias películas desparramadas. El piso era de madera excelentemente lustrada y encerada. Estaba todo tan ordenado y tan prolijo que a comparación de mi cuarto, este era el Teatro Colón. Cuando entre, ella estaba en la cama sentada y escribiendo. Ella levanto su mirada y me sonrió.
-Jaz, vení, sentate –dijo mientras me hacia un lugar al lado suyo.
Yo me acerque perpleja al ver la cama.
-Quedate tranquila –me dijo –recién salí de caza, así que no voy a morderte –y se rió de su chiste que para mi no tenia ninguna gracia.
-Lo que no entiendo –dije media rara todavía al sentarme –es lo de la cama…
-¡Ah! La puse por el tema que el otro día vino tu hermana a ver películas y como no tenia un lugar donde hacerla dormir, me anticipe y traje una –sonrió.
-Aja –logre decir –Emm…Jasper me dijo que querías hablar conmigo.
-Si –dijo seria y dejo sus cosas al lado de la cama –es algo serio.
Sus ojos atraparon a los míos. Me sentía como atrapada, como una débil presa sabiendo su destino. Su mirada quería como decirme algo. Eran tan calidos y a la vez tan dulces. Me hacían sentir como si estuviera con una amiga de mi edad. Parecía relajarme.
-Quiero que…te quedes tranquila con el tema de Los Vulturis –me empezó a decir –nosotros somos un aquelarre bastante fuerte…y uno de los mas grandes…
-¿En serio? –pregunte interesada.
-Si –estaba orgullosa –hay otro aquelarre parecido al de nosotros en Alaska. Es el aquelarre Denali y están compuestos por Tanya, Kate, Carmen y Eleazar. Son también vegetarianos…
Empezó a contarme de la historia de los Denali. Cuando se detuvo, aproveche.
-Pregunta –solté. Era una duda que tenia hacia varios días -¿tu como te convertiste?
Ella sonrió amablemente mientras sus ojos miraban el suelo.
-Cuando tenía unos diecisiete años mi madre me interno en un psiquiátrico por mi capacidad de tener visiones del futuro.
-¿Cuándo eras humana también lo tenias?
-Parece que si –sonrió –y ahí me hice amiga de uno de los que trabajaba en el hospital. Luego de un tiempo supe que era vampiro. En ese tiempo había un…vampiro que quería cazarme –note la diferencia que hizo cuando menciono la palabra vampiro –su nombre era James. Era un excelente rastreador y quería cazarme a toda costa. El viejo vampiro, mi amigo, se dio cuenta y decidió convertirme antes de que James me haga daño. Como venganza, James mato a mi amigo –suspiro –y como yo no recordaba nada de mi vida humana, anduve de aquí para allá hasta que “vi” que Jasper buscaba una compañera…y quise acompañarlo yo –puso cara feliz –fue una tarde de 1948 cuando lo encontré en Philadelphia. Ahí le dije que lo estaba esperando…fue muy gracioso. Él es todo un caballero… ¡Y me pidió disculpas por haber tardado! –hasta yo reí –y bueno, desde ese momento estamos juntos…Luego de un tiempo, en una de mis visiones vi a la familia de Carlisle y emprendimos el camino para encontrarlos. El día que vinimos no estaba Edward ni Emmett ni Rosalie; habían salido de caza. Le conté nuestra historia a Carlisle y nos adopto en seguida como sus hijos –su mirada estaba perdida –desde ese momento estoy muy agradecida a él y a Esme –una media sonrisa reapareció –me acuerdo cuando llegue que le ocupe el cuarto a Edward, ya que tenia mejor vista. ¡Tenias que ver su cara cuando me vio! Fue muy gracioso –su risa era como música refinada. Suspiro y me miro –y eso es lo que soy. La vampiresa adorable que forma parte de la familia Cullen.
Yo sonreí. Era una hermosa historia…a partir de que se convirtió.
-¿Y que paso con James?
-Lo matamos cuando intento matar a Bella hará…unos ocho años atrás.
-¿Estaba vivo hasta hace unos años?
-Aja –no debí sorprenderme.
-Wow –repetí -¿y…como recordas lo de antes de convertirte si dijiste que no recordabas?
-El día en que James intento matar a Bella, hizo una grabación en donde quedo todo…y ahí supe mi historia.
Quedo un vacío. Creo que ella estaba pensando. Su historia era un poco trágica realmente. No podía creer que una madre internara a su hija. La odie por unos minutos. En ese momento, pasaron varias cosas por mi cabeza. Entre ellas, una duda. ¿podría yo ayudar contra los Vulturis?
-Alice… -dije tímidamente –la verdad es que…me da cosa pensar que van a luchar contra los Vulturis…
-Quedate tranquila Jaz –me dijo mientras pasaba su brazo por entre mis hombros y me acercaba a ella –no va a pasarte nada…
-No es por eso –suspire –tengo miedo que les pase algo a ustedes.
Ella rió.
-No, no creo que puedan. Además no creo que vengan a pelear…
-Si yo me convirtiera –casi susurre y levante la cabeza para mirarla -¿cambiarían las cosas?
Ella suspiro. Creí que no seria difícil, pero lo fue. Mientras me acariciaba mi brazo derecho, sentí que en su silencio reinaba algo de paciencia.
-¿Alice?
-Jaz…creo que no te estas dando cuenta de algo…
Me asustó.
-¿Qué pasa?
-¿No te das cuenta de cómo te trata mi hermano?
-¿Eh?
-¡Edward! –casi grito – ¿no viste como te mira, como te cuida?
“¡Ay, Dios mío! ¡No soy la única que lo ve!” pensé. Ella suspiro y siguió.
-Edward te trata así…porque ve algo en ti que podría resultar…pero yo pienso que es una locura…es una total desconsideración...
-Alice, ¿podrías decirme de una vez que ocurre?
-Él… -suspiro. Si es posible sus ojos se apagaron y miraron al suelo-te ve como una hija…
Mis ojos se abrieron como platos. Creí sentir que la sangre descendía, me quede sin aire. ¿Edward…mi padre? Empecé a jadear.
-¿Jaz? ¡Jaz! –trataba de despertarme. Yo la escuchaba, pero no reaccionaba. No quería que nadie me hablara sobre tema parental. No quería saber nada.
-¡Jaz! –me grito y ahí desperté –Jaz, ¿estas bien?
-No –admití. El sueño se me fue al momento –no…no…no vuelvas a sacar el tema, por favor…
-Esta bien –dijo y me acurruco en su pecho. Ella me resguardo en sus brazos fríos –quedate tranqui, Jaz. Estoy acá…
Me quede con ella. No quería volver a mi cuarto y que mi hermana me viera así. No quería ver a nadie. Me quería quedar con Alice. Me quede de una pieza cuando me dijo eso. Yo no quería saber nada sobre padres. había pasado hace poco lo de mis padres que imaginarme a alguien como mi padre me ponía los pelos de punta. No, no quería. Definitivamente. Empecé a dormirme, mientras Alice me acariciaba mi brazo derecho y medio que me acunaba. Sirvió. Me dormí a los pocos minutos.
Al otro día desperté media confundida. Mire para todos lados. Ese no era mi cuarto. Me fije cada detalle. El cuarto de Alice. Me había quedado dormida ahí. Mire hacia un reloj que colgaba al lado de la puerta. Me refresgue los ojos para ver si veía bien. Nueve y media.
-¡Maldición! –dije y salte de la cama y salí corriendo hacia mi cuarto. Me bañe y me lave los dientes lo mas rápido que pude -¿Por qué no me despertaron? ¡El instituto y la gran…! –no pude terminar la frase cuando golpearon la puerta de mi habitación -¡Ya va! –grite mientras me terminaba de poner mis converse negras.
Abrí la puerta y mire. Estaba Seth en la puerta. Su sonrisa me dejo congelada.
-Buenos días, dormilona –me dijo sonriente.
-¡Seth! –logre reaccionar -¿Qué ocurrió?
-Nada –dijo mientras entraba a mi habitación – ¿estas preparada?
-Si, ¿por?
-Soy tu transporte –sonrió –Alice dijo que te levantarías tarde, así que llevo un justificado de Carlisle que tenias que ir al hospital y que llegabas tarde.
-Gracias Alice… -susurre.
-¿Estas lista? –preguntó.
-Si… -dije mientras agarraba mi mochila y empujaba a Seth para salir de mi cuarto.
-Emm…no planeaba salir por la puerta –me dijo Seth.
-¿Entonces por donde?
Me agarro de la cintura, me llevo dentro del cuarto nuevamente y el quedo afuera.
-Espera un momento –me dijo.
Entre media confundida. A los segundos, entra el lobo de pelaje color arenoso. Me hizo sonreír.
-¡Que transporte! –solté -¿Dónde me pongo? –me hizo señas hacia su espalda –me estas jodiendo –solté. Puso los ojos en blanco -¡Esta bien, esta bien! –dije y me agarre de su cuello con mis manos.
El se asomo por el ventanal, dio el gran salto y empezó a correr. Odiaba admitirlo, pero era mas veloz que Jasper, pero no se si mas que Edward. Me aferre fuerte de su cuello y me llevaba entre el bosque. Nunca me sentí tan segura con Seth. Iba saltando de acá para allá, evitando todos los obstáculos. Era divertido. En un momento nos detuvimos.
-¿Qué sucede? –dije y me baje.
El me miro y se metió al bosque.
-¿Seth? ¿Dónde vas? –grite.
A los pocos segundos volvió el Seth que conocí sonriendo a carcajadas. Se había vuelto humano.
-Fue divertido –soltó. Yo también me reí. En ese momento sonó la campana del cambio de horario. La campana que indicaba que entraba a clase.
-Tenés que irte –me dijo medio triste.
-Si –respondí media triste también. Suspire y lo mire. Me acerque.
-Emm…Seth…
-Si…
-Hoy quiero contarte de algo –le dije tímidamente –algo de Edward.
-¿Te hizo daño? –dijo y se puso serio.
-No…hasta ahora –mire al suelo –pero necesito contárselo a alguien que no sea de la familia.
-Cuando quieras –me dijo.
No se porque, pero me acerque y lo abrase. Sus brazos me quemaban, pero me sentía bien. Muy bien para ser mas exacta. El apoyo su cabeza en la mía.
-Estoy para lo que necesites –me dijo y me beso la cabeza.
-Gracias –solté.
-Ve y entra –me ordeno mientras me soltaba –vas a llegar mas tarde todavía.
Lo solté, lo mire. Me sonrió. Fui casi corriendo. Fui hasta donde estaba la señora Stuart. Le dije lo que me había pasado y le di mi justificado. Obviamente era todo mentira. Me dijo que ya Alice le había contado algo, pero que el justificado alcanzaba. Me despedí y fui hacia donde estaba mi clase de Literatura. Golpee antes de entrar. La voz del señor Reed me dijo que entrara.
-Disculpe mi tardanza –le dije cuando me acerque a su escritorio. Por lo menos, la clase no estaba prestando atención a mi ingreso –tuve que…
-Si –me sonrió –su hermano me dijo todo…
“¡¿Mi hermano?!” pensé dentro de mí. Mire al fondo, donde me sentaba con Edward. Ahí estaba, como una estatua al dios más hermoso.
-Esta bien –me dijo el profesor –puedes ir a sentarte.
Camine por el pasillo hasta donde estaba Edward. Me senté a su lado media frustrada. Quería estar enojada, pero había algo que me lo impedía. Él sonreía. Lo mire de reojo mientras sacaba mis cosas. Sin darme cuenta, mi cuaderno se resbalo de mis manos y se cayó. Pero las manos de Edward lograron atraparlo antes que toque el piso.
-Gracias –dije por lo bajo.
-De nada –mostró media sonrisa.
Hubo un silencio entre nosotros dos en toda la clase. Trataba de concentrarme en la explicación del profesor Reed sobre el libro que estábamos leyendo, “Muerte de un forense” de P. D. James. Estaba muy bueno ese libro, ya lo había leído como cinco veces, con lo que la clase me resultaba un poco aburrida. Mire nuevamente a Edward. Estaba mirando fijo al señor Reed, pero su mirada estaba concentrada en otra cosa. Sus brazos estaban apoyados sobre el banco y jugando con la lapicera entre sus dedos. Su mirada estaba totalmente perdida. Estaba concentrado en algo que yo me moría por saber. Pero no sabia porque. En definitiva, yo tendría que estar enojada con él. Pero algo me lo impedía.
Mire hacia el señor Reed y empecé a pensar en lo que me había dicho Alice. Edward quería ser mi padre, quería experimentar de cómo seria ser tener una hija mortal. Pero ya tenia a Renesmee, ¿Qué mas quería? Yo ya tuve mi padre y no volvería a tener otro. Él tendría que entender que no es fácil. Hace mas o menos dos años y medio que había pasado lo del accidente. ¿Y realmente ya estaba preparada para tener un padre sustituto? Yo ya estaba bien con Carlisle, pero no quería que nadie sea mi padre. Ni tampoco veía a Bella como mi madre. Tal vez como hermana, pero no como madre. A ninguno de los Cullens lo veía como mis padres…solamente a Carlisle y a Esme. Ya me había acostumbrado a mirarlos de esa forma. Esme era tan amorosa, compinche, increíblemente hermosa. Y Carlisle tenia ese que se yo que tienen los padres, protector y hermoso también. Suspire. Ellos ya eran mi familia. Pero no de esa forma que fueron mis padres.
Sonó la campana que indicaba el almuerzo. Sin mirar a Edward, empecé a tomar mis cosas y guardarlas.
-Jaz, ¿puedo hablar un minuto contigo?
Una voz totalmente irreconocible estaba a mi lado. Levante mi rostro y vi quien era. Era un muchacho mas bien lindo, pelo oscuro, corto, tez pálida, alto, fornido y ojos claros. Su voz era profunda, pero a la vez dulce. Lo miraba tratando de reconocerlo.
-Mi nombre es Taylor –se presento sonriendo –Taylor Richmond. Soy tu compañero de literatura –un pequeño sonido vino de detrás mío. Mire por el rabillo de mis ojos. Edward estaba duro.
-Ah, disculpame que no te reconocí –trate de sonreírle –todavía me cuesta algunos nombres.
-Esta bien –sonrió –pasa. Emm…quería preguntarte que hacías mañana a la noche…
-¿Mañana? –solté como dudosa.
-Es miércoles. Quisiera…-suspiro medio avergonzado –quisiera invitarte al cine.
Eso me tomo desprevenida. Me sobresalte un poquito. Sentí que Edward se levanto de repente y se fue. Parecía enfurecido. Taylor se asustó.
-¿Al cine? –le pregunte mientras me levantaba para sacarlo de su susto.
-Si –me respondió y volvió su tranquilidad –dan unas pelis nuevas que me gustaría ver.
-Seguro –respondí. No podía creer que yo aceptara -¿en donde es?
-En Port Angeles –sonrió mas. Su dentadura era perfecta y resplandecía – ¿paso a buscarte a las siete?
-Vale –respondí.
-¿Te acompaño a dejar tus libros? –se ofreció.
Me acompaño todo el camino hacia mi casillero. Me pregunto de donde venia exactamente y me contó que él tenia familiares en Argentina. Yo sonreía. La verdad es que no sabia porque lo hacia. Pero tal vez salir un poco me haría bien. Seguimos caminando hasta la entrada de la cafetería. Era bastante gracioso este chico y me sentía bien con él. Cuando llegamos, se despidió.
-Bueno, me voy a sentar con mis amigos –parecía medio confundido -¿nos vemos al rato?
-Dale –sonreí.
-Nos vemos, niña bonita –me dijo en español y me dio un beso en la mejilla. Yo me puse colorada. Él se fue. Me tambalee por la cafetería, tome una bandeja y me serví lo que pensaba comer. Luego camine hasta la mesa de mi familia. Note que Edward no estaba.
-Buenas –salude.
-¿Cómo estas?
-Bien –le respondí a Bella.
-Edward se fue –soltó Alice como perdida –y no veo porque –me miro con sus hipnotizadores ojos medios oscuros. No había salido a cazar -¿Qué ocurrió?
Yo la mire confundida. Varios pares de ojos se situaron delante de mí.
-Nada, estaba en clase de Literatura y Taylor se acercó. Estuvimos hablando, me pidió salir al cine con él, me acompaño hasta acá y nada mas.
-Mmm...que raro, no lo vi –se sobresalto y los brazos de Jasper estuvieron en sus hombros -¿y si estoy perdiendo la capacidad…mía?
-No amor, ya sabes lo que dijo Carlisle. Con el tiempo se intensifica –Jasper la abrazo.
-¿Pero porque no pude verlo?
-Tu mente esta ocupada de varias cosas –susurro Bella –en Italia, en casa, en las chicas…tal vez solo tienes lagunas…
Alice hizo un pequeño puchero. Todos en la mesa se rieron despacio. Sus risas juntas parecían una sinfónica creada por el mejor músico del mundo. Mire a mi hermana. Estaba seria. ¿Qué le ocurría? Su mirada enfocaba frustración y a la vez algo que no podía definir. Me quede mirándola.
-Bueno, esto decide lo que estaba pensando –soltó Alice muy sonriente.
-¿Qué cosa? –le dije devolviéndole mi interés.
-Tenemos que ir de Shopping. Es lo único que me levanta el ánimo.
-¡¿Qué?! –casi grite. Yo…de shopping. No me veía ni ahí.
-Dale, primis –me suplico -¿vamos Nessie?
-Tengo que comprarme ropa –fue su respuesta –si van me uno.
Parecía acorralada. Decidí salirme por la tangente.
-Nan, si voy, ¿vas conmigo? –sonreí.
La mire. Ella miraba su plato sin haber comido nada, solo jugueteaba con ella. Sus ojos estaban abiertos como platos. No sabía que le pasaba. parecía estar muy confundida. Algo la perturbaba. Pensó mucho, suspiro. soltó su tenedor en el plato y lo quedo mirando.
-No lo se –respondió finalmente todavía sin mirarme –tengo tarea que hacer para mañana. Tengo que ponerme al día.
-Te ayudare –le dijo Rosalie. Eso me sorprendió.
-Gracias –dijo ella sonriéndole. Me pareció muy sospechoso. Muy rara vez mi hermana y yo no permanecíamos juntas, pero bueno. Creo que tenía razón. Pero me sorprendió el ofrecimiento de Rosalie. ¿Qué habría atrás de todo esto? ¿Por qué Emmett siempre estaba acompañando a mi hermana y Rosalie ayudándola? Creo que la razón me llego a mi mente. Y por algo no me sorprendió. Rosalie y Emmett querrían lo mismo que Edward conmigo. Ser padres de una mortal. Me quede con la boca abierta.
-Jaz, ¿sucede algo?
No logre responder. Solo miraba a mi hermana. Ella también me miraba igual. Con millones de preguntas en la cabeza sin poder decir ninguna. ¿Por qué me hacia esto? ¿Qué pasaba con nuestra hermandad de sangre? ¿ya no confiaba más en mí? El timbre del regreso a clases me saco de mis pensamientos. Todos se levantaron para tirar su comidas intactas y sus bebidas sin abrir menos mi hermana y yo.
-Emm…Jaz, tenemos que ir a Historia –me dijo Rosalie estando a mis espaldas.
-Esta bien –respondí yo levantándome y mirándola muy seriamente –vamos.
Fuimos a tirar la comida al tacho de basura (la de ella intacta y la mía a medio comer), mire por ultima vez a mi hermana y me fui con Rosalie. Me parecía bien. Tenia que hablar bastantes cosas con mi hermana postiza exuberante. Y esta vez va a ser muy en serio.
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Re: Fic: "Cullens"
Orale!!! Los dos ultimos me dejaron helada y mas con lo que Edward queria a Jazmin de hija, O.o asi me quede jejeje
Espero leer mas pronto (=
Espero leer mas pronto (=
Invitado- Invitado
Re: Fic: "Cullens"
Me gusto mucho, y cada vez se pone más interesante..... Muero por leer más.
Invitado- Invitado
Re: Fic: "Cullens"
7. Preguntas y Respuestas
Llegamos antes de que empiece la clase. Nos sentamos juntas, sacamos nuestros útiles sin dirigirnos ninguna palabra, y empezamos a releer los apuntes.
En realidad, yo estaba enfocada en otra cosa. ¿Cómo ella pudo llenarle la cabeza a mi hermana? ¿No sabe lo que estábamos viviendo? Fue muy duro para nosotras, y la seguimos pasando. Quise hablarle, pero el profesor había ingresado a la clase y no había oportunidad de hablar. Pero tampoco quería esperar.
Saque una hoja de mi cuaderno y empecé a escribir con la mejor letra que tenía:
¿Qué hablaste con mi hermana anoche?
Ella sorprendida por la hoja, la tomo disimuladamente y la leyó. Luego tomo su lapicera y me escribió:
Cosas de primas…
La diferencia de letras me tomo desprevenida. Respire hondo, tome mi lapicera y volví a escribir:
Esta rara y estoy preocupada. Y lo peor es que no me lo dice. ¿Te contó algo?
Le di la nota y la leyó. Vi que suspiro. No encontré la necesidad para que lo haga. Tomo su pluma y empezó a recorrer la hoja. Lo hacía con tal gracia y elegancia que mire a mi birome con ganas de romperla. Se extendía mucho. Impaciente, la miraba de reojo.
-¡Sh! –me dijo sonriente por lo bajo –no espíes.
-Dios mío… -le respondí por lo bajo y me sonreí.
Por fin había terminado. Me entrego la hoja. Disimuladamente baje mi carpeta y disimulaba que leía mis apuntes cuando abrí muy cuidadosamente la hoja. Leí:
Hay algo que a Emmett y a mi nos atrae mucho. Y nunca pudimos…ya sabes porque. Y es tener un hijo. Edward y Bella ya lo tienen y se ven tan felices…que me gustaría experimentarlo. Hable con Emmett y…llegamos a la conclusión de que nos gustaría de tener como hija a Nancy…
No se como, pero arrugue un poco la hoja con mi mano. Iba a escribirle algo, pero decidí terminar de leer. La mire de reojo. Ella me miraba con sus ojos dorados como expectante. Que raro que el profesor no le dijo nada. Seguí leyendo:
Hable con ella anoche y le conté lo que opinaba. Ella me quedo mirando como no pudiendo responder. Finalmente, en medio de mis explicaciones, ella dijo que lo pensaría. Me contó que ella a veces, a pesar de que te tenia, sentía una soledad que no podía explicar. Extraña mucho a tus padres. Necesita a alguien mas que un amigo, mas que una pareja, mas que un hermano…a quien abrazar y sentirse protegida. Pero a la vez no quiere dejarte aparte. Le conté lo de Edward. Ella quedo pensativa y me dijo finalmente que lo pensaría y tomaría la decisión mas adecuada. Y también dijo que iba a contártelo…pero se ve que le cuesta. Perdóname, se que debe ser fuerte, pero solo hable con ella de eso. Nada más. No soy capaz de obligarla a hacer nada que no quiera.
Respire hondo. Mi hermana ya sabía lo de Edward. Y medio como que lo aceptaba. Ahora entendía su reacción. Pero ella no sabía todo lo que había dicho yo. Que yo estaba en contra…pero también sentía lo mismo que ella. Necesitaba a alguien. Necesitaba a alguien que me ayude con la tristeza que llevaba adentro…con las cosas típicas de adolescentes. No sabía a quien recurrir ya que toda mi atención estaba en proteger a mi hermana. Pero ella necesitaba a alguien. Empecé a escribir:
Lo de Edward yo todavía no se que hacer pero eso es tema aparte. Ni siquiera hablamos hoy. Rosalie…voy a respetar la decisión de mi hermana sea cual fuera con tal que sea feliz. Es mi hermana y quiero lo mejor para ella. Cuídala y protegela, por favor. Es lo...unico que me queda...
Se la entregue. Mi corazón empezó a latir fuerte sin motivo que yo entendiera. Solo deseaba que mi hermana sea feliz. Eso es todo. La quiero. La amo. Es mi hermana, la única familia “sanguínea” que tengo. Y tal vez necesite a alguien mejor que yo. Y Rosalie es la mejor que puede criarla junto con Emmett. Con un padre así, ¿Quién se animaría a salir con mi hermana? sonreí. Mire a Rosalie. Su sonrisa era tan brillante y feliz que me cegó. Su mirada era de gratitud que no alcanzaban las palabras para explicar. Si podía seguro que lloraba. Se seco las lágrimas que no cayeron en sus mejillas y guardo el papel. Seguro que se lo mostraría a Nancy. No me sorprendería.
Lamentablemente, no preste nada de atención a la clase. Toco la campana de cambio de clase. Me tocaba informática, una de las clases que me encontraba sin ningún familiar.
Antes de irme para mis casilleros, Rosalie me abrazo. Me sorprendió bastante. Su cuerpo frío y marmóreo era tan duro pero a la vez era cómodo.
-Gracias –me susurro con su voz suave –te lo agradezco de corazón.
-No te preocupes –le respondí.
Se despidió y se fue. Yo caminaba lento hacia mis casilleros con millones de cosas en la cabeza. Mi hermana merecía lo mejor pero creo que era muy pronto para empezar a pensar en alguien “sustituto”. Me dieron escalofríos. Pensé que lo mejor era no pensar en ello.
Dando más importancia a mis pensamientos que a mi caminata, me tropecé con un escalón y caí torpemente como era mi costumbre. Al no tener a Alejandro a mi lado que se anticipaba a mis caídas y me sostenía, me sentía estúpida y vulnerable. Una triste mortal. A los dos segundos, Taylor estuvo a mi lado.
-Jaz, ¿estas bien? –pregunto mientras me levantaba de un brazo.
-Si, solo que parece que pusieron un escalón nuevo –dije irónicamente y me sacudí la ropa. El se sonrió.
-Por lo menos no te hiciste daño.
-Gracias por ayudarme –le dije.
-De nada –respondió –aquí están tus libros.
Me había olvidado que en mi gran caída ellos habían volado por los aires. Le agradecí nuevamente.
-¿Qué tienes ahora?
-Informática.
-Te acompaño hasta tu curso –se sonrió –por las dudas que vuelvan a poner un nuevo escalón por ahí.
Nos reímos los dos. Me acompaño y me despidió en la puerta de mi salón. Taylor era muy buen chico, pero no me interesaba mas que una amistad con el. Por ahora. Lo miraba solo como amigo.
La hora paso bastante rápido. Nos dieron un trabajo practico que debíamos hacerlo en varios programas. Me resulto sencillo. Mientras los hacia, me acorde de Edward. No entendía porque había reaccionado así. Al fin de cuentas el era solo mi primo y quería hacérselo entender mediante todo esto. Salí y por primera vez en estos días camine sola hasta el estacionamiento. Mire hacia donde tendría que estar el Volvo, pero en vez de estar el auto plateado, estaba el Porsche amarillo de Alice. Me acerque con más velocidad que la de costumbre con la boca semi abierta. Todos los alumnos rodeaban el auto. Tuve que empujar a algunos para poder entrar. Finalmente lo logre y mire el interior. Solo estaba Alice.
-¿Los demás? –pregunte mientras entraba y la música salía levemente.
-Están en casa ya –dijo feliz. Su sonrisa deslumbraba -¡Hace rato quería traer a mi bebe al colegio!
-¿Por qué se fueron tan rápido los demás?
-Les avise que hoy a la noche tendríamos visita.
La puerta fue sutilmente golpeada. Era mi hermana.
-¿Alice? –pregunto.
-Entra –dijo ella –tenemos que irnos.
Nancy entro y Alice hizo rugir el motor. Todos afuera empezaron a hacer exclamaciones de aprobación hacia el auto de mi prima. Salio del estacionamiento y empezó su diversión. Noventa…ciento diez….ciento cincuenta…
-Alice –susurre.
-¿Si? –su voz musical parecía hacerle el coro al motor.
-El…velocímetro…
-Quedate tranqui –me miro –confía en mi…
-Lo hago –y le sonreí forzadamente –pero por favor, mira hacia delante.
Rió y me hizo caso. Por el espejo retrovisor mire a mi hermana. Estaba perdida en sus pensamientos mientras miraba por la ventanilla. quería hablarle pero en el momento indicado.
Obviamente, llegamos a la casa Cullen a los diez minutos. Bajamos con nuestras mochilas al hombro. Estaba lloviznando. Fuimos para la entrada, pero Alice nos paro.
-¿Qué pasa?
-Vamos por este lado –me dijo señalando por la puerta que habíamos entrado por primera vez cuando llegamos.
-O.K… -soltamos con mi hermana y la seguimos.
Pasamos por la sala donde estaba el piano y escuchamos que había música en la sala principal. No logre distinguir quien era, pero era buena música. Entramos y estaban todos muy bien vestidos. No entendía nada. ¿Qué había pasado?
-Me voy a cambiar –dijo Alice y fue al primer piso en un abrir y cerrar de ojos.
-Hola chicas –saludo Carlisle –hoy festejamos algo muy importante… -mi hermana y yo nos miramos –hace un mes de su llegada de Argentina.
Ahí entendimos todo, pero ¿era para tanto? Mire a todos y note que Edward no estaba. Otra vez. Estaba Bella con un hermoso vestido azul de seda que le llegaba hasta las rodillas que dejaba la espalda al descubierto, su pelo lucia un hermoso peinado con bucles en las puntas; Rosalie vestía un hermoso vestido color negro que le llegaba hasta la rodilla, tal vez un poco mas. Era escotado y en el lado del muslo derecho tenia un tajo que dejaba ver su hermosa piel. también tenía un peinado con el pelo planchado que dejaba ver su rubio más brillante. Esme tenía un vestido rosado parecido al estilo de Rosalie, pero tenia unos detalles con puntillas cerca del escote y su peinado también era hermoso. Renesmee estaba vestida con hermoso vestido negro con algún arreglo con rojo en algunas partes, unas sandalias haciendo juego y su pelo hermosamente acomodado. Al lado de ella estaba un joven alto, musculoso, de pelo corto y bastante lindo que vestía de negro frac. Era muy parecido a Seth. Debería ser el Alfa de la manada, Jacob. Los hombres llevaban sus fracs. negros impecables y muy elegantemente. Todos parecían modelos. En unos segundos apareció Alice al lado de Jasper con un vestido que le llegaba hasta la rodilla, en las puntas tenia unos pequeños volados, en la cintura tenia una cinta del mismo color que el vestido que disimulaba un cinto. Su peinado estaba bastante arreglado y llevaba una bincha pequeña que apenas pude verla. Todos estaban espectaculares. Me mire a mí y a mi hermana. Parecíamos que fuimos a pedir caridad.
-Vamos, chicas, a cambiarse –dijo sonriente Alice mientras nos llevaba hasta la escalera -¡A las siete tenemos que estar preparados! En mi cuarto esta el vestido de Jaz y en el suyo el de Nancy.
Mire el reloj, las seis. Sin decir nada, corrimos hacia nuestros respectiti cuartos. Abrí la puerta, corrí hacia el baño y me bañe. Salí, me seque lo más rápido que pude. Note que Alice había dejado enchufada mi planchita y el secador. Me seque el pelo lo más rápido que pude y lo planche. Me maquille un poco y fui en busca de mi ropa. Cuando vi lo que era casi me ahogue con el aire. Era un vestido negro, totalmente liso con algunos detalles en el escote, en donde terminaba (cerca de la rodilla) los bordes parecían desgarrados dándole un efecto genial. Las sandalias, también negras, tenían poco taco, pero el modelo era hermoso. Me lo puse sin dudar. Alice tenía un exquisito gusto por la ropa. Al terminar, me mire al espejo. Por primera vez en mi vida, note que era parecida a mi padre. Sus rasgos estaban en mis ojos y en mi rostro. Pero al mirarme mejor, también vi algo que no había notado. Tenía rasgos también de Carlisle. Me quede dura de la impresión. Mi blanca piel, un poco mi nariz y alguna curvatura de mis labios hacían que me pareciera a Carlisle. Quise tocar mi rostro, pero mi mano quedo en el aire. Unos golpecitos en la puerta me sacaron de mis pensamientos.
Llegamos antes de que empiece la clase. Nos sentamos juntas, sacamos nuestros útiles sin dirigirnos ninguna palabra, y empezamos a releer los apuntes.
En realidad, yo estaba enfocada en otra cosa. ¿Cómo ella pudo llenarle la cabeza a mi hermana? ¿No sabe lo que estábamos viviendo? Fue muy duro para nosotras, y la seguimos pasando. Quise hablarle, pero el profesor había ingresado a la clase y no había oportunidad de hablar. Pero tampoco quería esperar.
Saque una hoja de mi cuaderno y empecé a escribir con la mejor letra que tenía:
¿Qué hablaste con mi hermana anoche?
Ella sorprendida por la hoja, la tomo disimuladamente y la leyó. Luego tomo su lapicera y me escribió:
Cosas de primas…
La diferencia de letras me tomo desprevenida. Respire hondo, tome mi lapicera y volví a escribir:
Esta rara y estoy preocupada. Y lo peor es que no me lo dice. ¿Te contó algo?
Le di la nota y la leyó. Vi que suspiro. No encontré la necesidad para que lo haga. Tomo su pluma y empezó a recorrer la hoja. Lo hacía con tal gracia y elegancia que mire a mi birome con ganas de romperla. Se extendía mucho. Impaciente, la miraba de reojo.
-¡Sh! –me dijo sonriente por lo bajo –no espíes.
-Dios mío… -le respondí por lo bajo y me sonreí.
Por fin había terminado. Me entrego la hoja. Disimuladamente baje mi carpeta y disimulaba que leía mis apuntes cuando abrí muy cuidadosamente la hoja. Leí:
Hay algo que a Emmett y a mi nos atrae mucho. Y nunca pudimos…ya sabes porque. Y es tener un hijo. Edward y Bella ya lo tienen y se ven tan felices…que me gustaría experimentarlo. Hable con Emmett y…llegamos a la conclusión de que nos gustaría de tener como hija a Nancy…
No se como, pero arrugue un poco la hoja con mi mano. Iba a escribirle algo, pero decidí terminar de leer. La mire de reojo. Ella me miraba con sus ojos dorados como expectante. Que raro que el profesor no le dijo nada. Seguí leyendo:
Hable con ella anoche y le conté lo que opinaba. Ella me quedo mirando como no pudiendo responder. Finalmente, en medio de mis explicaciones, ella dijo que lo pensaría. Me contó que ella a veces, a pesar de que te tenia, sentía una soledad que no podía explicar. Extraña mucho a tus padres. Necesita a alguien mas que un amigo, mas que una pareja, mas que un hermano…a quien abrazar y sentirse protegida. Pero a la vez no quiere dejarte aparte. Le conté lo de Edward. Ella quedo pensativa y me dijo finalmente que lo pensaría y tomaría la decisión mas adecuada. Y también dijo que iba a contártelo…pero se ve que le cuesta. Perdóname, se que debe ser fuerte, pero solo hable con ella de eso. Nada más. No soy capaz de obligarla a hacer nada que no quiera.
Respire hondo. Mi hermana ya sabía lo de Edward. Y medio como que lo aceptaba. Ahora entendía su reacción. Pero ella no sabía todo lo que había dicho yo. Que yo estaba en contra…pero también sentía lo mismo que ella. Necesitaba a alguien. Necesitaba a alguien que me ayude con la tristeza que llevaba adentro…con las cosas típicas de adolescentes. No sabía a quien recurrir ya que toda mi atención estaba en proteger a mi hermana. Pero ella necesitaba a alguien. Empecé a escribir:
Lo de Edward yo todavía no se que hacer pero eso es tema aparte. Ni siquiera hablamos hoy. Rosalie…voy a respetar la decisión de mi hermana sea cual fuera con tal que sea feliz. Es mi hermana y quiero lo mejor para ella. Cuídala y protegela, por favor. Es lo...unico que me queda...
Se la entregue. Mi corazón empezó a latir fuerte sin motivo que yo entendiera. Solo deseaba que mi hermana sea feliz. Eso es todo. La quiero. La amo. Es mi hermana, la única familia “sanguínea” que tengo. Y tal vez necesite a alguien mejor que yo. Y Rosalie es la mejor que puede criarla junto con Emmett. Con un padre así, ¿Quién se animaría a salir con mi hermana? sonreí. Mire a Rosalie. Su sonrisa era tan brillante y feliz que me cegó. Su mirada era de gratitud que no alcanzaban las palabras para explicar. Si podía seguro que lloraba. Se seco las lágrimas que no cayeron en sus mejillas y guardo el papel. Seguro que se lo mostraría a Nancy. No me sorprendería.
Lamentablemente, no preste nada de atención a la clase. Toco la campana de cambio de clase. Me tocaba informática, una de las clases que me encontraba sin ningún familiar.
Antes de irme para mis casilleros, Rosalie me abrazo. Me sorprendió bastante. Su cuerpo frío y marmóreo era tan duro pero a la vez era cómodo.
-Gracias –me susurro con su voz suave –te lo agradezco de corazón.
-No te preocupes –le respondí.
Se despidió y se fue. Yo caminaba lento hacia mis casilleros con millones de cosas en la cabeza. Mi hermana merecía lo mejor pero creo que era muy pronto para empezar a pensar en alguien “sustituto”. Me dieron escalofríos. Pensé que lo mejor era no pensar en ello.
Dando más importancia a mis pensamientos que a mi caminata, me tropecé con un escalón y caí torpemente como era mi costumbre. Al no tener a Alejandro a mi lado que se anticipaba a mis caídas y me sostenía, me sentía estúpida y vulnerable. Una triste mortal. A los dos segundos, Taylor estuvo a mi lado.
-Jaz, ¿estas bien? –pregunto mientras me levantaba de un brazo.
-Si, solo que parece que pusieron un escalón nuevo –dije irónicamente y me sacudí la ropa. El se sonrió.
-Por lo menos no te hiciste daño.
-Gracias por ayudarme –le dije.
-De nada –respondió –aquí están tus libros.
Me había olvidado que en mi gran caída ellos habían volado por los aires. Le agradecí nuevamente.
-¿Qué tienes ahora?
-Informática.
-Te acompaño hasta tu curso –se sonrió –por las dudas que vuelvan a poner un nuevo escalón por ahí.
Nos reímos los dos. Me acompaño y me despidió en la puerta de mi salón. Taylor era muy buen chico, pero no me interesaba mas que una amistad con el. Por ahora. Lo miraba solo como amigo.
La hora paso bastante rápido. Nos dieron un trabajo practico que debíamos hacerlo en varios programas. Me resulto sencillo. Mientras los hacia, me acorde de Edward. No entendía porque había reaccionado así. Al fin de cuentas el era solo mi primo y quería hacérselo entender mediante todo esto. Salí y por primera vez en estos días camine sola hasta el estacionamiento. Mire hacia donde tendría que estar el Volvo, pero en vez de estar el auto plateado, estaba el Porsche amarillo de Alice. Me acerque con más velocidad que la de costumbre con la boca semi abierta. Todos los alumnos rodeaban el auto. Tuve que empujar a algunos para poder entrar. Finalmente lo logre y mire el interior. Solo estaba Alice.
-¿Los demás? –pregunte mientras entraba y la música salía levemente.
-Están en casa ya –dijo feliz. Su sonrisa deslumbraba -¡Hace rato quería traer a mi bebe al colegio!
-¿Por qué se fueron tan rápido los demás?
-Les avise que hoy a la noche tendríamos visita.
La puerta fue sutilmente golpeada. Era mi hermana.
-¿Alice? –pregunto.
-Entra –dijo ella –tenemos que irnos.
Nancy entro y Alice hizo rugir el motor. Todos afuera empezaron a hacer exclamaciones de aprobación hacia el auto de mi prima. Salio del estacionamiento y empezó su diversión. Noventa…ciento diez….ciento cincuenta…
-Alice –susurre.
-¿Si? –su voz musical parecía hacerle el coro al motor.
-El…velocímetro…
-Quedate tranqui –me miro –confía en mi…
-Lo hago –y le sonreí forzadamente –pero por favor, mira hacia delante.
Rió y me hizo caso. Por el espejo retrovisor mire a mi hermana. Estaba perdida en sus pensamientos mientras miraba por la ventanilla. quería hablarle pero en el momento indicado.
Obviamente, llegamos a la casa Cullen a los diez minutos. Bajamos con nuestras mochilas al hombro. Estaba lloviznando. Fuimos para la entrada, pero Alice nos paro.
-¿Qué pasa?
-Vamos por este lado –me dijo señalando por la puerta que habíamos entrado por primera vez cuando llegamos.
-O.K… -soltamos con mi hermana y la seguimos.
Pasamos por la sala donde estaba el piano y escuchamos que había música en la sala principal. No logre distinguir quien era, pero era buena música. Entramos y estaban todos muy bien vestidos. No entendía nada. ¿Qué había pasado?
-Me voy a cambiar –dijo Alice y fue al primer piso en un abrir y cerrar de ojos.
-Hola chicas –saludo Carlisle –hoy festejamos algo muy importante… -mi hermana y yo nos miramos –hace un mes de su llegada de Argentina.
Ahí entendimos todo, pero ¿era para tanto? Mire a todos y note que Edward no estaba. Otra vez. Estaba Bella con un hermoso vestido azul de seda que le llegaba hasta las rodillas que dejaba la espalda al descubierto, su pelo lucia un hermoso peinado con bucles en las puntas; Rosalie vestía un hermoso vestido color negro que le llegaba hasta la rodilla, tal vez un poco mas. Era escotado y en el lado del muslo derecho tenia un tajo que dejaba ver su hermosa piel. también tenía un peinado con el pelo planchado que dejaba ver su rubio más brillante. Esme tenía un vestido rosado parecido al estilo de Rosalie, pero tenia unos detalles con puntillas cerca del escote y su peinado también era hermoso. Renesmee estaba vestida con hermoso vestido negro con algún arreglo con rojo en algunas partes, unas sandalias haciendo juego y su pelo hermosamente acomodado. Al lado de ella estaba un joven alto, musculoso, de pelo corto y bastante lindo que vestía de negro frac. Era muy parecido a Seth. Debería ser el Alfa de la manada, Jacob. Los hombres llevaban sus fracs. negros impecables y muy elegantemente. Todos parecían modelos. En unos segundos apareció Alice al lado de Jasper con un vestido que le llegaba hasta la rodilla, en las puntas tenia unos pequeños volados, en la cintura tenia una cinta del mismo color que el vestido que disimulaba un cinto. Su peinado estaba bastante arreglado y llevaba una bincha pequeña que apenas pude verla. Todos estaban espectaculares. Me mire a mí y a mi hermana. Parecíamos que fuimos a pedir caridad.
-Vamos, chicas, a cambiarse –dijo sonriente Alice mientras nos llevaba hasta la escalera -¡A las siete tenemos que estar preparados! En mi cuarto esta el vestido de Jaz y en el suyo el de Nancy.
Mire el reloj, las seis. Sin decir nada, corrimos hacia nuestros respectiti cuartos. Abrí la puerta, corrí hacia el baño y me bañe. Salí, me seque lo más rápido que pude. Note que Alice había dejado enchufada mi planchita y el secador. Me seque el pelo lo más rápido que pude y lo planche. Me maquille un poco y fui en busca de mi ropa. Cuando vi lo que era casi me ahogue con el aire. Era un vestido negro, totalmente liso con algunos detalles en el escote, en donde terminaba (cerca de la rodilla) los bordes parecían desgarrados dándole un efecto genial. Las sandalias, también negras, tenían poco taco, pero el modelo era hermoso. Me lo puse sin dudar. Alice tenía un exquisito gusto por la ropa. Al terminar, me mire al espejo. Por primera vez en mi vida, note que era parecida a mi padre. Sus rasgos estaban en mis ojos y en mi rostro. Pero al mirarme mejor, también vi algo que no había notado. Tenía rasgos también de Carlisle. Me quede dura de la impresión. Mi blanca piel, un poco mi nariz y alguna curvatura de mis labios hacían que me pareciera a Carlisle. Quise tocar mi rostro, pero mi mano quedo en el aire. Unos golpecitos en la puerta me sacaron de mis pensamientos.
Invitado- Invitado
Re: Fic: "Cullens"
Ooh por dios!!! Me dejaste en suspenso jajajaja Muy lindo, quiero saber quien toca a su puerta xDD Esperare por mas (=
Invitado- Invitado
Re: Fic: "Cullens"
Buenisimo como siempre.... Sabes que siempre estoy a la espera de las actualizaciones.
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Jue Dic 26, 2013 1:03 am por Thiago Vulturi
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Jue Dic 26, 2013 12:48 am por Thiago Vulturi
» Afiliacion de: Lectores Oscuros
Dom Nov 04, 2012 11:06 am por Edward Cullen
» Isabella Swan . Ficha
Jue Sep 27, 2012 7:46 pm por Mary Alice Brandon Cullen
» Me presento....
Vie Sep 14, 2012 8:35 pm por Edward Cullen
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Vie Sep 14, 2012 8:02 pm por Edward Cullen
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Vie Sep 14, 2012 7:18 pm por Edward Cullen
» Ficha de Alice Cullen
Vie Sep 14, 2012 2:26 pm por Renesmee C. Cullen
» Personajes
Vie Sep 14, 2012 1:48 pm por Renesmee C. Cullen